Familia Christi, comisariada y destruida

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La hermandad sacerdotal Familia Christi, comisariada por los motivos habituales, ha recibido ya el veredicto: todos los miembros salvo los sacerdotes, fuera. Misión cumplida.

El pasado mes de diciembre, la Hermandad Sacerdotal Familia Christi de Ferrara, en Italia, se convirtió en la última asociación religiosa tradicional y rica en vocaciones en ser intervenida por los nuevos aires de renovación, en este caso en forma de Monseñor Daniele Libanori, obispo auxiliar de Roma, nombrado ‘comisario plenipotenciario’ de la hermandad por orden de la Santa Sede.

Siete meses después ya tenemos veredicto en forma de decreto: Libanori ha ordenado a todos los postulantes y novicios que abandonen la sociedad. No se permite a la orden recibir nuevas vocaciones. Como viene siendo tristemente habitual en estos casos, no se ofrece razón alguna que justifique la drástica decisión.

La fraternidad sacerdotal Familia Christi, sociedad de vida apostólica de derecho diocesano, aprobada el 8 de septiembre de 2016 por el entonces arzobispo de Ferrara-Comacchio, monseñor Luigi Negri, llevaba ya algún tiempo en el punto de mira del actual titular de la archidiócesis, Gian Carlo Perego, conocido por sus posturas ultraprogresistas, muy en línea con los aires que corren tanto en la Conferencia Episcopal Italiana como en la Curia romana.

Su calvario empezó cuando Perego decidió expulsarles de su parroquia original, Santa Maria in Vado, con el vago pretexto de la «unidad pastoral», solo para prohibirles la celebración de misa pública en su nueva ubicación provisional, Santa Clara, a la espera de un destino definitivo que no ha llegado.

En su lugar, a petición del propio arzobispo, el cardenal Luis Ladaria, prefecto para la Doctrina de la Fe, les nombró un comisario para gestionar la hermandad, el jesuita Daniele Libanori, obispo auxiliar de Roma y ferrarés, tras la acostumbrada «visita canónica», para «verificar la validez de los elementos y conclusiones que surgieron» en dicha visita. Perego, en una nota, agradecía entonces «a la Santa Sede el cuidado y la atención al bien de los fieles de nuestra Iglesia» e invitaba «a todos a orar, para que el trabajo del comisario traiga frutos de gracia a la Iglesia de Ferrara-Comacchio”.

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