El presidente de los obispos franceses se alinea con la tesis de Benedicto

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En una entrevista concedida al National Catholic Register, el arzobispo de Marsella, Georges Pontier, coincide con el Papa Emérito sobre la causa raíz de la crisis de los abusos.

“Creo que el Papa Benedicto tiene razón cuando dice que esta crisis tiene en parte su raíz en la liberación sexual de 1968”, señala al Register Georges Pontier, arzobispo de Marsella y presidente de la Conferencia Episcopal Francesa, que ha sido recibido a principios de mes por el Papa Francisco en audiencia privada. “Es, desde luego, uno de los elementos clave de esta cuestión. Pero creo que esta crisis es también espiritual”.

La carta en la que el Papa Benedicto analizaba la actual crisis de abusos en la Iglesia, achacándola en buena medida, por un lado, a la revolución sexual de finales de los sesenta, que abolió prácticamente todas las reglas sociales sobre moral sexual, y por otro el predominio en los seminarios de una nueva teología moral relativista, parece haber sido escrito y remitida a la Curia para contribuir a la cumbre sobre la cuestión celebrada el pasado febrero en Roma, y solo se ha hecho pública después de que se la ignorara en absoluto.

Desde su publicación, el texto ha sido duramente atacado por los ‘guardianes de la renovación’ y los teólogos implicados en esa misma teología que critica, llegando en algunos casos a acusar al Papa anterior de querer provocar un ‘cisma’. Más han sido los que, sencillamente, ven en el análisis de Benedicto un diagnóstico erróneo y desfasado.

Pero también se han alzado voces defendiendo no solo el derecho -y el deber, en palabras del cardenal Müller- de Benedicto a opinar en este asunto, sino también la propia tesis que despliega. Es el caso de Pontier, que llega a reconocer que “claramente, quienes ejercían la autoridad en la Iglesia no consideraban una prioridad el seguimiento de Cristo”. Duras palabras son esas.

Pontier opina que precisamente ese mal ejemplo dado por los prelados “podría haber debilitado la conducta y las acciones de algunos sacerdotes. Definitivamente, este es uno de los elementos”.

Pontier hace luego un rápido repaso por las peores oleadas de abusos sexuales por parte de clérigos que se han vivido en la iglesia en el último siglo, para concluir que el fenómeno “está fuertemente relacionado con cuestiones sociales, y Mayo del 68 fue una suceso muy poderoso”.

Pontier, sin embargo, niega la frecuente acusación de que la Iglesia esté lanzando mensajes confusos y desorientadores con respecto a la doctrina moral. Para el arzobispo, “las referencias de la Iglesia son claras y no han cambiado nunca, pero ahora estamos menos dispuestos a escuchar”. Es más la influencia nefasta de la presión secular la que está dañando considerablemente la conciencia moral con respecto a la moral sexual.