La semana pasada les contábamos lo llamativo del silencio del Vaticano acerca de la situación de Cuba, donde el domingo 11 de julio se produjeron protestas contra el régimen comunista con las consiguientes detenciones. Ayer, durante el ángelus dominical, siete días después, Francisco mencionó al pueblo cubano.
«Estoy también cerca del querido pueblo cubano en estos momentos difíciles, especialmente de las familias que más sufren. Rezo al Señor para que lo ayude a construir en paz, diálogo y solidaridad una sociedad cada vez más justa y fraterna. Exhorto a todos los cubanos a encomendarse a la protección materna de la Virgen María de la Caridad del Cobre. Ella los acompañará en este camino», dijo Francisco tras el rezo del Ángelus.
Con esta referencia, el Papa ponía fin a siete días de absoluto silencio sobre la situación que ha vivido Cuba en los últimos días. El Santo Padre expresó antes su cercanía a las víctimas de las inundaciones producidas en Holanda, Bélgica y Alemania, e hizo un llamamiento a la paz en Sudáfrica, que está viviendo episodios de violencia en los últimos tiempos.
Les ofrecemos las palabras del Papa antes y después de la oración mariana publicadas en español por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
La actitud de Jesús que observamos en el Evangelio de la Liturgia de hoy (Mc 6,30-34) nos ayuda a comprender dos aspectos importantes de la vida. El primero es el descanso. A los Apóstoles que regresan de las fatigas de la misión y, con entusiasmo, se ponen a contar todo lo que han hecho, Jesús les dirige con ternura una invitación: «Venid vosotros solos a un lugar desierto, para descansar un poco» (v. 31). Les invita al descanso.
Haciendo esto, Jesús nos da una valiosa enseñanza. A pesar de que se alegra de ver a sus discípulos contentos por los prodigios de su predicación, no se alarga en felicitaciones y preguntas, sino que se preocupa de su cansancio físico e interior. ¿Y por qué hace esto? Porque quiere ponerles en guardia contra un peligro que está siempre al acecho, también para nosotros: el peligro de dejarse llevar por el frenesí del hacer, de caer en la trampa del activismo, en el que lo más importante son los resultados que obtenemos y el sentirnos protagonistas absolutos. Cuántas veces sucede también en la Iglesia: estamos atareados, vamos deprisa, pensamos que todo depende de nosotros y, al final, corremos el riesgo de descuidar a Jesús y ponernos siempre nosotros en el centro. Por eso Él invita a los suyos a reposar un poco en otro lugar, con Él. No se trata solo de descanso físico, sino también de descanso del corazón. Porque no basta “desconectar”, es necesario descansar de verdad. ¿Y esto cómo se hace? Para hacerlo, es preciso regresar al corazón de las cosas: detenerse, estar en silencio, rezar, para no pasar de las prisas del trabajo a las de las vacaciones. Jesús no se sustraía a las necesidades de la multitud, pero cada día, antes que nada, se retiraba en oración, en silencio, en la intimidad con el Padre. Su tierna invitación —descansad un poco— debería acompañarnos: guardémonos, hermanos y hermanas, del eficientismo, paremos la carrera frenética que dicta nuestras agendas. Aprendamos a detenernos, a apagar el teléfono móvil, a contemplar la naturaleza, a regenerarnos en el diálogo con Dios.
Sin embargo, el Evangelio narra que Jesús y los discípulos no pueden descansar como querían. La gente los encuentra y acude desde todas partes. Entonces el Señor se compadece. He aquí el segundo aspecto: la compasión, que es el estilo de Dios. El estilo de Dios es cercanía, compasión y ternura. Cuántas veces, en el Evangelio, en la Biblia, encontramos esta frase: “Tuvo compasión”.
Conmovido, Jesús se dedica a la gente y comienza a enseñar (cfr. vv. 33-34). Parece una contradicción, pero en realidad no lo es. De hecho, solo el corazón que no se deja secuestrar por la prisa es capaz de conmoverse, es decir, de no dejarse llevar por sí mismo y por las cosas que tiene que hacer, y de darse cuenta de los demás, de sus heridas, de sus necesidades. La compasión nace de la contemplación. Si aprendemos a descansar de verdad, nos hacemos capaces de compasión verdadera; si cultivamos una mirada contemplativa, llevaremos adelante nuestras actividades sin la actitud rapaz de quien quiere poseer y consumir todo; si nos mantenemos en contacto con el Señor y no anestesiamos la parte más profunda de nuestro ser, las cosas que hemos de hacer no tendrán el poder de dejarnos sin aliento y devorarnos. Necesitamos —escuchad esto—, necesitamos una “ecología del corazón” compuesta de descanso, contemplación y compasión. ¡Aprovechemos el tiempo estivo para ello! Nos ayuda mucho.
Y ahora, recemos a la Virgen, que cultivó el silencio, la oración y la contemplación, y que se conmueve siempre con ternura por nosotros, sus hijos.
Después del Ángelus
Expreso mi cercanía a las poblaciones de Alemania, Bélgica y Holanda, afectadas por catastróficos aluviones. Que el Señor acoja a los difuntos y conforte a sus familiares. Que sostenga el esfuerzo de todos para socorrer a quien ha sufrido daños graves.
En esta última semana han llegado, desgraciadamente, noticias de episodios de violencia que han agravado la situación de muchos de nuestros hermanos de Sudáfrica, ya afectados por dificultades económicas y sanitarias a causa de la pandemia. Junto con los Obispos del país, hago un apremiante llamamiento a todos los responsables para que trabajen por la paz y colaboren con las Autoridades a fin de proporcionar asistencia a los necesitados. ¡Que no se olvide el deseo que ha guiado al pueblo de Sudáfrica para renacer en la concordia entre todos sus hijos!
Estoy también cerca del querido pueblo cubano en estos momentos difíciles, especialmente de las familias que más sufren. Rezo al Señor para que lo ayude a construir en paz, diálogo y solidaridad una sociedad cada vez más justa y fraterna. Exhorto a todos los cubanos a encomendarse a la protección materna de la Virgen María de la Caridad del Cobre. Ella los acompañará en este camino.
Saludo a los numerosos jóvenes presentes, especialmente a los grupos del Oratorio San Antonio de Nova Siri, de la parroquia María Reina de todos los Santos de Parma, de la parroquia del Sagrado Corazón de Brescia, y del Oratorio Don Bosco de San Severo. Queridos jóvenes, ¡buen camino por la vía del Evangelio!
Saludo a las novicias de las Hijas de María Auxiliadora, y a los fieles de la Unidad pastoral de Camisano y Campodoro en la Diócesis di Vicenza. Deseo saludar de corazón a los chicos del CVS de la Apulia, que están conectados con nosotros a través de la televisión.
Y deseo a todos un feliz domingo. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la vista!
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Si deseamos pensar bien, hemos de procurar conocer la verdad, es decir, la realidad de las cosas. ¿De qué sirve discurrir con sutileza, o con profundidad aparente, si el pensamiento no está conforme con la realidad?
Jaime Balmes
Y como un jabato. Qué brío. Ni Jesús con el látigo en el templo…
Bueno, pero ha hablado, hubiese sido peor el silencio atronador
Cierto: habló el buey y dijo «mú». Parece que olvida que los conflictos de Cuba se llaman dictadura comunista y los de Sudáfrica el nuevo apartheid y persecución zulú de Ramaphosa contra los blancos, dejando corto al terrorista Mandela. Este hombre está para sopitas y quietud, con una memoria tan floja.
Esto y nada es lo mismo. No ha condenado el régimen cubano. Palabras sólo para disimular.
Sacerdote Mariano, no puede condenar este repugnante gobierno cubano, el es de la misma cuerda, su ideologia que tiene grabada a fuego en su cerebro no se lo permite, sería humillarse demasiado, es la apología de la terquedad y el orgullo
Y por cierto, del discurso del Papa, me parece muy desafortunada su afirmación «necesitamos una ecología del corazón.»
La hacían muy bien con daga florentina sus antecesores Borgia.
Una vela a Dios y otra al diablo; aunque la del díablo es mucho más grande. Con este 1 mp05 t0r no hay sino d384ql3.
Diálogo… ha dicho diálogo. Como nuestros políticos. Con cierta clase de gente, sobre todo si es comunista, no hay diálogo que valga. Ya debería saberlo.
Con Salvini no predicó diálogo y solidaridad, sino beligerancia explícita.
Me parece que lo que ha dicho sobre Cuba, lo podría haber dicho de cualquier otra situación de calamidad. Ha qué se refiere el papa: ¿inundaciones, terremotos, incendios, meteorito…? No se ha referido para nada a la realidad cubana. Podría haber aludido a las autoridades como ha hecho con Sudáfrica, pero eso no, que yo nunca he sido de derechas, dijo su santidad a un entrevistador español, de un medio escorado a la izquierda.
Ha qué se refiere el papa… Falta de ortografía que duelen hasta los ojos. A qué se refiere el papa…
En otros lugares ha denunciado. Por que no en Cuba? No hay quien luche por nosotros! Ven Señor a liberarnos
Porque es masón y un masón a los ordenes de la élite, no puede hablar mal de un gobierno comunista. Este ha ido dándose besitos con Chavez, Maduro, Morales etc, en cambio, cuando un presidente católico, como V. Orban o como Trump en su momento, le pide una audiencia o la consagración al Sagrado Corazón de Rusia, le dice a Putin que: «no se lo vuelva a pedir mas». Este es el falso profeta que está preparando la silla de Pedro al anticristo, y parece ser que por ese camino vamos, ya que tras esta operación, según las advertencias Marianas, ya no le queda mucho tiempo de vida. Un año o menos, mas bien menos, porque el anticristo deberá sentarse un seis de Junio. O sea; 6-6-¿2022?(6)
Es muy fuerte que S.S. denuncie enérgicamente todas las guerras entre bandos armados y no se denuncie que un ejercito-policia y para-militares a sueldo de un gobierno masacre a su propio pueblo civil y desarmado como sucede en cuba, venezuela y nicaragua. Ante esto, silencio. Es complicidad y ayudar expresamente a estos asesinos de civiles. Hasta en las guerras se denuncia con mas fuerza la muerte de civiles. Aqui ejercito armado y balas contra civiles desarmados y SILENCIO; y como mucho; «Procurad llevarse bien»: DANTESCO y CRUEL.