El Papa cambia la doctrina católica sobre la pena de muerte

"La pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona", afirma la nueva redacción del n. 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica aprobada por Francisco
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El Papa Francisco ha aprobado la nueva redacción del n. 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica sobre la pena de muerte. El nuevo texto, difundido este jueves 2 de agosto por la Santa Sede, señala que «la Iglesia enseña, a la luz del Evangelio, que la pena de muerte es inadmisible porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona»:

2267. Durante mucho tiempo el recurso a la pena de muerte por parte de la autoridad legítima, después de un debido proceso, fue considerado una respuesta apropiada a la gravedad de algunos delitos y un medio admisible, aunque extremo, para la tutela del bien común.

Hoy está cada vez más viva la conciencia de que la dignidad de la persona no se pierde ni siquiera después de haber cometido crímenes muy graves. Además, se ha extendido una nueva comprensión acerca del sentido de las sanciones penales por parte del Estado. En fin, se han implementado sistemas de detención más eficaces, que garantizan la necesaria defensa de los ciudadanos, pero que, al mismo tiempo, no le quitan al reo la posibilidad de redimirse definitivamente.

Por tanto la Iglesia enseña, a la luz del Evangelio, que «la pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona», y se compromete con determinación a su abolición en todo el mundo.

La nueva formulación recoge las palabras que pronunció Francisco en octubre de 2017, en su discurso con motivo del XXV Aniversario del Catecismo de la Iglesia Católica, en el que declaró: «Es necesario, por tanto, reafirmar que por grave que haya sido el delito cometido la pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona».

La anterior redacción de este punto del Catecismo referido a la pena de muerte afirmaba:

«La enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye, supuesta la plena comprobación de la identidad y de la responsabilidad del culpable, el recurso a la pena de muerte, si esta fuera el único camino posible para defender eficazmente del agresor injusto las vidas humanas.

Pero si los medios incruentos bastan para proteger y defender del agresor la seguridad de las personas, la autoridad se limitará a esos medios, porque ellos corresponden mejor a las condiciones concretas del bien común y son más conformes con la dignidad de la persona humana.

Hoy, en efecto, como consecuencia de las posibilidades que tiene el Estado para reprimir eficazmente el crimen, haciendo inofensivo a aquél que lo ha cometido sin quitarle definitivamente la posibilidad de redimirse, los casos en los que sea absolutamente necesario suprimir al reo «suceden muy […] rara vez […], si es que ya en realidad se dan algunos» (EV56)»

El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Luis Ladaria, ha dirigido una carta a los obispos acerca de la nueva redacción del n. 2267 del Catecismo en la que explica que el Papa Francisco, en el Discurso con ocasión del vigésimo quinto aniversario de la publicación de la Constitución Apostólica Fidei depositum, pidió que fuera reformulada la enseñanza sobre la pena de muerte, «para recoger mejor el desarrollo de la doctrina que este punto ha tenido en los últimos tiempos».

Asimismo, Ladaria asegura que «la nueva redacción del n. 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica, aprobado por el Papa Francisco, se sitúa en continuidad con el Magisterio precedente, llevando adelante un desarrollo coherente de la doctrina católica». Indica también que la nueva formulación «quiere ser un impulso para un compromiso firme, incluso a través de un diálogo respetuoso con las autoridades políticas, para que se favorezca una mentalidad que reconozca la dignidad de cada vida humana y se creen las condiciones que permitan eliminar hoy la institución jurídica de la pena de muerte ahí donde todavía está en vigor».

A continuación, puede leer la carta del prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe a los obispos acerca de la nueva redacción del n. 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica sobre la pena de muerte:

1. El Santo Padre Francisco, en el Discurso con ocasión del vigésimo quinto aniversario de la publicación de la Constitución Apostólica Fidei depositum, con la cual Juan Pablo II promulgó el Catecismo de la Iglesia Católica, pidió que fuera reformulada la enseñanza sobre la pena de muerte, para recoger mejor el desarrollo de la doctrina que este punto ha tenido en los últimos tiempos.[1] Este desarrollo descansa principalmente en la conciencia cada vez más clara en la Iglesia del respeto que se debe a toda vida humana. En esta línea, Juan Pablo II afirmó: «Ni siquiera el homicida pierde su dignidad personal y Dios mismo se hace su garante».[2]

2. En este sentido, debe comprenderse la actitud hacia la pena de muerte que se ha afirmado cada vez más en la enseñanza de los pastores y en la sensibilidad del pueblo de Dios. En efecto, si de hecho la situación política y social del pasado hacía de la pena de la muerte un instrumento aceptable para la tutela del bien común, hoy es cada vez más viva la conciencia de que la dignidad de la persona no se pierde ni siquiera luego de haber cometido crimines muy graves. Además, se ha extendido una nueva comprensión acerca del sentido de las sanciones penales por parte del Estado. En fin se han implementado sistemas de detención más eficaces, que garantizan la necesaria defensa de los ciudadanos, han dado lugar a una nueva conciencia que reconoce la inadmisibilidad de la pena de muerte y por lo tanto pide su abolición.

3. En este desarrollo, es de gran importancia la enseñanza de la Carta Encíclica Evangelium vitae de Juan Pablo II. El Santo Padre enumeraba entre los signos de esperanza de una nueva civilización de la vida «la aversión cada vez más difundida en la opinión pública a la pena de muerteincluso como instrumento de “legítima defensa” social, al considerar las posibilidades con las que cuenta una sociedad moderna para reprimir eficazmente el crimen de modo que, neutralizando a quien lo ha cometido, no se le prive definitivamente de la posibilidad de redimirse».[3] La enseñanza de Evangelium vitae fue recogida más tarde en la editio typica del Catecismo de la Iglesia Católica. En este, la pena de muerte no se presenta como una pena proporcional a la gravedad del delito, sino que se justifica solo si fuera «el único camino posible para defender eficazmente del agresor injusto las vidas humanas», aunque si de hecho «los casos en los que sea absolutamente necesario suprimir al reo suceden muy rara vez, si es que ya en realidad se dan algunos» (n. 2267).

4. Juan Pablo II también intervino en otras ocasiones contra la pena de muerte, apelando tanto al respeto de la dignidad de la persona como a los medios que la sociedad actual posee para defenderse del criminal. Así, en el Mensaje navideño de 1998, auguraba «en el mundo el consenso sobre medidas urgentes y adecuadas… para desterrar la pena de muerte».[4] Un mes después, en los Estados Unidos, repitió: «Un signo de esperanza es el reconocimiento cada vez mayor de que nunca hay que negar la dignidad de la vida humana, ni siquiera a alguien que haya hecho un gran mal. La sociedad moderna posee los medios para protegerse, sin negar definitivamente a los criminales la posibilidad de enmendarse. Renuevo el llamamiento que hice recientemente, en Navidad, para que se decida abolir la pena de muerte, que es cruel e innecesaria». [5]

5. El impulso de comprometerse con la abolición de la pena de muerte continuó con los sucesivos Pontífices. Benedicto XVI llamaba «la atención de los responsables de la sociedad sobre la necesidad de hacer todo lo posible para llegar a la eliminación de la pena capital». [6] Y luego auguraba a un grupo de fieles que «sus deliberaciones puedan alentar iniciativas políticas y legislativas, promovidas en un número cada vez mayor de países, para eliminar la pena de muerte y continuar los progresos sustanciales realizados para adecuar el derecho penal tanto a las necesidades de la dignidad humana de los prisioneros como al mantenimiento efectivo del orden público». [7]

6. En esta misma perspectiva, el Papa Francisco reiteró que «hoy día la pena de muerte es inadmisible, por cuanto grave haya sido el delito del condenado».[8] La pena de muerte, independientemente de las modalidades de ejecución, «implica un trato cruel, inhumano y degradante».[9] Debe también ser rechazada «en razón de la defectiva selectividad del sistema penal y frente a la posibilidad del error judicial».[10] Es en este sentido en el que el Papa Francisco ha pedido una revisión de la formulación del Catecismo de la Iglesia Católica sobre la pena de muerte, de modo que se afirme que «por muy grave que haya sido el crimen, la pena de muerte es inadmisible porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona».[11]

7. La nueva redacción del n. 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica, aprobado por el Papa Francisco, se sitúa en continuidad con el Magisterio precedente, llevando adelante un desarrollo coherente de la doctrina católica.[12] El nuevo texto, siguiendo los pasos de la enseñanza de Juan Pablo II en Evangelium vitae, afirma que la supresión de la vida de un criminal como castigo por un delito es inadmisible porque atenta contra la dignidad de la persona, dignidad que no se pierde ni siquiera después de haber cometido crímenes muy graves. A esta conclusión se llega también teniendo en cuenta la nueva comprensión de las sanciones penales aplicadas por el Estado moderno, que deben estar orientadas ante todo a la rehabilitación y la reinserción social del criminal. Finalmente, dado que la sociedad actual tiene sistemas de detención más eficaces, la pena de muerte es innecesaria para la protección de la vida de personas inocentes. Ciertamente, queda en pie el deber de la autoridad pública de defender la vida de los ciudadanos, como ha sido siempre enseñado por el Magisterio y como lo confirma el Catecismo de la Iglesia Católica en los números 2265 y 2266.

8. Todo esto muestra que la nueva formulación del n. 2267 del Catecismo expresa un auténtico desarrollo de la doctrina que no está en contradicción con las enseñanzas anteriores del Magisterio. De hecho, estos pueden ser explicados a la luz de la responsabilidad primaria de la autoridad pública de tutelar el bien común, en un contexto social en el cual las sanciones penales se entendían de manera diferente y acontecían en un ambiente en el cual era más difícil garantizar que el criminal no pudiera reiterar su crimen.

9. En la nueva redacción se agrega que la conciencia de la inadmisibilidad de la pena de muerte ha crecido «a la luz del Evangelio».[13] El Evangelio, en efecto, ayuda a comprender mejor el orden de la Creación que el Hijo de Dios ha asumido, purificado y llevado a plenitud. Nos invita también a la misericordia y a la paciencia del Señor que da tiempo a todos para convertirse.

10. La nueva formulación del n. 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica quiere ser un impulso para un compromiso firme, incluso a través de un diálogo respetuoso con las autoridades políticas, para que se favorezca una mentalidad que reconozca la dignidad de cada vida humana y se creen las condiciones que permitan eliminar hoy la institución jurídica de la pena de muerte ahí donde todavía está en vigor.

El Sumo Pontífice Francisco, en la audiencia concedida al infrascrito Secretario el 28 de junio de 2018, ha aprobado la presente Carta, decidida en la Sesión Ordinaria de esta Congregación el 13 de junio de 2018, y ha ordenado su publicación.

Dado en Roma, en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 1º de agosto de 2018, Memoria de San Alfonso María de Ligorio.

Luis F. Card. Ladaria, S.I.

Prefecto

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Comentarios
74 comentarios en “El Papa cambia la doctrina católica sobre la pena de muerte
  1. El anterior catecismo estaba mas acorde con las Leyes Naturales, Morales y de Dios. El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones y ésta es una muy grave.

      1. En cambio, de la pena de muerte cotidiana y masiva, la de los centenares y centenares de miles de abortos por todo el mundo, a este santón de Twitter y telediario le parece que hablamos demasiado, que estamos obsesionados. Hay que j… con el de la hierba mate.

    1. Lo siento, pero como teólogo no tiene comparación este papa con Benedicto XVI, que fué quien escribió el Catecismo último a instancias de San Juan Pablo II. Me fío más de estos dos últimos.
      ¿Puede Francisco cambiar la que ha sido Doctrina de la Iglesia desde que esta se fundó? ¿Puede cambiar lo que afirmaron los Padres y Doctores de la Iglesia? POr favor, que alguien me lo explique.

  2. Lo que está diciendo Francisco es que durante 2000 años la Iglesia ha enseñado una doctrina errónea en esta materia, hasta que él llegó al pontificado y deshizo el error. Lo grave de esto es que Francisco muestra así que el magisterio constante de la Iglesia puede ser modificado a voluntad del pontífice de turno. Con esta modificación se afirma, por ejemplo, que tanto Juan Pablo II como todos sus antecesores enseñaron una doctrina falsa.
    A mi juicio, con esta afirmación Francisco puede haber incurrido en herejía.

      1. «Dícele Pilato: «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para crucificarte?»
        11.Respondió Jesús: «No tendrías contra mí ningún poder, si no se te hubiera dado de arriba; por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado.»»
        Juan, 19 –

  3. Maniobra veraniega de Francisco de manual, es cuando más maquina.

    ¡Señores, acaba de inaugurarse el pensamiento líquido en la Doctrina formal de la Iglesia! A la porra Sto. Tomás de Aquino, a la porra el propio S. Pablo, lo único que vale son las pergeñaciones del gurú de blanco conocido como Francisco. Han empezado con algo «popular», pero no pararán aquí. Tienen la desfachatez de decir que está en continuidad con el Magisterio, cuando en realidad es una ruptura descarada: lo que siempre ha sido legítimo (aunque prudencialmente poco recomendable en la actualidad) es ahora inmoral.

    Compren todos los catecismos que encuentren antes de que se los cambien y guárdenlos como oro en paño. Estos «jesuitas» (ay si levantara la cabeza S. Ignacio) están empeñados en cargarse todo, son un cáncer de la Iglesia y su metástasis.

    ¿Dónde se encuentra el original? Quiero ver las notas al pie, son en las que se basa este disparate.

    1. Sr. Javcus
      Demasiado se ha tardado en mandar a la porra determinadas enseñanzas de Santo Tomás de Aquino (que por cierto abjuró de toda su filosofía al final de sus días)
      En cuanto a San Pablo…. no creo que dijera nada de la pena de muerte pero si lo dijo debió callar.
      No puedo entender como ustedes pueden estar de acuerdo con la pena de muerte y decirse seguidores de quien fue torturado y asesinado «legalmente» y por orden de un «tribunal legal»
      ustedes erían de los que habrían gritado «¡¡Crucifícalo!!»

      1. Santo Tomás nunca abjuró de la filosofía. Ante un éxtasis privado consideró «paja» sus escritos. Pero eso no es sino reconocer que cualquier cosa que pensemos en este mundo palidece ante la verdad divina. Pero eso no significa que sea falso. De hecho, el propio Santo Tomás contempla este hecho con el célebre principio «la gracia no destruye la naturaleza, sino que la perfecciona».

        El problema que tenemos con las ocurrencias de este papa es que la doctrina católica es un edificio bien edificado, que necesita de cada parte para mantenerse en pie. Cambiar a discreción lo que no nos gusta daña a todo el edificio. Porque… pongamos por ejemplo este caso: si es la pena de muerte es «inadmisible» a partir de hoy para un católico, ¿qué pasa con otras formas uso de la fuerza? ¿Son también inadmisibles la legítima defensa, la rebelión contra el tirano, la recurso a la guerra justa…? Y si lo son… ¿por qué la Iglesia ha enseñado incluso los católicos han practicado lo contrario?

      2. Santo Tomás nunca abjuró de la filosofía. Reconoció, después de un éxtasis, que sus escritos eran «paja» en comparación con la Verdad; pero eso no implica necesariamente que sean falsos. Más bien al contrario: el propio Santo Tomás se asienta en el principio de que la gracia «no destruye la naturaleza, sino que la perfecciona».

        Nos oponemos a que el papa cambie la doctrina de la Iglesia, lo cual no significa que queramos pena de muerte a toda costa. Antes bien, podemos pensar que en un país moderno esta pena se puede sustituir por otras (yo lo creo), pero no que sea siempre y en cualquier lugar «inadmisible». La Iglesia ha defendido la legitimidad de ciertos usos de la fuerza, y cambiar la doctrina ahora es sólo un capricho que crea enormes problemas. Porque, si lo cambiamos, ¿qué pasa? ¿Siempre estuvieron equivocados los anteriores? (Continuo)

      3. Y los cristiano que usaron de ella como legisladores (entre los que hay santos como San Luis, San Enrique, Santo Tomás Moro o San Francisco de Borja), ¿se equivocaron y cometieron un pecado poniendo en peligro su propia salvación eterna sin saberlo? ¿Qué pasa con otros usos legítimos de la fuerza como la guerra justa, la legítima defensa o el tiranicidio? ¿También pasan a ser de golpe y plumazo de legítimos en ciertas circunstancias a «inadmisibles»? La doctrina católico es un edificio complejo; si se quita una parte se pone en peligro todo él.

        Por lo demás, ya desde los primeros cristianos se supuso que la muerte de Jesús fue una injusticia (con múltiples irregularidades) pero no que la pena capital fuera ilegítima. Los apóstoles y evangelistas la aceptan tácitamente, y así en Lucas podemos leer que el buen ladrón consideró «justa» su condena. Es más, en Lucas también Jesús introduce la pena de muerte en una parábola (Lc. 19, 27).

  4. Jajaja. Los fundamentos doctrinales de la nueva redacción son que «hoy está más viva la conciencia… y «que se han implementado sistemas de detención más eficaces»…
    Y va el Prefecto Ladaria y explica que la nueva doctrina «se sitúa en continuidad con el Magisterio precedente», diciendo exactamente lo contrario: Antes la pena de muerte era admisible y ahora, no.
    Jajaja. Perdón, pero es que no puedo contener la risa.
    Por favor, recen por mí.

  5. Del Catecismo Romano del Concilio de Trento, V mandamiento:

    IV. Es lícito condenar a muerte por una justa sentencia.
    868. Otra suerte de muerte permitida es la que pertenece a aquellos magistrados, a quienes está dada potestad de quitar la vida, en virtud de la cual castigan a los malhechores según el orden y juicio de las leyes, y defienden a los inocentes. Ejerciendo justamente este oficio, tan lejos están de ser reos de muerte, que antes bien guardan exactamente esta ley divina que manda no matar. Porque como el fin de este mandamiento es mirar por la vida y salud de los hombres, a eso mismo se encaminan también los castigos de los magistrados que son los vengadores legítimos de las maldades, a fin de que reprimida la osadía y la injuria con las penas, esté segura la vida de los hombres. Por esto decía David: “En la mañana quitaba yo la vida a todos los pecadores de la tierra, para acabar en la ciudad de Dios con todos los obradores de maldad”.

  6. Lo grave es que esto no es un comentario hecho en un avión ni en una entrevista de prensa. Lo ha puesto en el Catecismo oficial católico, de obligada aceptación por todos los católicos. ¿Ha ido demasiado lejos en esta ocasión? veremos cómo acaba esto. Puede que muy mal.

  7. Versión anterior del catecismo n.2267: «La enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye […]el recurso a la pena de muerte».
    Versión de Francisco: «la Iglesia enseña, a la luz del Evangelio, que la pena de muerte es inadmisible».

    Esta modificación no va en consonancia con el magisterio precedente, no lo desarrolla sino que LO CONTRADICE, y lo peor es que sienta el precedente de que la enseñanza bimilenaria de la Iglesia puede licuarse. Estamos ante la táctica de cocer la rana poco a poco, ¿por qué no hacer lo mismo con las relaciones homosexuales o con el divorcio? Están dinamitando el Catolicismo desde dentro.

    1. Efectivamente Mikel. Por esta vía también cambiaran lo que dice el catecismo sobre el matrimonio para acomodar la Amoris o sobre la sexualidad para acomodar el uso de anticonceptivos “caso por caso”, según el “discernimiento” del espíritu del mundo, del buenísmo ‘feel good’ políticamente correcto.

      La sensación como laico es que el papa y los obispos, en este momento, pueden cambiar lo que les dé la gana, y alterar la verdad según su espíritu, pero que lo van haciendo muy poco a poco para que el proceso de cambio no lleve a un cisma sin precedentes. Es abominable…

      Pero el Espiritu Santo les parara los pies, los humillara por su propio bien, y re encauzará la Iglesia…tiempo al tiempo.

  8. Francisco está sentenciando a muerte al Catolicismo. Se traslada a la opinión pública mundial que la doctrina católica es maleable como un chicle, ¿cómo atraer así a los alejados? ¿Cómo puede esta modificación en el catecismo ir en consonancia con el magisterio precedente cuando ahora se está afirmando exactamente lo contrario? El desarrollo de la doctrina no puede conducir a la contradicción de la misma, porque entonces no es desarrollo, es ruptura. Tratar de licuar la fe católica cambiando a blanco lo que es negro conduce a la disolución del Catolicismo… Pero como el Señor dijo que las puertas del hades no prevalecerán contra la Iglesia, entonces conduce al cisma, salvo acción divina.

    1. Usted lo ha dicho. Esta es, en el Cuerpo Místico de Cristo (la Iglesia), la sentencia que pronunció Pilatos en su día sobre Cristo. Viernes de pasión. Es la sentencia de muerte del cristianismo. 2 de agosto de 2018

  9. Impresionante! El Papa declara q los q condenaron a muerte a Goering o Bormann en Nuremberg pecaron. Es mas. Aunque no lo haya dicho condena a los q matan en guerras. Al fin y al cabo es mas justo matar a alguien en un juicio justo (en defensa de la sociedad) q matar indiscriminadaente en una batalla. O sea San Sebastian y tantos santos guerreros eran pecadores (San Fernando III Ricardo, y el propio Ignacio de Loyola q fue guerrero y apoyaba la guerra contra el Islam (y San Francisco) Todos unos pecadores! Hasta q llegó Berdoglio. Vaya papelon. Solo nos queda la Iglesia ortodoxa o los evangelistas!

    1. O considerar que este señor Usurpa la silla de San Pedro, a la que llego por conspiraciones de ciertos grupos de Cardenales, a la que se ha prestado, para alterar la Doctrina milenaria de la Iglesia y sustituirla por doctrina de los hombres (progresistas).
      En cuyo caso su autoridad es nula, y todo lo que escribe y proclama es nulo y digno de la hoguera purificadora.

  10. Una muestra más de sumisión ante la Masonería. Bergoglio no es más que San Agustín ni Santo Tomás. Más vale que se preocupe de combatir la plaga homosexual que asola la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana. .

    1. En lugar de cambiar algo que estaba perfectamente asentado en el Catecismo de la iglesia Católica, ¿Por qué no se define en lo relacionado con el aborto y la eutanasia, por ejemplo, de los que jamás ha hablado con claridad? Es cierto que cuando ha hablado de la homosexualidad, por ejemplo, ha sido para liar la cosa más de lo que estaba. Es curioso, se pone a contradecir algo de lo que no teníamos ninguna duda, pero lo que sí es necesario aclarar, ni lo toca o lo embrolla mucho más.

  11. La pena de muerte contra un delincuente que amenaza gravemente al prójimo, con peligro cierto de la integridad vital de otros seres humanos (vulgo, personas) es execrable; quien destruye la vida de toda una Iglesia con doctrina fluctuante o vacilante, quien vulnera las líneas maestras, no los detalles, de una doctrina bimilenaria y una moral igual de antigua, aunque mereciera la pena capital por tantos homicidios morales, actuales y potenciales, tendría que ser exonerado de ella. A cambio, cumpliría otra que no le prive de la vida, don supremo del Creador, por ejemplo destierro y silencio absoluto a la Tebaida, enclaustramiento perpetuo, etc. Parece sensato lo que dice Francisco: procedamos, pues.

  12. Vaya tela…

    Bueno, tengamos la esperanza de todos los errores de Francisco se terminen con su pontificado y que su sucesor goze de la sabiduría para enmendarlos.

    Todo lo que nos queda es sobrevivir a Francisco, ¿no?

    «Al final, mi Inmaculado Corazón triunfará» – Virgen de Fátima

  13. Entonces, ¿Quién va a pertenecer a una Iglesia que 2000 años estaba equivocada?

    Simplemente no hay que seguir a Francisco y echarlo fuera.

    1. Así es, no se sostiene que la Iglesia lleva diciendo mentiras 2.000 años. Cambiar la Doctrina ahora es destruírla.
      Aunque yo siempre he oído que ni un Papa tiene potestad para cambiarla.

  14. Aunque es bien cierto que Juan Pablo II preparó esta situación con sus declaraciones contrarias a la pena de muerte.

    Pero si fuera solamente esto.

  15. «…la dignidad de la persona, dignidad que no se pierde ni siquiera después de haber cometido crímenes muy graves.» ¿Sí? Contame qué dignidad tenés en el infierno.

  16. La postura de San Juan Pablo II-Ratzinger es la acertada. Reafirma, al mismo tiempo, la enseñanza tradicional católica sobre la pena de muerte y sobre el valor de la vida humana, porque un cristiano en principio no puede querer la muerte de nadie. Les recuerdo que en cada ejecución de sentencia de muerte, por ejemplo en EEUU, el santo polaco, pedía su conmutación. Algo muy distinto que desechar de plano el orden jurídico que la contempla y toma en cuenta la enseñanza católica sobre ella, en base hipótesis sociológicas de moda, como lo hace el jesuita argentino. Quien no ha tenido ningún problema en negar la fe divina sobre el matrimonio y divorcio y menos lo tiene en negar la enseñanza tradicional de la Iglesia sobre la pena de muerte.

    Su misión -imposible- es la destrucción de la Iglesia. Solo es más trabajo de reconstrucción para las futuras generaciones.

  17. Expresar que la eliminación de una doctrina bi milenaria es «desarrollo» de esa doctrina que ahora no existe más es bastante irracional. No nos traten de idiotas, la doctrina no es «la pena de muerte» sino la moralidad o no de tal o cual aplicación de ese hecho.

  18. Esto es una ayuda a los illuminati que quieren caos y más caos para luego dar su solución a nivel mundial. Sin pena de muerte, se dispara la delincuencia y aumenta el caos, se llenan las prisiones. Es un seguro para los agitadores, muchas veces pagados por ellos. Este es el trasfondo y la raíz de todo, aunque como siempre con el apoyo de los bonistas o tontos útiles.

  19. Pero vamos a ver: ¿no nos habíamos ido ya de vacaciones?. ¿A que viene ahora esto de la pena de muerte cuando ya no estábamos animicamente preparados para sorpresas de este tipo?
    ¡Madre mia! ¿madre mia¡…
    A este ritmo no. ¡Eh! que no aguantamos. ¡Dimisión ya!
    Ja ja ja… a mi me da algo…Jajaja… que me está dando… me ha dado.
    SILENCIO SEPULCRAL

  20. A la porra la justa defensa. Ya tú sabes, un policía o militar católico no puede más ejercer la legítima defensa para causar la muerte a un asesino en flagrancia. De acá en adelante hay toda una suerte de caminos que impiden actuar a la justicia.

  21. Espero escucharlo hablar antes del 8 de marzo sobre la pena de muerte que se quiere aplicar en Argentina a los seres humanos más indefensos e inocentes.

  22. «“la nueva redacción del n. 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica, aprobado por el Papa Francisco, se sitúa en continuidad con el Magisterio precedente, llevando adelante un desarrollo coherente de la doctrina católica». Esto es falso, una mentira y no puede haber desarrollo de la doctrina que contrdiga lo que expresamente enseña la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición a lo largo de 2000 años. Ver p.e. Romanos 13,4 y otros textos evangélicos además de una multitud de textos del A.T. ¿Entonces a lo largo de 2000 años la Iglesia ha enseñado una doctrina errónea y la misma Sagrada Escritura es errónea y un papa puede llegar a corregirla? Lo que es inadmisible no es la doctrina de la pena capital, sino la de Francisco. Si la misma Sagrada Escritura está equivocada en este punto, entonces ¿qué fundamento tiene la doctrina entera de la Iglesia? Esto es gravísimo.
    ¿Cómo pueden obligar a un católico a asetir a una doctrina que contradice la Escritura, la Tradición y el Magisterio?

  23. La primera mentira es que este nuevo catecismo esté en continuidad con la doctrina católica de siempre. Lo segundo es que, comparado con permitir la comunión a los adúlteros «en determinados casos», esta nueva Bergogliada es pecata minuta. Por otra parte, ¿No es más cruel torturar con la cárcel durante 30 años a un asesino múltiple que darle «pasaporte»?¿No es más oneroso para la sociedad que ha tenido que soportar sus desmanes y el dolor que ha causado tener que alojarle y alimentarle? ¿No es más cruel para los familiares de las víctimas tener que soportar su presencia después de cumplida su condena cuando su hijo ya no volverá?.¡Al hoyo y se acabó!.

  24. Hay asesinos en serie, totalmente dañados y puestos a seguir matando, pero hay que ser misericordiosos como ellos, y los ancianos y enfermos , pues hay que darles su inyección, para ser misericordiosos con ellos, total, parece, que los tiempos de la Torre de Babel, han vuelto, y estámos hechos un misericordioso lio

  25. Estoy de acuerdo con Spes. Pero…
    «No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena.»

  26. Para conmemorar el aniversario 25 de la constitución Depósito de la Fe, se pisotea. Ya la Iglesia no es depositaria de la fe. Se convirtió en autora de la fe. Francisco sí es resuelto. JPII y BXVI no lo eran. Resulta que eran unos pusilánimes. Y los papas anteriores eran menos papas que este papa. ¿Será que se cree más por ser jesuíta o por ser argentino? (Perdón, argentinos, pero Francisco mismo dijo que un argentino se suicida lanzándose desde su ego.) Jesús también se equivocó: «Al que sea causa de tropiezo de un pequeño, mejor que le fuera atada una piedra de molino al cuello, y al mar con él» (Lc 17,1). Por algo se empieza. Lo difícil es la primera vez. Después, vendrán otro cambio y otro y otro. A la Biblia, ya: «Todos somos hijos de Dios». Comunión a adúlteros. Ahora al catecismo. Mañana a la fórmula de la Consagración. ¡Al cuerno con confirmar en la fe, y con que la Iglesia es depositaria y no autora!

  27. Él no puede cambiar nada. La noticia sería: «Francisco se pronuncia – por enésima vez – en contra de la doctrina de la Iglesia».

    La pregunta es: ¿qué es lo siguiente? ¿Dará jurisdicción a los obispos patrióticos chinos? Va imparable.

  28. Complicado cohonestar la reformulación y recambio de la Moral católica que se hace ética interconfesional teniendo presente a San Pablo en Romanos 13, 1-7.
    Sería más lógico y fácil de asumir y hasta más sincero si la Curia papal argumentara su enseñanza en el hecho de la mudanza humanista en la evolución de la sensibilidad de la sociedad presente por el derecho a la vida en el caso de homicidas culposos, aunque no en los inocentes abortados o eutanasiados.
    Al homicida o asesino se le reconoce persona sui juris inmune a la damnatio capitis y una especie de habeas corpus frente a las potestades que ostentan la soberanía popular con las obligaciones pertinentes de impartir justicia. Ya no hay crímenes que exijan pagarlos con la propia vida, aunque es de suponer que la Ley del Talión sigue y seguirá vigente en su propio ámbito jurisdiccional.
    Desde el Evangelio no parece sustentarse a fortiori la supresión de la pena de muerte por muy deseable que se quiera el apriorismo.

  29. Pero no seamos hipocritas.¿ Y a partir del CVII no se cambió la doctrina tradicional sobre la misa, la libertad religiosa, separacion iglesia estado, reinado social de Cristo,colegialidad, la iglesia jerarquica y monarquica, ecumenismo…? Y esto, a pesar de las condenas y los anatemas para el que dijera lo contrario. Por lo menos, con lo de la pena de muerte no hay ningun anatema y ninguna condena
    Pues ahora ajo y agua. Todo evoluciona, todo es Darwin. ¿no dicen que solo hay que creer en lo que sea dogma de fe? El Vaticano I dice que el magisterio ordinario que se sucede a lo largo del tiempo siempre igual, es infalible y no se equivoca, sea o no sea dogma de fe, no se equivoca. Por lo tanto el magisterio que dice ahora lo contrario, no puede ser tambien infalible sino ERRONEO.

  30. Ahora se dan cuenta que el magistrerio lo han ido cambiando en otra cosa que no es el magisterio. Todo muta y evoluciona en otra cosa, lo dice Darwin, a ver por qué el dogma de fe no va a evolucionar tambien. Lo que es verdad ahora, mañana evoluciona en mentira. Hoy condena el Papa la separacion iglesia estado, mañana la descondena… así sucesivamente hasta llegar al punto omega. Y el seminarista que se dé cuenta, no tiene vocacion.

  31. Una cosa es ser conservador, y otra es ser fanático ciego e inculto. Para los que hablan de doctrina bimilenaria, los primeros indicios del Catecismo no aparecen hasta el siglo VI, y por supuesto no era el Catecismo de hoy, fue todo un compendio progresivo. Claro que dejar abierta una puerta a la pena de muerte era muy jugoso para justificar las hazañas de regímenes totalitarios, las matanzas de infieles y algunos dictámenes de la Santa Inquisición. Pero el mandamiento V No Matarás y el Sermón de la Montaña están muy claros. Y el titular de Infovaticana, que comienza diciendo que el «Papa Francisco cambia la doctrina…» me recuerda a una manida técnica de manipulación que consiste en colocar las palabras de manera intencionada de modo que se perciba el mensaje de forma negativa. Este Papa está cambiando la doctrina uuu qué miedo ! El que cambió la doctrina sobre la pena de muerte fue Jesucristo, no Francisco. La cadena perpetua está muy bien en algunos casos.

    1. ¿Se puede saber dónde cambió Jesucristo la doctrina sobre la pena de muerte?

      Infovaticana tiene cierta tendencia sensacionalista, sí, pero en este caso su titular no tiene nada de extraño. Es un cambio doctrinal al que no se atrevió, por ejemplo, Juan Pablo II, y eso que también abogó por la abolición de la pena de muerte. Pero él sabía que lo máximo que se puede hacer, dentro de la tradición de la Iglesia, es una juicio prudencial de que hoy en día esta condena es sustituible por otras; pero no sentar como enseñanza de la Iglesia que la pena es siempre y en cualquier lugar «inadmisible». Eso crea graves problemas porque contradice la enseñanza anterior, arroja dudas sobre otros modos de uso legítimo de la fuerza (tiranicidio, derecho a rebelión , guerra justa, defensa personal…) y enfrente a la Iglesia contra la propia historia de la cristiandad, en donde obviamente se ha usado de la fuerza, como no podría ser de otra manera, para su defensa.

      1. La defensa personal y la pena de muerte son dos cosas totalmente diferentes. La primera es por obligación, por ejemplo un país acosado militarmente por otro, mientras que la segunda es una decisión premeditada que se elige ante otras alternativas, como la cadena perpetua. El mensaje de Jesús del perdón abole automáticamente la pena de muerte. Por eso el Catecismo ha sido afinado en ese aspecto. Ni pena de muerte ni aborto, sólo es legítimo quitar la vida a alguien o a varios cuando ese sujeto amenaza inmediata, clara e intencionadamente la vida de otros.

        1. Del mensaje de Jesús del perdón no se sigue ninguna abolición de la pena de muerte, ya que este mensaje se centra en la moral de la persona, y la pena de muerte es un condena del poder público. Una persona podrá perdonar a un criminal a título individual, pero el poder legítimo lo debe castigar; si el perdón fuera un principio legislativo no se podría castigar a nadie, no ya a la pena capital, sino a ninguna; siempre habría que perdonarle.

          La pena de muerte no tiene nada que ver con el aborto, ya que en este se mata a un inocente. Es flagrante asesinato. Mientras que aquella tiene que darse sobre un reo culpable de delitos graves.

          Lo de «amenazar inmediatamente» te lo has sacado de la chistera del confusionismo moral moderno, pero la tradición de la Iglesia, único intérprete legítimo de la doctrina, asevera que puede haber circunstancias en las que el bien común sólo se defienda con la eliminación del criminal.

  32. ¿Tiene poder el papa para cambiar la doctrina perenne de la Iglesia? ¿Es más bien -que ya le paso a San J.Pablo II, por cierto- un ceder a lo que pide la calle y el buenismo que hicieron cambiar la primera redacción?. Puede haber sociedades que tienen medios para que no haga mal el criminal, aunque es dudoso, pero no todas. Un Padre (S.J, por cierto), ponente y consultor del catecismo, me contaba que cuando se planteó en la redacción del Catecismo este tema, muchos obispos de muchos paises, dijero que no, que no se podía abolir, que era el único medio en el que sus paises la gente dejaba de cometer asesinatos y otros crímenes, que era preventiva. La doctrina psicológica y jurídica de que el delincuente no es plenamente dueño y que es un enfermo, nacida en ciertos ámbitos de EE.UU. por movimientos progres, está ya de vuelta en el país que la vió nacer. Es verdad que hay culpabilidades mermadas o nulas pero para eso están los tribunales, los peritos, etc. que juzgan sobre la pena.

  33. El Papa Francisco cambia la doctrina de los apóstoles sobre la pena de muerte. Lo siento pero no cuela, hay un sermón de la montaña sobre la paz, el perdón y las persecuciones, pero no sobre la pena de muerte. El resto son preceptos de hombres, nada de doctrina bimilenaria. Doctrina bimilenaria es que Jesucristo es Dios y nació por gracia de Dios de una virgen para nuestra salvación y el perdón de los pecados.

    1. Obviamente, los apóstoles que todavía pertenecían a un grupo pequeño, no pudieron desarrollar una doctrina política; pero de la pena de muerte ha hablado la Iglesia durante siglos, desde San Agustín (si no antes) hasta Pío XII. Son unos cuantos siglos para que un papa decida cambiarla de la noche a la mañana. Además, muchos papas anteriores y aún santos la han aplicado en vida.

      Acepta que este cambio supone un problema grave para la doctrina tradicional y la propia historia del cristianismo.

      1. Comprendo esa postura, pero en mi opinión no es un problema ni tampoco es grave. La lógica del mundo es la pena de muerte, el ojo por ojo, es normal que la Iglesia a lo largo de los siglos se haya contagiado de esas mentalidades.

        1. Me temo que el asunto es más grave de lo que parece. La Iglesia tiene que enseñar la doctrina necesaria para la salvación. Si resulta que la pena de muerte fue un «contagio» del mundo en la doctrina moral y política de la Iglesia, y ahora «sabemos» (sin argumentarlo mucho, por otra parte) que ésta es «inadmisible», y la Iglesia lo enseña como doctrina clara, ¿qué hemos hecho entonces hasta ahora? ¿La Iglesia ha enseñado algo «inadmisible» para la salvación de las almas? Dicho de otra manera, ¿qué pasó con los cristianos, aún papas y santos (v.g. San Luis de Francia, San Francisco de Borja, Santo Tomás Moro), que como autoridades públicas condenaron a la pena de muerte? ¿Hicieron una acción moralmente «inadmisible» a pesar de seguir fielmente todas las enseñanzas de la Iglesia? Y si la Iglesia se equivocó en algo tan grueso como eso, ¿no se equivocará en otras cuestiones de materia grave?

          (sigo)

  34. Lo relativo a matar a un ser humano es materia grave. Y equivocarse en materia grave implica poder cometer pecados graves. Por ello, cuando la Iglesia se metió en estos temas no podía juzgarlos a la ligera (dejarse «contagiar»), sino dar una enseñanza acorde con la Revelación y la Tradición. Lo hizo, de hecho, de una manera concienzuda.

    Por lo demás, esa enseñanza es suficientemente abierta como para que, a pesar de que se asiente que esta pena es legítima, se puede defender la falta su oportunidad en una situación determinada. Es lo que han hecho otros papas y Francisco debería haber seguido su ejemplo. Ahora crea el problema (donde no lo había) de la continuidad del magisterio en este punto (y me temo que no es el único).

  35. Algunas citas del Nuevo Testamento sobre la pena de muerte (sin la cual, no tendríamos la Redención con la muerte de Nuestro Señor):

    Respondió Jesús [a Pilato]: No tendrías ningún poder contra mí, a menos que te fuere dado de arriba. Por lo tanto, el que me ha entregado a ti, tiene el mayor pecado. (Jn 19:11)

    Y uno de esos ladrones que fueron ahorcados, blasfemaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Pero el otro respondiendo, lo reprendió, diciendo: ¿No tienes miedo de Dios, ya que estás condenado en la misma condena? Es justo que recibamos el pago debida a nuestras obras; pero este hombre no ha hecho ningún mal. (Lc 23: 39-41)

    Termino con la de San Pablo a los Romanos, que es válida para siempre jamás:

    Que cada alma esté sujeta a poderes superiores: porque no hay poder sino de Dios; y los que lo tienen , están puestos por Dios. Por lo tanto, el que resiste al poder, resiste la ordenanza de Dios. Y los que resisten, se echan a sí mismos la condenació

  36. El problema es que en algunas cosas cosas como la comunión a los divorciados, no os gustan las excepciones y lo criticáis (a mí tampoco, personalmente). Pero resulta que en la pena de muerte, que también va claramente contra un mandamiento de la ley de Dios, sí os gustan las excepciones (ahí no puedo apoyaros). Entonces a veces la realidad es que vais sistematicamente contra Francisco, un Papa que indudablemente también se ha equivocado, pero no siempre. Un saludo

  37. El mandamiento de la ley de Dios, dice literalmente: » No mataras» y punto. Lo que pasa, es que no hemos acostumbrado a las matizaciones humanas, a hacer excepciones que nos convenían. Incluso hemos justificado el odio hacia los demás, la venganza….. Jesús incluso perdonó a los que lo estaban matando. Pero hemos corregido a Jesús con las excepciones, nos creemos mejores que él.
    El mandamiento puro, es «no matarás», esto, incluye presos, aborto, imposibilidad de justificar los asesinatos de las guerras, el hambre en el mundo, la droga, la inhumanidad de la prostitución…. y cualquier cosa que atente contra la dignidad humana.
    Francisco, ha vuelto a poner la dignidad del ser humano, por encima de normas y costumbres, como había de haber sido desde el principio.

  38. El mandamiento de la ley de Dios se refiere al homicidio, a matar a otra persona inocente por las razones que sea. Nunca ha regido contra la pena de muerte, de manera que ésta ni siquiera es una excepción. De hecho, el pueblo judío y todas las sociedades hasta la fecha interpretaban que esta pena era el cumplimiento más que la excepción al precepto, porque quien mataba a otra persona o cometía delitos contra la sociedad era un peligro contra la dignidad de los demás, que es la que debía ser defendida.

    Yo no estoy en contra del papa. De hecho, este pontificado me ha curado papismo ñoño y no soy más crítico con Francisco que lo que puedo ser, p. e., con la reforma litúrgica de Pablo VI. Yo no tengo nada en contra de este papa; lo tengo de que un papa se crea por encima de la tradición de la Iglesia y eleve a rango de ley su sensibilidad particular; es un pecado grave porque va contra el Espíritu.

  39. Vicente: ¿la Iglesia ha estado equivocada hasta que ha llegado este papa y ha cambiado de un plumazo la enseñanza? ¿No te ves las implicaciones de esto?

    Para empezar, el lenguaje moderno a mí se me escapa. Éste sí está contagiado de emotivismo mundano. Porque, ¿qué significa «inadmisible»? ¿Qué significa dentro de la moral católica? ¿Significa que lo contrario es «pecado mortal»? ¿O No? ¿Significa que hasta ahora los católicos que como legisladores, magistrados, jueces, militares, reyes han aplicado este castigo cometieron un pecado grave a pesar de que lo hicieron bajo la guía de la Iglesia? ¿La Iglesia puede equivocar su enseñanza moral en materia grave? Pues mal vamos.

    Creo que la opción más sensata es la que había tomado la Iglesia hasta ahora. Considerar que esta pena «puede ser legítima», pero no necesariamente aplicada. Por lo demás, tu argumento parece decir que nunca se debe matar a nadie; entonces ¿un policía que mata a un terrorista asesina o salva vidas?

  40. El aborto causa cada año millones de muertos, muchos en países teóricamente catolicos. Francisco no dice nada en los debates recientes ni de Irlanda ni Argentina.
    La pena de muerte provoca unos pocos cientos de muertes cada año, casi todos en países No cristianos. Francisco decide que el Vaticano se implicará en su abolición.

    Ante estos hechos objetivos, se pueden sacar muchas conclusiones sobre la personalidad y objetivos siniestros de Francisco.

  41. Viva el Papa y gloria a la Iglesia Católica que camina y se adapta a los tiempos y a la doctrina intrínseca del Evangelio: el amor incondicional, aún al enemigo.

  42. Yo me alegro mucho de esta movida Provida. También me encantaría que a la gente santa que asesinó la inquisición los declaren mártires. Por ejemplo a la mística Margarita Porete.

  43. Que hubieran dicho cuando galileo decía que la tierra se movía alrededor del sol, seguramente aplicaban la tradición de la iglesia, por lo visto varios de ustedes están de acuerdo con las torturas de la “santa inquisición” en nombre de dios se mato gente inocente, esto duro varios siglos, por tanto “debería continuar porque es tradición de la iglesia “ cuando viaje a Lima visite el museo de la llamada “santa inquisición” que horror, que cantidad de torturas en nombre de Dios. no nos olvidemos que la gran mayoría de católicos esta en el tercer mundo, es gente humilde que aman a Jesucristo Dios nuestro y a la Santísima Virgen y con mas frecuencia que nosotros desarrollan las obras de misericordia, sin conocer los recónditos procesos teológicos que muchos proclamamos como dice el dicho, de labios hacia afuera para defender nuestros privilegios en la tierra.

  44. Si se sorprende a un hombre acostado con una mujer casada, morirán los dos, el adúltero y la adúltera. Así harás desaparecer el mal de Israel. (Deuteronomio 22, 22).¿ Jesús no cambió la ley antigua aunque no condenó a la adúltera? No vino a dejar de cumplir la ley y lo hizo sin condenar a la adúltera a la pena de lapidación. El no matarás no ha cambiado nunca.

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