Cardenal López: es urgente cambiar «la mentalidad supremacista» de buena parte de Europa

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Sostiene que la cuestión de las migraciones merecería un sínodo.

Este miércoles comienza en Bari un encuentro de obispos de la zona del Mediterráneo con el fin de dar una respuesta pastoral conjunta a las emergencias de la zona. El Papa Francisco acudirá el domingo a clausurar el encuentro.

En el encuentro participan dos cardenales españoles, el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, y el arzobispo de Rabat, Cristóbal López. Éste último, en unas declaraciones que recoge Alfa y Omega, ha dicho que propondrá a sus hermanos en el episcopado la urgencia de cambiar “la mentalidad supremacista de buena parte de las sociedades europeas en relación a las africanas; estas últimas son infravaloradas, cuando no despreciadas o ignoradas”.

“Las desigualdades económicas y sociales entre las orillas del Mediterráneo no son sino un caso concreto de las inequidades que asolan el mundo entero, causa y el origen del fenómeno de las migraciones, tal como las estamos viviendo”, asegura a Alfa y Omega el arzobispo de Rabat.

Hay que trabajar, asegura el purpurado salesiano, en mejorar una idea de evangelización “todavía presente en demasiados cristianos, que no favorece la cultura del diálogo y del encuentro entre las personas de cultura diversa y religión diferente”. “Se da una mentalidad que no ve en el mundo una casa común y en la humanidad una familia de hermanos, sin distinción”, asegura López.

El arzobispo de Rabat insistirá en el encuentro mediterráneo, según el medio del Arzobispado de Madrid, en “la responsabilidad de Europa en los problemas socioeconómicos que causan las migraciones forzadas en condiciones inhumanas y de muerte”. Una responsabilidad “muy grande” nos dice el purpurado salesiano. “Europa forma parte del reducido club cuyos miembros determinan este sistema económico que, en palabras del Papa, “mata”. Las leyes internacionales del comercio y de la economía en general son profundamente injustas, y Europa contribuye a ello”, nos dice el periodista y teólogo.

Y toda esta responsabilidad europea es de ahora, “sin necesidad de ir al pasado que presenta una historia de explotación y abuso de parte de Europa en relación al continente africano y al mundo en general”. “Europa, si de verdad tiene una esencia cristiana, debe convertirse a la fraternidad y a la justicia”, dice el purpurado español.

La propuesta pastoral para afrontar estos problemas, según el cardenal, “no puede ser otra que la vuelta al Evangelio, la conversión personal de cada cristiano y también la conversión institucional de la Iglesia”, ha asegurado. Esta propuesta, añade, “la encuentro magníficamente expuesta en la Evangelii gaudium, en la Laudato si, y en la declaración sobre la fraternidad humana del Papa Francisco y el imán de Al-Azhar. Hay que volver a releer estos documentos y redoblar el esfuerzo por encarnarlos y llevarlos a la práctica”, que casualidad, todos son documentos del pontificado actual.

“Creo que Bari será más de sensibilización que de determinaciones operativas. Considero que el fenómeno de las migraciones es tan mundial que merece un sínodo que, entre otras cosas, ayude a Europa a descubrir cómo sufren este fenómeno otros países y hasta qué punto las políticas europeas en relación a la migración son miopes (si no ciegas), egoístas, individualistas e injustas”, asegura el purpurado. El Vaticano anunció un sínodo para octubre de 2022, y quién sabe si ese tema, el de las migraciones, puede ser el elegido por el pontífice para el mismo.

Por su parte, el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, en declaraciones que recoge Alfa y Omega, nos dice que “el paraguas en el que nos movemos es el de acoger, promover, proteger e integrar, como marca el Papa”. La principal preocupación del arzobispo de Barcelona es “la acogida real. Decimos que entren los migrantes, pero una vez que están aquí, ¿de verdad los protegemos?”. También puso el ejemplo de los Menas, los menores extranjeros no acompañados, “a los que dejamos en la intemperie”, dice el purpurado.