El Papa culpa a los obispos de EEUU por la ‘crisis de credibilidad’ sobre los abusos

|

En su carta a los obispos norteamericanos reunidos en retiro espiritual en el Seminario de Mundelein, en Illinois, Francisco habla de la crisis de credibilidad «que estáis experimentando como Iglesia», achacando la responsabilidad de la misma exclusivamente sobre los prelados de Estados Unidos.

 

En su carta de ocho páginas dirigida a los obispos de Estados Unidos, reunidos en un retiro espiritual en el Seminario de Mundelein, en el estado de Illinois, el Papa Francisco hace referencia a «la crisis de credibilidad que estáis experimentando como como Iglesia» en relación al escándalo de encubrimiento de abusos sexuales protagonizados por clérigos, desentendiéndose así de cualquier responsabilidad que pudiera atribuirse a la Curia romana en este asunto.

«En los últimos años, la Iglesia en Estados Unidos se ha visto sacudida por diversos escándalos que han afectado gravemente a su credibilidad», escribe el Santo Padre. «La credibilidad de la Iglesia se ha visto seriamente disminuida y rebajada por esos pecados y delitos, pero aún más por los esfuerzos realizados para negarlos u ocultarlos. Esto ha llevado a una creciente sensación de incertidumbre, desconfianza y vulnerabilidad entre los fieles».

Pero, ¿es la Iglesia norteamericana la única que ha sufrido este descrédito, y son únicamente sus prelados quienes han negado u ocultado prácticas criminales en este sentido? A lo primero es fácil responder que no, como prueban la oleada de casos que han sacudido la iglesia chilena, llevando incluso a la dimisión presentada al Papa de todos sus obipos, además de los casos aparecidos en la propia tierra natal del pontífice, Argentina, en Italia, en Alemania y en otros lugares. No, es imposible pretender que se trate de un fenómeno limitado a la iglesia de Estados Unidos.

Pero también lo segundo es más que cuestionable. Parece fuera de toda duda -confirmado incluso a través de los desmentidos- que Roma conocía los casos de acoso homosexual a seminaristas y jóvenes sacerdotes del defenestrado cardenal Theodore McCarrick, con independencia de que el todopoderoso prelado estuviera o no sometido a una sanción oficial por parte de Benedicto XVI. Y, sin embargo, Su Santidad no solo pasó por alto este conocimiento sino que procedió a servirse de las aptitudes diplomáticas de McCarrick en diversas misiones delicadas, especialmente en China.

Más cercano en el tiempo y en el conocimiento de Su Santidad es el ‘caso Zanchetta’. Se ha sabido recientemente que el ex obispo de Orán, en la provincia argentina de Salta, nombrado por Francisco pese a su escasa cualificación y a una edad inusualmente temprana, fue obligado a renunciar por graves acusaciones de abusos sexuales y de poder que se disfrazaron con la excusa de una ‘enfermedad’ que nunca se especificó y de la que sanó prodigiosamente en un tiempo récord.

Zanchetta no solo fue protegido de las acusaciones vertidas contra él, y se les permitió mentir públicamente, sino que, lejos de ser apartado del ministerio, se refugió en la mismísima residencia papal, Casa Santa Marta, y fue nombrado para un cargo en el APSA, la ‘inmobiliaria’ vaticana, creado ex profeso para él.

La Conferencia Episcopal de Estados Unidos no ha emitido comunicado oficial alguno en respuesta a la misiva papal.