Obispo americano prohíbe la misa ‘ad orientem’ en plena pandemia

Papa Francisco celebrando Ad Orientem
|

El obispo norteamericano de Boise, en Idaho, Peter Christensen, ha ordenado a sus sacerdotes que celebren la misa de cara al pueblo y no de cara a Dios, lo que, aparte de que pueda parecer abusivo -la forma tradicional ‘ad orientem’ es perfectamente lícita sin necesidad de pedir un permiso previo al ordinario-, resulta un tanto absurdo cuando no hay ‘pueblo’ alguno al que encarar.

Porque resulta que nada más hacer públicas sus ‘instrucciones sobre liturgia’, Christensen, obispo de Boise, canceló la celebración de los sacramentos en toda su diócesis. La celebración ‘ad orientem’, que ha sido la única forma durante toda la historia de la Iglesia hasta la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, fue ‘liberada’ por el anterior pontífice, Benedicto XVI, en su motu proprio Summorum pontificum. Aunque la misa tradicional nunca ha sido abolida, su celebración exigía previamente la autorización expresa del ordinario de la diócesis.

De hecho, el veto de Christensen no se refiere a la misa tradicional, sino a la postconciliar, que permite una gran diversidad de modalidades, entre ellas la celebración ‘ad orientem’. La postura habitual de la misa Novus Ordo, con el sacerdote celebrando de cara a los fieles, se justifica como un medio de fomentar la participación de los fieles y subrayar el aspecto comunitario de la celebración. Pero ahora, con los sacerdotes celebrando en solitario, supondría dar la espalda al altar para encarar a nadie en absoluto. Es decir, no parece tener el menor sentido.

Pero Christensen no quiere que se introduzcan entre su clero las malas costumbres de la rigidez tradicionalista que podrían desarrollarse en estos días de soledad litúrgica, y apela para justificar su curiosa prohibición a la “armonía y unidad”.

Christensen prohibió también recibir la Comunión de rodillas e instruyó a los sacerdotes para que no utilicen reclinatorios o comulgatorios, pues éstos pueden implicar una “preferencia para arrodillarse”. Además, Christensen quiere que se le informe la celebración de toda Misa Tradicional en latín, “junto con la frecuencia y la asistencia”.

No hay que decir que, salvo en las misas retransmitidas por algún medio telemático, el obispo no tiene forma de saber si sus sacerdotes están o no siguiendo fielmente sus instrucciones.