Omella, Cindy Crawford y la trampa del diálogo

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Ante la perplejidad expresada por algunos sobre el extraño elenco de participantes en la conferencia ‘Exploring the Mind, Body & Soul’ organizada por el Vaticano, la respuesta oficiosa es que llevar a gente ajena por completo a la visión católica fomenta el ‘diálogo’, ya saben.

Si invitásemos solo a quienes están plenamente de acuerdo con lo que enseña la Iglesia, nos sentiríamos encantados y nadie se quejaría”, explica al National Catholic Register sobre la conferencia que se celebrará a principios de mayo, organizada por el Vaticano Tomasz Trafny, director de la sección Ciencia y Fe del Pontificio Consejo para la Cultura, que dirige el cardenal Gianfranco Ravassi. “Por eso invitamos a personas que piensan de modo distinto a fin de crear una oportunidad para que expliquen lo que hacen, pero también para desafiarlas y plantear preguntas difíciles”.

Ya saben: diálogo, diálogo, diálogo, esa palabra sacra de nuestros días, citada recientemente con la debida reverencia por el presidente de nuestro propio episcopado, cardenal Juan José Omella. No sé si se han dado cuenta, pero el término ‘diálogo’ se ha convertido últimamente en una palabra trampa, en una coartada verbal. Cuando uno se fija, los adalides del diálogo siempre optan por dialogar con una parte, nunca con la otra.

Porque lo que dice Trafny puede tener cierto sentido. San Pablo no solo predicaba en las sinagogas, sino en el ágora griega, delante de cientos de personas con ideas muy diferentes a las suyas. Traer a una conferencia de fondo científico organizada por el Vaticano a expertos y estudiosos de reconocido prestigio y alta cualificación puede enriquecer ese bendito diálogo y plantear cuestiones fascinantes. Pero, ¿se trata de eso?

Vayamos, por ejemplo, a los participantes de la citada conferencia que han causado mayor perplejidad. Tenemos a Joe Perry, famoso guitarrista de Aerosmith e inventor de una salsa picante. Está el omnipresente Deepak Chopra, chamán de la New Age y exitoso promotor de cursos de meditación de pago. Contamos, asimismo, con Jane Goodall, la mujer de los gorilas, que además de ecologista, pacifista, vegetariana y toda la retahíla de adscripciones bendecidas por el siglo, equipara a sus simios con los humanos (en detrimento de estos últimos). No podía faltar Chelsea Clinton, esa mujer hecha a sí misma que se beneficia de la feliz coincidencia de ser hija de un expresidente de Estados Unidos y de una candidata al mismo puesto, abortista a ultranza. Y la primera supermodelo en aparecer desnuda en Play Boy, Cindy Crawford, que sin duda podrá aportar interesantes cuestiones sobre la relación entre la mente, el cuerpo y el alma.

¿Qué tienen todas estas personas en común? No exactamente su competencia científica o académica. Lo primero y principal es que son famosos, famosos para el mundo, queremos decir, como cuando llevaron a Kathy Perry para hablar de meditación transcendental.

Y lo segundo, que todos ellos están escorados en una misma dirección: la predominante en el mundo, la aplaudida por los medios seculares. Y aquí está la trampa del ‘diálogo’, que se dirige únicamente en una misma dirección, la misma a la que están deseando acercarse los pastores hoy.

Esta dicotomía se ve bien en las recientes palabras del cardenal Omella. He contado en su mensaje ocho citas relativas al diálogo. Por ejemplo, “La sinodalidad de la Iglesia es un llamamiento a entrar en diálogo con todos, un diálogo que renueva constantemente la Iglesia”. O, hablando de la dichosa pandemia, una crisis que solo vamos a solucionar, dijo en su monólogo, “solo si vamos todos a una, aceptando el diálogo y no el monólogo como vía para encontrar soluciones, podremos avanzar y salir de este bache”. En un aparte, déjenme hacer notar la ironía del comienzo de ese mismo párrafo: “El virus no lo podemos combatir aisladamente”, cuando precisamente todas las medidas que ellos son los primeros en aplaudir consisten básicamente en formas de aislamiento.

Pero, en definitiva, diálogo como valor supremo. ¿Con todos? No, por supuesto. Para eso reserva el cardenal otro juego de manos verbal: “No es momento para disputas inertes”. ¿Ven qué fácil? Hablar con unos, los elegidos, es diálogo constructivo, necesario, de escucha atenta y voluntad de aprender; con otros, en cambio, son solo “disputas inertes”.

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Comentarios
13 comentarios en “Omella, Cindy Crawford y la trampa del diálogo
    1. El Vaticano se muestra muy dialogante con los anticatólicos, pero en cambio el Papa Francisco se niega a «dialogar» con los cardenales firmantes de las dubia, o con los que él define como «rígidos.»

      1. Estoy totalmente de acuerdo , yo aun estoy esperando que me contesten a una carta quejandome del la canallada a mi Arzobispo y no se me ha dicho ni mú Dialogo con los que estan fuera que no van a entrar y callada antes los que estan dentro, que a pesar de todo nos quedaremos

  1. 1. Si el Vaticano ha organizado una serie de conferencias con fondo científico para conocer la verdad objetiva como verdad de Dios me parece magnífico, se invite a quien se invite porque la Ciencia no habla de Dios, pero revela Su Creación y lo da a conocer por la razón humana.
    2. En cada conferencia lo coherente es invitar a científicos y a ponentes que puedan aportar algo a la Ciencia con cuestiones que estén dentro de su competencia. Eso sí, la Ciencia es universal, la misma para un chino, que para un español que para un americano. Y es objetiva, no depende de mi pensamiento, de mi mente, y es inteligible, no es absurda, por lo que no vale decir sí y no al mismo tiempo de algo. La Ciencia no son opiniones.
    3. En el Concilio Vaticano I en los Cánones sobre la Revelación: 1. Si alguno dijere que Dios, uno y verdadero, nuestro creador y Señor, no puede ser conocido con certeza a partir de las cosas que han sido hechas, con la luz natural de la razón humana: sea anatema.

  2. jesus trajo la confesion de pecados y yo traigo la confesion de amor en el chat
    Hacemos confesiones de pecados y confesiones de amor, si una chica rn rl chat te gusta yo te ayudo,para que salgais juntos en una kedada milagros se hacen todos los dias.

  3. El diálogo, si no lleva a la Evangelización, es una pérdida de tiempo, y es algo que debe situarse fuera de los puramente eclesiástico. La Iglesia no fomenta foros de retórica, fomenta la conversión a la fe redentora. Para la retórica o las tertulias ya existen clubes y foros de sobra en ambientes extracanónicos.

  4. Si no recuerdo mal , en tiempos de Benedicto XVI, se creó un dicasterio llamado Consejo para el diálogo con los no creyentes, que posteriormente reformó e integró en el Pontificio Consejo de Cultura, entendiendo que la cultura es el ámbito natural del diálogo con los no creyentes.
    Ya la estrategia o pertinencia de las inicitivas de ese diálogo es otra cuestión. Unas mejores que otras.

  5. No os habéis enterado. Lo que pretende el Vaticano es que estos famosos nos den un testimonio del infier no en que viven sus almas tan alejadas de Dios. Lo de San Agustín: Nos hiciste para Ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Ti.

  6. Me hace mucha gracia: A mí el diálogo me parece muy bien. Es mejor dialogar que matarse a palos. Pero que » simpáticos » estos que , hay que dialogar con todos (los anticatólicos o ateos, etc) , pero con los tuyos , no a los diálogos inertes, o no a los rígidos.
    Realmente conmovedor.
    De chiste, vamos.

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