Actualización: Al día siguiente de la publicación de este artículo, la Cadena COPE rectificó y lo modificó, quitando a Kamala Harris como «buena noticia».
La radio de los obispos, la Cadena COPE, en su página web, titula así: Rafa Nadal, Kamala Harris y la vacuna: las buenas noticias de este 2020.
Nada diré de Nadal, sino que, como buena noticia, quizá sea un tanto magra, más para un medio nacido en estricta teoría para evangelizar (o que la vendan) y, si me apuran, de un exlusivismo patriotero que desdice de los aires globalistas que soplan hoy en la Iglesia.
En cuanto a la vacuna, ya vimos ayer que la descentralización predicada, tanta sinodalidad y parresia, se traduce más bien en su contrario, en la más servil y minuciosa imitación de las obsesiones personalísimas del soberano. Y si el soberano nos impele a vacunarnos como en una nueva dispensación, allá que van los nuestros por no ser menos.
Pero debo reconocer que considerar ‘buena noticia’ a Kamala Harris, queremos pensar que a su previsible entronización americana cuando en breve desplace al titubeante Biden, parece más una sangrante ironía, como si en el 249 los cristianos hubieran saludado como una bendita nueva la llegada al poder del emperador Decio.
Y es que si algo caracteriza a la Harris no es el hecho de tener la presidencia a la mano siendo singularmente impopular -tuvo que retirarse de las primarias demócratas precisamente por eso-, sino su odium fidei, su abortismo llevado a extremos bárbaros y su demostrada preferencia por censurar y condenar a los creyentes, como fue el caso del periodista que destapó el tráfico de órganos de fetos abortados por Planned Parenthood.
Y es que es de ver cómo vamos de rápido, eso de pasar del “no obsesionarnos” por las cuestiones de vida y familia, cuando la Iglesia Católica era el reconocido campeón en esta crucial guerra cultural, a celebrar como gran noticia del año, una de las tres mejores de 2020, la llegada al poder de esta Nerón morena.
Hace tiempo ya que los medios de comunicación de la iglesia española, tanto COPE como la 13tv, son una vergüenza y un escándalo. No nos quejamos ya de que, en la deriva hacia la degeneración social absoluta, los medios de la iglesia española se hagan los locos; ahora nos conformamos con que no se alíen con nuestro enemigos de forma tan entusiasta y descarada.
Ha llegado, en fin, un momento en que marcar la X en la casilla de la Iglesia empieza a ser un grave problema de conciencia, un modo de colaborar con nuestra propia destrucción.
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