La chamán de la ceremonia en los jardines vaticanos aclara su sentido sincretista

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“El Sínodo es plantar ese árbol, regarlo y cultivarlo, para que los pueblos amazónicos sean escuchados y respetados en sus costumbres y tradiciones experimentando el misterio de la divinidad presente en la tierra amazónica”, declaraba Ednamar de Oliveira Viana, la chamán que dirigió el singular rito indígena ante el Papa y varios cardenales y obispos en los jardines vaticanos en vísperas del sínodo amazónico.

De Oliveira, que lideró la ceremonia de postración ante la Pachamama y una posterior invocación antes de ‘signar’ las manos de Francisco, asegura que la ceremonia de plantar un árbol en el Vaticano tenía por objeto “saciar el hambre de la creación de la Madre Tierra. Eso nos lleva a nuestro origen reconectando con la energía divina y nos muestra el camino de vuelta al Padre Creador”.

Las palabras de la chamán no son de hoy; estaban ya en una nota de prensa distribuida por el REPAM, la Red Eclesial Pan-Amazónica que organizó el sínodo, el pasado 4 de octubre y que pasó desapercibida entre el revuelo causado por esa ceremonia y por las posteriores aventuras y desventuras de las tallas representando -en palabras del Papa- a la Pachamama o diosa de la tierra.

Si bien Su Santidad, en el mensaje en el que comunicaba la recuperación de las estatuillas, insistió en que no se habían utilizado “con intención idolátrica”, las palabras de la chamán parecen, al menos, matizar un tanto esa afirmación, por no citar las postraciones prolongadas ante las tallas en las que participaron, al menos, un fraile y una monja, ambos franciscanos.