«La Amazonía ya no es católica»

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Obispo emérito de Marajó: la Amazonía ya no es católica, sino protestante

El documento de trabajo del Sínodo sobre la Amazonía está “lejos de la realidad” y presenta “proyecciones falsas”, ha asegurado a ACI Digital José Luis Azcona, obispo emérito de Marajó, en el delta del Amazonas.

Leyendo el Instrumentum laboris del Sínodo de la Amazonía, que se celebrará el próximo octubre en Roma, da la sensación de que los indígenas de la vasta región no tuvieran otro problema que el de una civilización occidental que amenaza su idílico modo de vida y su profunda espiritualidad tribal, de la que la Iglesia debe aprender y que necesita incorporar de algún modo; una “Iglesia con rostro amazónico”, por usar una expresión muy repetida en las últimas semanas.

Para el misionero José Luis Azcona, sin embargo, esa es una imagen totalmente distorsionada de la realidad. Como obispo, ya retirado, de una diócesis del delta del río, Marajó, sabe bien de qué habla cuando asegura que el documento de trabajo del sínodo presenta un retrato idílico de una Amazonía que no existe.

Para empezar, en muchas áreas de contacto, el gran ‘rival’ del catolicismo no es precisamente la religión tradicional indígena, con sus espíritus del bosque, sino algo tan moderno como el protestantismo en su versión pentecostal. En estas zonas, dice Azcona, el pentecostalismo llega al 80% de los indígenas, destruyendo culturas e indentidades. “Ese es el verdadero rostro de la Amazonía”, asegura Azcona. “La Amazonía ya no es católica”.

No es que sea un problema exclusivo de aquella región; las iglesias evangélicas están evangelizando con enorme eficacia y agresividad en toda Latinoamérica, en parte como reacción a un clero católico que en un alto número ha cambiado el mensaje de la fe por un mensaje político.

Otro aspecto que pasa por alto el utópico cuadro que pinta el documento de trabajo tiene, curiosamente, mucho que ver con ese mismo problema que provocó una cumbre en Roma el pasado febrero: la pedofilia. Es absolutamente rampante entre los indígenas el abuso a menores, asegura Azcona, un problema que no parece interesar a los organizadores del sínodo. “Solo en el estado de  Pará en un año se denunciaron 25.000 delitos de esta naturaleza”, sostiene Azcona, recordando que por cada caso denunciado hay al menos cuatro que no se denuncian. “¿No son estos niños destruidos parte del rostro amazónico?”.