Arturo Sosa: «El coronavirus pone de manifiesto las debilidades de la estructura social y política»

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Hoy la Iglesia celebra al fundador de la Compañía de Jesús, Ignacio de Loyola, santo sacerdote español que fundó la orden en 1534. Por ese motivo, Vatican News ha entrevistado al sucesor del santo, el actual superior de la Institución religiosa, el venezolano Arturo Sosa.

Para el padre Sosa, la piedra angular de la espiritualidad ignaciana “es el encuentro personal y profundo con Jesucristo, el Crucificado, resucitado. Y esa experiencia lleva a una tal familiaridad con Dios que uno se hace capaz de encontrar a Dios en todo momento y en todas las cosas”. Este encuentro se convierte en “una experiencia liberadora por la cual se adquiere la libertad interior, que es la condición para ser guiado por el Espíritu Santo y, por tanto, hacerse disponible a hacer solamente la voluntad de Dios”, aseguró.

También tuvo espacio para hablar del coronavirus: “los jesuitas, los compañeros y compañeras en la misión estamos experimentando las mismas pruebas de toda la población que está padeciendo la epidemia, sobre todo, las consecuencias sociales de esta epidemia y las consecuencias políticas y económicas”. Creo que se le ha olvidado las espirituales, con millones de personas sin acceso a los sacramentos y en muchos sitios sin poder siquiera entrar en una iglesia.

Según el sucesor de san Ignacio la pandemia “pone de manifiesto las debilidades de la estructura social y política en la que vivimos”, y añade que “se superará de algún modo el problema de salud, pero quedarán consecuencias políticas, económicas y sociales, y que ni siquiera nos imaginamos en este momento y que ya empezamos a experimentar”.

Sosa señala que esta experiencia “es una confirmación del discernimiento que se hizo a las preferencias apostólicas universales, y de la misión que hemos recibido del Santo Padre para llevarlas adelante”. ¿Cuáles son esas preferencias apostólicas a las que se refiere?: Promover el discernimiento, caminar con los excluidos, acompañar a los jóvenes y ―¡Qué sorpresa!― ocuparse del cuidado de la casa común. Esas son las cuatro preferencias apostólicas universales que presentaron los jesuitas para los próximos diez años.

El superior de los jesuitas también habla de las consecuencias que el virus está teniendo en Hispanoamérica. “Comparto plenamente el inmenso dolor de tanta gente que está sufriendo las consecuencias sea porque han perdido familiares, sea porque han perdido personas amigas, sea porque están padeciendo la enfermedad, sea porque no tiene acceso a las estructuras que los puedan curar o porque han perdido su trabajo, porque no ven posibilidades de futuro”, asegura Sosa.

“No queremos un mundo así, no queremos un mundo donde siempre los pobres son los que pagan la factura y para ello tenemos que realmente organizar estrategias para cambiar estructuras políticas y sociales que hagan posible enfrentar epidemias, que siempre tendremos en un modo distinto, y que podamos realmente humanizar nuestra vida”, manifiesta.

Sobre las vocaciones en la Compañía de Jesús explica que “siempre hay jóvenes generosos que aceptan esta invitación a formar parte de este cuerpo” y comenta que “hay un crecimiento muy grande en algunas zonas de Asia, Asia meridional y en todo el continente africano, donde hay muchísimos jóvenes que encuentran en la Compañía un ideal de vida”.