Gianluigi Nuzzi revela los mensajes intercambiados entre Gänswein y Viganò
En el libro publicado ayer por el conocido periodista italiano Gianluigi Nuzzi, «Juicio universal», no solo habla de economía. Nuzzi, según relata Il Fatto Quotidiano, logra darle al lector una foto de la atmósfera turbia que reina en el Vaticano. La insatisfacción con las políticas de Bergoglio, no solo en el campo financiero, creó numerosos descontentos y traiciones por parte de los colaboradores más cercanos del Papa en los últimos años del pontificado.
En este sentido, el periodista nos habla de la famosa carta que protagonizó el ‘Lettergate’, en la que se ocultó parte de una misiva de Benedicto XVI. Una historia que llevó a la renuncia del primer prefecto de la Congregación de Comunicación, monseñor Dario Edoardo Viganò, reemplazado por Paolo Ruffini, el primer laico al frente de dicasterio de la Curia.
«Querido Darío, lamentablemente has hecho un gran desastre. Lo siento GG», le escribió a Viganò monseñor Georg Gänswein, prefecto de la Casa Pontificia y secretario personal de Benedicto XVI. La respuesta fue: «¿Pero cómo? Leí la pieza en que habíamos acordado en los ejercicios. De hecho, esto demuestra cómo estas personas no quieren a Benedicto y lo usan como bandera. Lamento que pienses eso. Hemos dado buenos pasos juntos y hemos compartido qué hacer. ¿Por qué me dices esto? De todos modos, ahora estoy camino del aeropuerto, pero mañana vuelvo y si quieres hablamos. D». A lo que Gänswein respondió: «Hablaremos. La «manipulación» de la foto de la carta ha causado problemas. Esto no estaba acordado. Que tengas un buen viaje, hasta mañana. GG».
Viganò escribió al Papa y a la Secretaría de Estado diciendo que había leído la carta de Benedicto XVI «de la manera acordada» con Gänswein y agregó: «Es evidente que si Su Excelencia hubiera intervenido para explicar que no se había hecho ninguna falsificación, habría cerrado el caso «.
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Pero Viganó, el malo, sigue de asesor, de asesor de falsedades, las habituales.
Si esto es así, Monseñor Marcel Lefebvre tenía razón, y mucha. Entonces, ¿por qué los que tienen suficiente advertencia no se abroquelan en la Obra fundada por el Ilustre Arzobispo? Divididos, nos debilitamos. Los que favorecen las divisiones, sirven al enemigo de la Iglesia.
¿En qué habría tenido razón Marcel Lefebvre?
No le he entendido, disculpe.
Y cuál es el papel en todo esto de Ganswein? No parece tampoco que salga muy bien parado, no?
Lo mismo me preguntaba. No lo he entendido bien tampoco.