El Papa pide a los fieles chinos que ‘promuevan’ el Evangelio

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En medio de la más acalorada refriega hasta la fecha en torno a los pactos secretos suscritos por Pekín y el Vaticano, Su Santidad ha tenido la extraordinaria presencia de ánimo de dedicar su mensaje de oración mensual a los fieles de China, a los que pide que ‘promuevan’ el Evangelio, “pero sin proselitismo”.

El vídeo de la Intención de Oración del Papa de este mes va dirigido a los fieles chinos, justo cuando el cardenal arzobispo emérito de Hong Kong, Joseph Zen, está inmerso en una acalorada disputa con el cardenal Re, decano del Consejo Cardenalicio, que fue el encargado de responder en una durísima carta a las ardientes denuncias de su colega chino, para quien los pactos, obra maquiavélica de Parolin, podrían traducirse en la desaparición de la fe en China.

En el vídeo, el Santo Padre pide rezar por la comunidad católica en China «para que persevere en la fidelidad al Evangelio y crezca en unidad», a la vez que anima a los cristianos chinos a ser “cristianos en serio, buenos ciudadanos que promuevan el Evangelio sin hacer proselitismo”.

Es significativo que, titulándose la nueva Constitución Apostólica vaticana prevista Praedicate Evangelium, ‘Predicad el Evangelio’, haya eludido este verbo obvio Su Santidad para optar por otro tan poco comprometido y escasamente bíblico como ‘promover’, quizá por ese añadido ya obligado de “sin hacer proselitismo”, que a estas alturas seguimos sin saber con precisión qué significa.

Pero el mandato de Cristo en el Nuevo Testamento no es “promover” el Evangelio, sino indistintamente predicarlo o anunciarlo, sin añadido alguno sobre la necesidad de hacerlo “sin proselitismo”. De hecho, Vatican News, al dar la noticia y explicar la insistente advertencia, añade por su cuenta: “ya que el Evangelio se muestra a través del testimonio de vida”, algo que el Papa no dice en el vídeo. 

Y, sí, claro, el “testimonio de vida” es esencial, pero, una vez más, no es lo único que se nos ordena en las clarísimas palabras de Cristo: hay que ‘predicar’, que es, por otra parte, lo que ha hecho la Iglesia desde los mismos Apóstoles hasta los misioneros y santos de toda condición.

La razón de esta extraña elección de verbo podría deberse a la cautela. La Santa Sede tiene un extraordinario, diríamos que prioritario interés en complacer a las autoridades comunistas chinas, decididas por su parte a frenar todo proselitismo religioso, en coherencia con su pensamiento militantemente ateo. La Administración china quiere, sí, que los curas prediquen, pero el amor a la patria y los principios del socialismo, como deja claro su último decreto relativo a las actividades de los grupos religiosos.

Quizá también esté el Santo Padre pidiendo la colaboración de los fieles con el gobierno comunista cuando en el vídeo les pide, además de fidelidad a la vida cristiana, que sean “buenos ciudadanos”. Y ya sabemos el concepto de “buen ciudadano” que tiene la tiranía comunista china.