Las extrañas bendiciones del Papa Francisco

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En los últimos días el Papa Francisco ha vuelto a realizar una bendición ‘extraña’, y lo ha hecho en dos ocasiones.

El pasado viernes el Papa Francisco acudió a la “Ciudadela de la caridad”, perteneciente a Cáritas de Roma, con motivo de su 40 aniversario.

Al finalizar el acto, el Papa no impartió a los presentes ni la tradicional bendición pontificia ni tan siquiera una simple señal de la cruz. El Papa juntó las manos, agachó la cabeza y dijo: «Pediré al Señor que os bendiga a todos vosotros. Que Dios os bendiga a todos vosotros. Y os acompañe en el camino de la vida», dijo con pausas intermedias incluidas. Finalmente, tras un breve silencio en el que el Papa tenía los ojos cerrados terminó diciendo «Amén», con lo que entendemos fue el final de la bendición.

Puede ver la bendición en el minuto 26, segundo 30, del siguiente vídeo:

Menos de 24 horas después, Francisco volvió a impartir otra bendición rara, esta vez en el encuentro, en el Aula Pablo VI, con los participantes en el encuentro mundial «Yo puedo», promovido por la  Federación de Institutos de Actividades Educativas (FIDAE)  e inspirado en la encíclica del Papa Laudato si’.

El Papa esta vez mandó a los presentes que se pusieran en pie. «Y ahora en pie todos, en silencio, rezamos unos por los otros, todos, desde el corazón la oración. Le pedimos al Señor, le pedimos a Dios que nos bendiga a todos», dijo el Papa, y tras un brevísimo instante de silencio terminó diciendo: «Amén». Puede ver el vídeo a continuación (Minuto 45:25).

Aunque hayan sido dos bendiciones raras seguidas no son ni mucho menos las primeras bendiciones extrañas que le vemos impartir a este pontífice. De hecho, recordamos dos realizadas nada más acceder al solio pontificio.

La primera nada más ser proclamado sucesor de Benedicto XVI, en el balcón de la Basílica de San Pedro, tras la fumata blanca. La primera bendición como Santo Padre fue peculiar. Antes de realizar propiamente la bendición Urbi et Orbi, el Papa comentó: «Y ahora quisiera darles la bendición, pero primero, os pido un favor: antes de que el Obispo bendiga al pueblo, les pido que recen al Señor para que me bendiga. La oración del pueblo que pide la bendición para su Obispo. Hagamos en silencio esta oración de ustedes por mí». Tras lo cual se inclinó en silencio.

Después de este extraño gesto, impartió propiamente la bendición, esta vez siguiendo el manual que le ofrecían los acólitos y colocándose la estola.

Más extraña si cabe, fue la ‘bendición’ que impartió a los 6000 periodistas acreditados durante el cónclave en el que fue elegido Papa de la Iglesia Católica, tres días después de la fumata blanca, en el Aula Pablo VI.

En esa ocasión, al finalizar el discurso, el Papa comentó: «Les dije que les daba de corazón la bendición. Como muchos de ustedes no pertenecen a la Iglesia católica, otros no son creyentes, de corazón doy esta bendición en silencio a cada uno de ustedes, respetando la conciencia de cada uno, pero sabiendo que cada uno de ustedes es hijo de Dios. Que Dios los bendiga».