El purgatorio sí existe

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Un pequeño museo de Roma nos muestra documentos que nos recuerdan la realidad del purgatorio y de las almas que habitan en el.

Roma nos acostumbra a lo grandioso, a lo imponente, a lo espléndido. Centenares de guías, blogs y recomendaciones en internet han hecho que cada rincón de la ciudad se vuelva conocido. Veo aglomeraciones de turistas allá por donde voy, deseosos de ver cada monumento, cada iglesia, o de probar la última pizzería de moda. Es por eso por lo que lo pequeño, lo secreto y lo desconocido cobra hoy en día un valor mayor.

Paseando por el lado oeste del río Tíber tras dejar atrás el imponente Palacio de Justicia me encuentro con la iglesia del Sagrado Corazón del Sufragio, unos de los miles de tesoros que alberga la Ciudad Eterna.

Iglesia del Sagrado Corazón del Sufragio

Escondido a orillas del río entre dos grandes edificios alejados del centro turístico se alza este templo, una de las pocas iglesias de estilo neogótico de Roma construida por el arquitecto Giuseppe Gualandi.

Interior de la iglesia

Sin embargo, lo que no todos saben es que en la parte derecha de la iglesia, ya en la sacristía, se encuentra una de las colecciones más peculiares de Roma, el pequeño Museo de las almas del Purgatorio, del que no encontrarán información en ninguna guía sobre la ciudad. Su historia es apasionante.

El sacerdote francés y misionero del Sagrado Corazón Víctor Jouët, primer párroco de la iglesia, fundó en Roma la Asociación del Sagrado Corazón de Jesús para el Sufragio de las Almas en el Purgatorio. Entre los años 1896 y 1914 la asociación utilizó una capilla ubicada en el lugar de la iglesia actual. En 1897 la capilla se incendió y Jouët aseguró haber visto en la pared situada detrás del altar un rostro humano entre llamas.

Pensó que se trataba de un condenado del purgatorio que quería ponerse en contacto con los vivos y por ello se dedicó a buscar por Europa documentos y testimonios que probaran la existencia de las almas penantes que pedían oraciones por sus almas. El sacerdote encontró numerosas pruebas y decidió construir una iglesia en el lugar de la capilla y fundar con estos elementos el museo en el que me encuentro.

Un joven romano me acompaña hasta la pequeña sala y espera a que termine vigilándome desde la puerta. Nada más entrar me encuentro con una gran vitrina con diferentes objetos en su interior. Se trata de 15 documentos que nos recuerdan la realidad del purgatorio y de las almas que habitan en el.

Vitrina con «testimonios» del purgatorio

Una de las que más me llama la atención es la número siete. Se trata del difunto Padre Panzini, Abad Olivietano de Mantova, que pidió a la venerable Isabella Fornari, abadesa de las clarisas del monasterio de San Francisco en Todi, que rezara por su alma. El 1 de noviembre de 1731 el fallecido dejó su mano izquierda y el símbolo de la cruz sobre la mesa de madera en la que trabajaba Isabella y también sobre el hábito de la religiosa.

 

Mano del difunto Padre Panzini sobre la mesa de madera

 

Mano sobre el hábito de Isabella Fornari

O la aparición en 1875 de Luisa Le Sénéchal, nacida en Chanvriéres, fallecida el 7 de mayo de 1873, a su marido Luigi en la casa de ambos en Ducey (Francia) para pedirle oraciones dejándole como señal la impronta de los cinco dedos sobre el gorro de noche.

También muestran una fotografía de una impronta dejada por la difunta Sra Leleux sobre la manga de la camisa de su hijo Guiseppe durante su aparición, la noche del 21 de junio de 1789 en Wodecq, Bélgica. Según el relato del hijo su madre había fallecido hacía 27 años y se le apareció la noche del 21 de junio de 1789, después de once días escuchando intensos ruidos.

Impronta de la mano de la madre sobre la manga de su hijo Giuseppe (arriba a la derecha)

Me sorprende también la imagen de un dedo de la hermana Pia María de San Luis Gonzaga que se apareció a otra hermana del Sagrado Corazón, entre el 5 y 6 de junio de 1894. La mañana del 5 junio se apareció vestida de Clarisa a la hermana Margarita y le dijo que estaba en el purgatorio y pidió oraciones de sufragio. Para testificar su aparición posó el índice sobre la funda del almohadón de la hermana y prometió volver. Se volvió a aparecer entre el 20 y 25 de junio para dar gracias a Margarita.

Además se puede ver una fotocopia de un billete del 18 de agosto de 1919. Treinta billetes fueron dejados en el monasterio de San Leonardo de Montefalco por  un sacerdote fallecido que pedía aplicaciones de Santas Misas. El original ha sido devuelto al monasterio de san Leonardo, donde es conservado.

Billetes del monasterio de San Leonardo de Montefalco

El objetivo del sacerdote francés al crear este pequeño museo no fue otro que recordarnos lo importante que es rezar por el sufragio de las almas del purgatorio que necesitan de nuestra ayuda para poder encontrarse con Dios. Si viajan a Roma y quieren descubrir algo nuevo, desconocido y alejado de las masas de turistas, este es el lugar.