¿Qué sucede en un retiro de Emaús?

Retiros Emaus
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¿Qué es lo que ocurre realmente en los Retiros de Emaús? ¿Qué es lo que les hace ser tan especiales?

Raúl M. Mir Coll

Viernes por la tarde de un fin de semana cualquiera que se celebra un retiro de Emaús en Madrid, Barcelona, Valencia, Getafe, Bilbao, Alicante, Jerez, Palma de Mallorca, Solsona, Pamplona, Pozuelo, La Moraleja, Sabadell, Badalona, Santander… Los afortunados que han obtenido plaza debido a la gran demanda para participar en ellos, sean hombres o mujeres según las características del retiro, van llegando al lugar donde durante un fin de semana intenso vivirán una experiencia espiritual que les va a cambiar por completo la vida.

Son laicos y consagrados, casados o solteros, católicos de fe firme o de fe tibia, incrédulos con la religión o la Iglesia, no creyentes, fieles de otras creencias religiosas, ateos convencidos, autosuficientes de la era moderna, relativistas modernos que sirven al dios dinero pero insatisfechos con su vida, personas refugiadas en sectas que buscan la paz interior, gente con profundas heridas en el corazón o personas que, simplemente, tratan de encontrar respuestas al sentido de la vida… lo que les une es que todos ellos comprobarán en tres días como Jesús camina a su lado y como es posible tener un encuentro íntimo con el amor de Dios que llena por completo el corazón que se abre a su misericordia.

Aunque la confidencialidad es parte fundamental del retiro y la máxima es que «lo que sucede en Emaús, permanece en Emaús», la mayoría han acudido confiando en el amigo que les ha invitado o por el boca a boca, el método más efectivo para interesarse por esta experiencia de la nueva evangelización.

A todos se les ha informado que los retiros no están organizados por ninguna congregación religiosa sino que, bajo la supervisión de un sacerdote, están promovidos por los laicos de la parroquia de la ciudad que los organiza. Que no son retiros convencionales sino que se trata de realizar un camino de tres días basado en la lectura del Evangelio según san Lucas 24:13-35, el pasaje que recoge el encuentro de los discípulos de Emaús con Jesús.

Los que preguntan de dónde han surgido se les informa que nacieron en Miami en 1978 en la parroquia de San Luis y que en España se implantaron en la parroquia de San Germán en 2010 acogidos por su párroco de entonces, el padre Enrique González. Al año siguiente lo acogió el padre Felipe Simón, de la parroquia de San Sebastian de Pomar, en Badalona, y desde ese momento se han expandido por toda España. Los retiros están aprobados por la Iglesia y para realizarse deben contar con la aprobación del obispo de la diócesis.

¿Qué hace tan especiales a los retiros de Emaús?

Pero este es el envoltorio exterior, lo que sustancia el retiro es lo que sucede de puertas adentro… ¿qué hace tan especiales a los retiros de Emaús que cambia de manera tan radical la vida de los participantes? Que los caminantes (como se les denomina a las personas que realizan el retiro) hombres y mujeres de diferentes niveles sociales, llegados por la confianza en los servidores (personas que invitan y ayudan en el retiro) viven desde el primer momento del inicio del retiro el don extraordinario de Dios en su alma y como reconociéndole a través del prójimo su corazón arde de alegría sintiendo como Cristo les susurra amorosamente: «Tú, eres mi amado, nunca te abandonaré».

Como ocurre siempre con los planes que Dios tiene para cada persona, el caminante de Emaús llega al retiro motivado por diferentes razones y lleno de expectativas, las cuales se superan al vivir un sinnúmero de experiencias que mueven las más gratas emociones humanas.

Durante los tres días que dura el retiro tienen lugar una serie de dinámicas espirituales, charlas con experiencias personales relacionadas con el amor, el sufrimiento, el perdón, la oración, las máscaras de nuestra vida, las relaciones interpersonales, la sanación física y espiritual, entre muchos otros temas y testimonios de laicos cadenciosamente estructurados acorde con la lectura del pasaje de Emaus. Existen también tiempos de reflexión para conocerse mejor a uno mismo. El discípulo sin nombre que aparece en el Evangelio de san Lucas es el caminante del retiro que al caer la noche viendo como Jesús hizo como que iba a seguir su camino, le invita a quedarse con él sentado en la mesa, y al tomar en sus manos el pan, y habiendo dado gracias a Dios, se le abren los ojos al verlo partir el pan. En ese momento reconoce a Jesús que ha resucitado y con él resucita también su propia vida.

Además, el material que reciben les compromete vivamente con su fe, con su realidad personal y espiritual y los sitúa a la altura de su vocación como cristianos.

En muchas dinámicas cada caminante reconoce en el hermano que es posible darle un nuevo rumbo a su existencia. Cada uno recibe infinitas gracias y enormes beneficios particulares para sí mismo y para sus circunstancias personales. Las emociones ininterrumpidas no cesan a lo largo de las horas al igual que las innumerables sorpresas que los caminantes reciben en momentos concretos del retiro que provocan profundas sanaciones interiores, alivios de cargas pesadas, sentimientos de fraternidad y amor nunca antes experimentados, riqueza de sentimientos, experiencias de amor, alegría y afirmación y una nueva y diferente visión de la fe y del creer en Dios. Todas las dinámicas tienen como denominador común la presencia e invocación constante al Espíritu Santo, dador de vida que renueva, transforma y vivifica los corazones humanos.

Entonces se producen auténticos milagros: testimonios de perdón y de misericordia, conversiones auténticas, reconciliaciones entre hermanos o amigos, matrimonios rotos que se han dado una nueva oportunidad, superación de heridas profundas, desesperanzas que desaparecen porque abrazan el amor de Dios… Los caminantes comprenden que han recibido un regalo que se han hecho para encontrarse con el Señor cara a cara, para renacer como hijos de Dios y ser capaces de creer y amar.

El de Emaús no es un retiro silente porque son retiros dinámicos pero facilita detener la agitada vida cotidiana para alimentar el espíritu, para escuchar el interior, para abrir de par en par el corazón con el fin de sanar las heridas abiertas y estar dispuesto a recibir mucho amor. Cuando el caminante abre su corazón y esta dispuesto a darse por completo, sin ningún tipo de límites, sin prejuicios, arrojando las máscaras que le cubren y con un corazón lleno de generosidad y amor se le abre la gran oportunidad de valorar la vida en todas sus dimensiones, para contemplar los problemas desde otra óptica, reconociéndose hijo amado de Dios viviendo su fe desde una perspectiva repleta de alegría y esperanza.

Muchos se preguntan cuál es el punto culmen del retiro. Pero no lo hay. Y no lo hay porque Dios actúa en el corazón de cada persona en diferentes momentos aunque en la tarde del sábado se produzca mucha sanación espiritual y todo el domingo, reconociendo al Cristo resucitado caminando al lado del participante, los recuerdos del retiro se impregnan en el corazón por mucho tiempo y son el inicio para iniciar un nuevo camino, un peregrinar con una perspectiva diferente a la que uno llegó al retiro.

La base del retiro es comprender que Jesucristo camina siempre a tu lado y que por mucha tristeza, sufrimiento o dolor que sientas, por muy dura que sea tu vida y los acontecimientos que te rodean Él está siempre ha estado ahí y que somos nosotros los que no hemos sido capaces de reconocerle. Sobre esta base, las dinámicas del retiro te permiten comprender que es posible amar cada día más a Jesús y a través de ese amor, aprender a amar cada día más a las personas con las que convives para seguir llevando el mensaje de que Jesús esta vivo.

Otro de los elementos clave es el amor a Dios, el servicio y la humildad de los servidores aunado primordialmente por su experiencia de vivir a Jesús Resucitado en Emaús.

El retiro es un punto de entrada, es un fin de semana de encuentro con el Señor; donde se aprende sobre el infinito e incondicional amor de Dios y su abundante Misericordia. Los retiros de Emaús están llamados a hacer comunidad en nuestras propias parroquias.

El domingo por la tarde, cuando el retiro ha concluido, se celebra una Eucaristía de clausura, festiva y alegre, con testimonios a la que están invitadas las familias de los participantes. En este momento, los invitados constantan en los rostros de los caminantes una alegría desbordante, una gran serenidad interior y una transformación que llena de gozo y esperanza. Y para compartir las experiencias entre unos y otros una merienda final da por concluidos los tres días en el que Dios ha llenado los vacíos interiores con un gran amor desbordante.