Reig Pla: «Para Caffarra, los Dubia fueron un acto de amor al Papa»

El obispo de Alcalá de Henares habla sobre la figura y la obra del cardenal Carlo Caffarra en la presentación del libro "No anteponer nada a Cristo"
|

El pasado jueves 20 de septiembre, en el Aula Cultural “Civitas Dei” de Alcalá de Henares, el obispo Juan Antonio Reig Pla presentó el libro No anteponer nada a Cristo, la obra póstuma del cardenal Carlo Caffarra publicada por la editorial Homo Legens en el primer aniversario del fallecimiento del que fuera arzobispo de Bolonia y primer presidente del Pontificio Instituto Juan Pablo II para los estudios del matrimonio y la familia.



No anteponer nada a Cristo recoge algunos de los pasajes más destacados de los discursos, las homilías, las catequesis y las ponencias que Carlo Caffarra pronunció de febrero de 2004 a junio de 2017, así como algunos apuntes póstumos. Se trata de una obra que, como ha señalado el obispo de Alcalá, no sólo expresa el pensamiento de este gigante del espíritu que fue el cardenal Carlo Caffarra, sino también los rasgos más íntimos de su alma.

                Comprar aquí                 

A través de los textos que componen este libro se descubre la profundidad y la riqueza del pensamiento del cardenal Caffarra y el afán de un pastor que se sentía realmente responsable de sus ovejas y que no dudaba en intervenir públicamente para defender la vida, el matrimonio y la familia. Así se muestra en este pasaje de la entrevista que concedió en 2015 al diario italiano Tempi, recogido en el libro que publica en España Homo Legens:

No tengo ninguna duda en afirmar que [la gran movilización del 20 de junio de 2015, Family Day] es una manifestación positiva porque no nos podemos callar. ¡Ay de nosotros si el Señor nos reprendiera con las palabras del profeta: «Perros mudos, incapaces de ladrar»! (Is 56, 10). Ya sabemos que en los sistemas democráticos la deliberación política se basa en el sistema de la mayoría. Y me parece bien, porque es mejor contar cabezas que cortarlas. Pero frente a estos hechos no hay mayoría que pueda hacerme callar. En caso contrario sería un perro incapaz de ladrar.

En los últimos meses de su vida, su preocupación pastoral le llevó a alertar del desconcierto y la confusión que veía en muchos fieles a raíz de la aparición de interpretaciones no sólo divergentes, sino también contradictorias de la exhortación apostólica postsinodal Amoris Laetitia. Impulsado en conciencia por su responsabilidad pastoral, el cardenal Caffarra entregó en septiembre de 2016 junto al cardenal Raymond Leo Burke y los purpurados Walter Brandmüller y Joachim Meisner cinco “dubia” al Papa Francisco pidiendo al pontífice que disipara las incertidumbres y clarificara algunos puntos de “Amoris Laetitia”.

Sobre la publicación de los dubia, Mons. Reig Pla señaló durante la presentación celebrada en Alcalá que quien conoció al cardenal Caffarra sabe que para él eso fue «un acto de amor al Papa». Así lo expresaba el propio Caffarra en la carta que envió a Francisco en abril de 2017, en la que renovaba, en su nombre y en el de los otros tres firmantes de los dubia, su «absoluta dedicación» y «amor incondicional a la Cátedra de Pedro y a Su Augusta persona» y afirmaba estar impulsado sólo por «la conciencia de la grave responsabilidad proveniente del «munus» cardenalicio: ser consejeros del Sucesor de Pedro en su soberano ministerio».

Un gigante del espíritu y un hombre tocado por la gracia de Dios

Mons. Reig Pla comenzó su presentación de la obra póstuma del cardenal Caffarra relatando su primer encuentro con él en una conferencia en Madrid a principios de los años 90: “Recuerdo perfectamente que cuando lo escuché la impresión que me dio fue encontrarme ante un gigante del espíritu, un maestro que sabía hacer lo difícil, fácil, con una gran capacidad de comunicación y un hombre tocado por la gracia de Dios.”

Desde entonces, fueron muchas las ocasiones en las que visitó al cardenal Caffarra en Roma. “Me llamó la atención -recordó el prelado- que en su cuarto tenía colgada una imagen que representaba a Don Quijote y a Sancho Panza”. Cuando le preguntó por ello, Caffarra confesó que era un gran admirador del Quijote y de Cervantes. También en el prólogo de No anteponer nada a Cristo, Reig Pla señala que “indiscutiblemente el Cardenal Caffarra tenía alma de Quijote, siempre dispuesto a «desfacer entuertos y a socorrer a los huérfanos», los huérfanos provocados por una cultura nihilista que socava las raíces del alma y nos hace perder el horizonte de la verdad y de la eternidad junto a Dios nuestro Padre”.

El obispo de Alcalá también recordó en su intervención la estrecha relación que unía al cardenal Caffarra y a San Juan Pablo II, quien le llamó para dirigir el que sería el Pontificio Instituto Juan Pablo II para los estudios del matrimonio y la familia. “La amistad fue tan estrecha -subraya Reig Pla- que cuando hablaban entre ellos hablaban de ‘nuestro instituto’”.

Hasta el final de su vida, Carlo Caffarra se distinguió por su defensa de la verdad del matrimonio y la familia. En uno de los textos recogidos en el libro póstumo que publica Homo Legens, explica los tres niveles del sacramento del matrimonio y subraya que la indisolubilidad del matrimonio no es, ante todo, una cuestión moral, sino ontológica: el sacramento obra una transformación en los cónyuges, por lo que, dice la Escritura, no son dos, sino uno.

La necesidad de reconstruir lo humano

Mons. Reig también se adentró en el pensamiento filosófico-teológico del Cardenal Caffarra, destacando los puntos neurálgicos de la decadencia cultural presente y la necesidad de reconstruir el “humanum”. En este sentido expuso lo que significa la decadencia de la razón y su colapso. En estos momentos se está privilegiando la “razón instrumental” que, a través de la técnica y la tecnología, se presenta como razón hegemónica al margen de la verdad del hombre y del bien humano. Este tipo de razón, sin la base de una antropología adecuada y sin los criterios para salvaguardar el bien moral de la persona, está atravesando incluso el alma humana que camina por las sendas del nihilismo y el posthumanismo.

Del mismo modo, al no estar la libertad humana anclada en la verdad del hombre (designio de la Sabiduría infinita de Dios-creador), ésta se encamina hacia su propia perversión. La perversión de la libertad se produce cuando la voluntad humana, en vez de ser guiada por la inteligencia y la verdad del hombre, sigue simplemente los impulsos de los instintos, de los sentimientos y emociones, estimulados potentemente por los medios de comunicación en una sociedad volcada al consumo. Hoy, cuando se apela a la autonomía radical y soberana de la voluntad, desconociendo la naturaleza propia de la persona y su auténtica libertad unida a la verdad, se está preparando un mundo de esclavos de sí mismos y de los tiranos de turno.

Finalmente, el obispo de Alcalá de Henares, destacó el tercer factor que promueve la destrucción de lo humano. Se trata del “apagón” de la conciencia moral que deja al hombre a oscuras, con una libertad sin norte y totalmente sometida al relativismo moral.

Toda la obra del Cardenal Caffarra, y también la selección de textos contenida en el libro No anteponer nada a Cristo, está encaminada a proponer las bases para una antropología adecuada que salvaguarde la dignidad del hombre y proponga las claves de la ética que conduzcan a la libertad hacia la perfección de la persona humana.

Asimismo, en las páginas de No anteponer nada a Cristo, se encuentran las respuestas que dio el cardenal Caffarra a las preguntas profundas que habitan en el corazón del hombre. En sus intervenciones durante el periodo en que guio a la diócesis de Bolonia y en los últimos años de su vida abordó cuestiones fundamentales como la pregunta por el origen del ser del hombre, el sentido de la vida y el sufrimiento, o la fe como encuentro personal y decisivo con la persona de Jesucristo, hecho posible mediante la Iglesia.

“(…) ninguno de nosotros -explicaba en 2004 el entonces arzobispo de Bolonia en una lección a los docentes universitarios –  existe por casualidad o por necesidad; cada uno de nosotros ha sido querido y elegido por Dios mismo. […] Esta posición originaria imprime en nuestra libertad, en su ejercicio, un significado indestructible. Si la persona humana, cada persona humana, ha sido pensada y deseada por Dios mismo, a cada uno de nosotros se le ha conferido una tarea, es depositario de una “misión” confiada, precisamente, a su libertad. El sentido de la vida no debe ser inventado, sino descubierto.”

La presentación de la obra póstuma del cardenal Caffarra culminó con la mención de Mons. Reig Pla a los últimos textos del purpurado italiano, considerados su testamento espiritual: dos conferencias que no llegó a pronunciar y que han sido publicadas tras su muerte. Una de ellas, titulada “Mi conciencia súbdita y soberana”, termina con la siguiente afirmación: “Normalmente la Iglesia no tiene que hacer otra cosa más que continuar haciendo lo que debe hacer: Los mansos poseen la tierra y disfrutan de paz abundante”. La segunda de estas conferencias póstumas, sobre la reconstrucción de lo humano, termina de la misma manera:

“La verdadera reconstrucción de lo humano debe partir de las fuentes mismas del pensamiento y del obrar libre; es decir, de la sustancia misma del yo. Vivimos en un momento de lucha, de la que nadie debe desertar, pues cada uno tiene, al menos, una de las tres armas: la oración, la palabra, la pluma. Y hemos de estar en paz: ‘Los mansos poseerán la tierra’”.

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
3 comentarios en “Reig Pla: «Para Caffarra, los Dubia fueron un acto de amor al Papa»
  1. Si actuó por amor a La Verdad, o sea, por amor a Cristo, que es Dios, teniendo por delante la acción del Papa, actuó también por amor al Papa. Porque es un acto de amor y misericordia corregir al que yerra. Para que no siga en el error, pero conozca la verdad.

    1. Coincido plenamente con el comentario de Jesús Pereira, es un acto de amor y misericordia corregir al que yerra. Látima que al Papa solo le gusta «cierta» misericordia.

  2. Es una pena que sigan mencionando a la parroquia de Ntra Sra de Madrid en relación con la homosexualidad. Yo que soy casado, con 7 hijos,uno sacerdote y 24 nietos y por tanto no soy sospechoso le digo que la parroquia de Ntra Sra de Madrid , y sus sacerdotes, es una parroquia ejemplar en todos los sentidos.
    El que el obispo, con más o menos acierto, haya encargado a uno de los sacerdotes la atención pastoral de los homosexuales de una asociación del ramo, que se autotitula cristiana, lo único que indica que la Iglesia se preocupa de todos, pues también los homosexuales son hijos de Dios y Cristo vino a sanar a los pecadores como dijo a los fariseos.
    La calumnia y la difamación es un pecado gravísimo y en este caso puede afectar no solo a la buena fama de los sacerdotes implicados sino a toda la Comunidad parroquial.
    No sé quien le informa pero será el mismo que no hace mucho tiró cientos de pasquines insultantes al respecto en la proximidad del templo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles