Pell apela

El cardenal Pell ya está en la cárcel a la espera de la sentencia

El cardenal australiano George Pell, antiguo responsable de las finanzas vaticanas y ex miembro del exclusivo consejo de cardenales que asesora al Papa, ha apelado la decisión de un tribunal que le condena a seis años de prisión por abusos sexuales contra menores de edad en 1996 y 1997, alegando que es imposible que hiciera lo que se le acusa de haber hecho, informa la agencia Associated Press.

Muchos expertos juristas han criticado, perplejos, el caso contra el cardenal George Pell, en el que se condenó al prelado por abusos sexuales a dos menores, uno de los cuales ha muerto ya de sobredosis, sin otra prueba que el testimonio de la supuesta víctima y con evidencias circunstanciales que parecen demostrar que el delito descrito no pudo haber sucedido

Pell y sus abogados basan precisamente su apelación en que la sentencia condenatoria se basa en el testimonio de una única víctima sobreviviente, ya que la otra murió de sobredosis de drogas, al parecer negando haber sufrido abuso alguno de manos del entonces arzobispo de Melbourne.

El caso estará presidido por tres jueces: la presidenta de la Corte Suprema del estado de Victoria, la jueza Anne Ferguson, el presidente de la Corte de Apelaciones, el juez Chris Maxwell, y el juez Mark Weinberg.

El cardenal siempre ha mantenido su inocencia, y sus abogados aseguran que se le castiga injustamente como reacción a la crisis de encubrimiento de abusos sexuales de sacerdotes por parte de sus superiores. La audiencia de apelación concluirá este jueves, aunque los tres jueces tendrán por delante un proceso que puede extenderse por varias semanas antes de emitir una decisión. Tienen la potestad de rechazar la apelación, ordenar un nuevo juicio o absolver a Pell, pero cualquier decisión podrá apelarse, a su vez, ante el Tribunal Supremo.

Antes de las audiencias de este miércoles los tres jueces visitaron la Catedral de Melbourne, para tratar de entender las evidencias que serán tomadas en consideración. La defensa alega que los tiempos en que habrían ocurrido las agresiones sexuales son «imposibles», si se consideran los desplazamientos en el interior de la catedral. Por eso, el abogado principal de Pell, Bret Walker, abrió las audiencias de la apelación analizando la «imposibilidad» de que los abusos hayan sido cometidos. Walker aseguró que Pell se encontraba con otros fieles en la puerta occidental de la Catedral cuando se cometieron supuestamente los abusos.

Señalan, asimismo, que los jóvenes coristas abandonaran el coro sin que nadie lo advirtiera, como que Pell perpetrara el supuesto abuso sin que se diera cuenta nadie en una catedral aún llena de fieles que habían asistido a misa.

El testimonio y posterior interrogatorio de la víctima se produjo a puerta cerrada, solo ante los jurados y jueces.

El primer juicio en este caso, ocurrido el año pasado, terminó con un jurado dividido de forma irremediable, pero Pell resultó condenado al fin de un segundo juicio.

Pell, un sacerdote abiertamente conservador, tuvo un ascenso meteórico hacia la jerarquía de la iglesia católica, y se convirtió en el más influyente sacerdote de Australia. Antes de su condena, el ex primer ministro John Howard había sido una de varias personalidades en hacer enormes elogios al religioso.

Jeremy Gans, un experto en justicia criminal en la Universidad de Melbourne, dijo antes del inicio de estas audiencias que existía «una buena posibilidad de que Pell tenga éxito» en su apelación.

«Es inusual que tales sentencias sean adoptadas con base únicamente en el testimonio de la víctima, sin otra evidencia de la culpa», apuntó.

De acuerdo con Gans, «esto no significa que Pell sea inocente o que el jurado cometió un error. Significa que la corte de apelaciones puede llegar a la conclusión de que el veredicto del jurado no es un veredicto seguro».

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