El cura que no quiere a la Iglesia de 20 siglos

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El recién proclamado cardenal, el sacerdote jesuita Michael Czerny, fue el protagonista de una edición de Alfa y Omega especialmente sorprendente, aquella en la que se hacía una enmienda a la totalidad a la Iglesia Católica de 1960 años:

A continuación, el reportaje de Alfa Y Omega que nos ayudará a conocer un poco más al nuevo cardenal de la Santa Romana Iglesia:

 

Cómo cambiar el discurso público sobre de las personas migrantes? ¿Cómo generar un discurso alternativo que contrarreste los mensajes negativos del populismo? Michael Czerny, jesuita checo-canadiense, confiesa que esa ha sido su «obsesión» desde que Francisco lo llamó a Roma, junto al argentino Fabio Baggio, para hacerse cargo a finales de 2016 de la Sección de Migrantes y Refugiados del Vaticano, a las órdenes directas del Sumo Pontífice. Pronto, sin embargo –añade–, en el departamento comprendieron que esta es una guerra de guerrillas. La batalla hay que darla a nivel local.

La Santa Sede fue el mayor impulsor del Pacto Mundial sobre Migración, suscrito por 164 países en diciembre de 2018 en Marrakech. Las propuestas presentadas por la Iglesia en la ONU, los 20 puntos de Acción Pastoral, eran a su vez una guía para que los episcopados hicieran un trabajo de lobbyante sus respectivos gobiernos, incidiendo en aquellos puntos que cada cual considerara «más relevantes» para su situación particular, ya fuera como países de origen, tránsito o destino de las migraciones. E incluso «añadiendo otros puntos, si es necesario», según se lee textualmente. Nunca antes, destacó Czerny, se había dejado en documento vaticano tanta libertad de acción a las Iglesias particulares.

Toca ahora toca seguir haciendo incidencia política para que los gobiernos implementen lo firmado. Y las Iglesias particulares –constata el Vaticano– se encuentran con fuertes oposiciones que solo podrán vencer si trabajan en red, por descontado entre organizaciones católicas, pero también uniendo fuerzas con ONG y otras entidades sociales que promuevan similares objetivos.

Este era el sentido del foro organizado los días 19 y 20 de julio por la Comisión Episcopal de Migraciones y la Universidad Pontificia de Comillas en la sede la Conferencia Episcopal (CEE). No era el primer encuentro en España de estas características, pero sí el más nutrido y plural hasta la fecha. Junto al secretario general de la CEE, Luis Argüello, y otros tres obispos (el de Vitoria –Juan Carlos Elizalde–, el emérito de Albacete –Ciriaco Benavente– y el auxiliar de Madrid José Cobo), participaron delegados diocesanos y representantes de organizaciones de Iglesia como CONFER, Cáritas, Justicia y Paz y Pueblos Unidos, además de responsables de asociaciones de inmigrantes y ONG laicas. Fue, sobre todo, una puesta en común de preocupaciones, estrategias y buenas prácticas. Desde cómo responder a «los retrocesos en los derechos» de los migrantes por los cambios políticos en algunos ayuntamientos y comunidades autónomas, a cómo hacer frente a la infiltración de pequeñas mafias en los recursos de primera acogida, el debate se movió en parámetros muy prácticos. A cada petición de una intervención directa de Roma en alguna cuestión –surgieron ideas como un repique de campanas para difuntos simultáneamente en todas las iglesias de los países a ambos lados del Mediterráneo en recuerdo de las personas ahogadas en el mar–, Michael Czerny sistemáticamente animaba al autor de cada propuesta a tomar la iniciativa y a redactar «un borrador» de discurso para facilitar que el Papa se sumara a la idea. «Parece un jesuitismo [un intento de esquivar la pregunta], pero no lo es», dijo. «Es puro Vaticano II. Esa es la Iglesia que queremos. Pedirle al Papa que haga él las cosas, eso es la Iglesia anterior al Concilio, la que no queremos».

Claro que esa misma Iglesia adolece hoy de una importante debilidad. «Nadie ha hablado en el mundo con tanta claridad» a favor de los derechos de los migrantes como Francisco, dijo un representante de la ONG Save the Children. Sin embargo, «el populismo xenófobo, al menos en España, nace de sectores que se reconocen ampliamente católicos y es amplificado por medios de comunicación que dicen ser afines a las posturas católicas».

Hubo, en general, mucho cuidado en distinguir a las víctimas de los responsables de «los discursos del miedo». Vicente Martín, delegado episcopal de Cáritas Española, se refirió a «las personas mayores en nuestras parroquias» que, ante las migraciones, «se sienten confusas y amenazadas». «Sus miedos serán infundados, pero los tienen. Hay que aprender a escucharlos antes que recriminarles sus actitudes», dijo. La solución, cree, es «generar espacios de encuentro» como los que ha puesto en marcha en varias parroquias de Madrid la red intraeclesial Mesa por la Hospitalidad, en los que grupos de voluntarios se encargan del alojamiento, acompañamiento y atención a extranjeros, facilitando su integración en la comunidad local.

Juicio más duro se dio a algunos medios digitales que, aunque se presentan como católicos, han adoptado una línea hostil contra el Pontífice; portales tal vez desconocidos para el público generalista pero influyentes en las curias diocesanas, donde no falta quien jalee sus mensajes xenófobos. Un profesor de Comillas leyó algunos titulares de las últimas semanas: «Europa se rompe por los inmigrantes»; «El Papa vuelve a hacer campaña por la inmigración masiva»; «Una llamada del Papa podría haber decidido la inmigración masiva en Italia»…

Para Czerny esta cuestión no se puede separar hoy de la que, a su juicio, es el verdadero «pecado original» en los países ricos: «la crisis de 2008 ha quedado impune»; «los responsables de la crisis son hoy más ricos que nunca, y el resto somos más pobres, y tenemos motivos para tener menos esperanza en el futuro que antes». Se ha producido «un atropello muy grave al bien común», camuflado con «mentiras contra los migrantes», convertidos en «chivos expiatorios», mientras «nuestros gobernantes son incapaces de exigir responsabilidades» a los verdaderos culpables. En definitiva, «los migrantes no importan». La xenofobia es solamente instrumental. «Lo que importa es el encubrimiento del crimen que se ha cometido. Y todo esto –aclaró– lo digo sin ninguna emoción, con la cabeza muy fría».

Pueden leerlo íntegro aquí

 

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Comentarios
14 comentarios en “El cura que no quiere a la Iglesia de 20 siglos
  1. No se trata de eliminar a la iglesia de 20 siglos si no de hacerla compatible con el modernismo,
    Tres titulos de sacerdocio
    sacerdocio eclesial de la iglesia,sacerdocio de caritas con sus voluntarios, y sacerdocio de medio ambiente manos unidas, igual que existen seminarios también lo puede haber en caritas o medio ambiente. ingresos para la iglesia catolica, y mas gente sacerdotal unos con titulo de iglesia otros de caritas voluntarios y otros medio ambiente voluntarios.

    1. El Modernismo es una herejía condenada por la Iglesia. Pero haces bien en mencionarla. Estamos inmersos en la herejía modernista que ha tomado el control, salvo dignas excepciones.

      1. Por culpa de miles de semi modernistas que se empeñan en buscar el equilibrio entre modernismo y tradicion, que tienen la mano abierta para llenarlo todo de cardenales y obispos modernistas mucho antes de que llegara Francisco y que no creen en nada, y puño cerrado para consagrar obispos tradicionales para Lefebvre

        1. Es como en la reconquista. El problema no eran los moros, sino los visigodos traidores que los trajeron. El problema no es que esté todo lleno de obispos y cardenales masones y modernistas, el problema es que los mal llamados conservadores, muy adictos a Juan Pablo y Benedicto, los consagraron y los pusieron allí, pues toda esta gente estaba allí puesta antes de que Francisco llegara. Son como los witizanos quejándose de lo que ellos mismos han provocado.

  2. ¿Y podrían informarnos de cuál ha sido la gestión de este jesuita checo-canadiense en defensa de la Fe católica en la apóstata Canadá?
    ¿Alzó su voz en defensa de los millones de bebés asesinados alos largo de estos años en el vientre de sus madres con apoyo del Estado?
    ¿Qué hizo para impedir que el Estado adoctrine a los niños a temprana edad y los eduque en la ideología LGTBetc., y así matando sus almas?
    ¿Fue preso por hacer algo contra la iniquidad rampante que avanza en su propio país?
    Muy pronto, por la inacción y silencio cómplice de la mayoría de los jerarcas, los católicos canadienses serán migrantes. Todo un éxito de la política migratoria del actual Vaticano, que en efecto, poco y nada tiene que ver ya con la Santa Iglesia.

    1. …y agrego que el intelectual agnóstico canadiense Jordan Peterson muestra más valentía frente al Leviatán canadiense, que este neo cardenal modernista.

  3. ¿Cuántas familias han sido disgregadas por el divorcio? ¿Cuántos niños han sido asesinados por el aborto? ¡Miles, millones! Y hoy, ¿quién de entre los sacerdotes y obispos habla contra el divorcio y el aborto, quién ilustra la belleza, el deber, la alegría verdadera del matrimonio cristiano, de la vida concebida, destinada a nacer y florecer? Se habla del agotamiento, de la acogida a los migrantes, del cuidado de la naturaleza, pero de los “principios no negociables”, de familia y vida, quién habla? ¡Silencio o casi.

    En la vida del S. padre Pío de Pietrelcina está este episodio hermoso e interesante: “A una mujer que había acudido a su confesonario, el padre Pío le dijo: “Cierra los ojos y dime qué ves”. La señora obedeció, cerró los ojos y dijo: “Veo una inmensa plaza con mucha gente. Entre la gente veo un cortejo que avanza solemne. Veo en el cortejo muchos sacerdotes, obispos y cardenales: todos preceden a un Papa que es llevado en el trono.

    1. Sí, veo precisamente a un Papa en el trono (era la silla gestatoria) y una gran muchedumbre que aclama a este Papa, muy hermoso… Pero ¿qué significa todo esto?”. Le respondió el padre Pío: “El niño que has matado en tu seno con el aborto, en los designios de Dios debía convertirse en ese Papa”. La pobre mujer dio un grito y se desmayó junto al confesonario”. (de: E. Boninsegna, Ero “curato”, ora sono da “curare”, Verona, pro manuscripto, 2019, pag. 139).

      Ni qué decir tiene que Padre Pío es la antítesis de la misericordia francisquita, que lleva al infierno, al no pedir arrepentimiento ni conversión.

  4. Soros, uno de los más beneficiados por la crisis del 2008 ( crisis a la que Czerny tantas culpas le endilga, sin analizar las verdaderas causas ), es a la vez el principal promotor de la exportación a Europa de inmigrantes, en su inmensa mayoría musulmanes integristas. Czerny, ni hablar acerca de promover la acogida de pobres cristianos perseguidos y en peligro de muerte en sus países de origen en África y Medio Oriente. Qué triste rol.

    Tal nefasta tarea de invasión bajo pretexto, Soros la financia y la hace ejecutar en connivencia con Czerny y tantos otros.

    De atacar las verdaderas causas, ni palabra.

    Le quiero informar a Czerny que hace 2 días los fanáticos musulmanes asesinaron al Padre Tanko y le prendieron fuego, en Nigeria.

  5. Estos irresponsables y traidores al Evangelio hablan de «Acción Pastoral» cuando han renunciado a evangelizar a los emigrantes, tanto en los países de origen como en los de destino; toda su «acción» consiste en apoyar una emigración masiva e ilegal, que está llenando Europa de musulmanes, cuya religión constituye un peligro evidente, como demuestran tanto sus textos sagrados como la historia. Ni siquiera, en aplicación del principio de reciprocidad, exigen unas restricciones a esa religión equiparables a las que se están aplicando al cristianismo en los países musulmanes. ¡Qué mal está la Iglesia cuando se nombran cardenales así!

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