La Huelga de las Mujeres del próximo día 8 tiene acerbamente dividida y enfrentada a nuestra jerarquía eclesial, con unos obispos apoyándola con insólito entusiasmo -desde el Arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, que llega a ‘reclutar’ a la Virgen María a su favor, al Obispo de Tarazona, Eusebio Hernández o al de Palencia-, otros oponiéndose frontalmente a las tesis de los colectivos convocantes -como el ordinario de Alcalá, Monseñor Reig Pla, quien ha tenido a bien recordar las extrañas reivindicaciones que Osoro y Hernández parecen apoyar, al de San Sebastián, José Ignacio Munilla, que ha asegurado que «el demonio ha metido un gol desde sus propias filas» a la causa feminista-, y esa mayoría habitual que calla y otorga.
Hemos hablado de todos ellos, especialmente del lamentable ‘lapsus’ mariano del madrileño, pero la posición de unos y otros, difícilmente reconciliable, llama la atención sobre un fenómeno que sobrepasa con creces el alcance de esta huelga: la división abierta en el seno de la Conferencia Episcopal.
Recapitulemos un momento. La primera ‘salva’ en este combate dialéctico parte del Arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, cuando, consultado por la postura adecuada ante una huelga ‘laboral, de cuidados y de consumo’, responde que, naturalmente, la apoya porque «hay que defender sus derechos», los de la mujer (aunque no indicó en qué son conculcados ahora) y añade que «lo haría también la Santísima Virgen María”. La imagen es, cuanto menos, chocante, si no, como opinan muchos, abiertamente irreverente.
Le responde indirectamente su vecino y colega en el episcopado, Monseñor José Antonio Reig Pla en la página web de la Diócesis de Alcalá, donde recopila algunas de las declaraciones más sonadas -y habituales- de los colectivos feministas convocantes, como donde afirman que hacen huelga «para ser dueñas de nuestros cuerpos, nuestros deseos, nuestras decisiones. Para que el Estado garantice, la sociedad respete y la Iglesia no se meta». Eso también le incluye, Monseñor Osoro.
Salta entonces al ruedo público el obispo de Tarazona, Eusebio Hernández, quien proclama en la Cadena SER: «Yo os animo a que hagamos esta reivindicación por una sociedad siempre en principios de igualdad». Más lejos va el de Palencia, que invita a sumarse a las movilizaciones «convocadas por las organizaciones sindicales y feministas para visibilizar las discriminaciones que sufren las mujeres en el empleo y en los demás ámbitos de esta sociedad patriarcal y deshumanizadora».
Y cierra, por ahora, esta sucesión de declaraciones enfrentadas Monseñor Munilla, para quien el «feminismo radical o de género» tiene como «víctima a la propia mujer y a la verdadera causa femenina», y añade que «el feminismo, al haber asumido la ideología de género, se ha hecho una especie de harakiri».
Y los fieles asisten a esta consagración de la discordia episcopal como si se tratase de un partido de tenis pastoral, sin saber a qué carta quedarse o qué pensar, en cristiano, de la dichosa huelga.
Pero España no es diferente, tampoco en esto, y la división recuerda demasiado a la que reina en toda la Iglesia de un tiempo a esta parte, entre quienes, estimulados por el espíritu reformista de Francisco, buscan un acercamiento de la moral católica con las modas ideológicas del siglo y quienes consideran la doctrina como reflejo de verdades inmutables transmitidas por la Tradición, reveladas en la Escritura e interpretadas por el Magisterio.
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O evangelizamos o nos mundanizamos. La opción católica está muy clara, la de la misericorditis también.
No nos engañemos, los obispos huelguistas de la misericorditis saben de sobra que las mujeres, al menos las españolas, no sólo no están discriminadas en ninguno de los ámbitos civil, laboral, profesional, social, cultural y político, sino que están claramente privilegiadas por el sistema de cupos para las mujeres, sanción penal menor en caso de malos tratos al varón o menores exigencias en tantas oposiciones , como las de policías, en las que se les exige menor altura. Lo que realmente pretenden es ir haciendo boca de cara al sacerdocio femenino, como los obispos de Brasil, que invitan a obispas, preferiblemente lésbicas, para consagrar. No nos chupemos el dedo.
Pues todo muy incoherente, si son tan francisquistas habrán oído al Papa hablar varias veces contra la ideología de género, el feminismo radical y todas estas zarandajas hoy tan de moda. No saben estos lumbreras de obispos quién mece la cuna, quién promueve y maneja todas estas cosas. Abortistas de tomo y lomo, las femen, las desquiciadas que odian al hombre por ser hombre en vez de buscar una verdadera igualdad y un complemento en la diversidad de los sexos y por cierto enemigas reputadas de la Iglesia, de los obispos y de los sacerdotes aunque les doren la píldora y quieran ser tan comprensivos. Al revés más les despreciarán y ellos se retratan con indignidad enorme, está bien que lo veamos todos es lo único bueno de todo esto.
Así que Osoroglio apoya la huelga. Como es matematico, o eso dice, habra echado cuentas y habra visto que le resulta rentable ser politica y religiosamente correcto. Ya veremos. Pero no sé yo si las mujeres harán mucho caso a un cardenal. Tengo entendido que las hembristas de los ovarios revolucionarios quieren mantenerlos libres de rosarios. Eso he oido.
Osoro, Hernández, son hijos naturales del Papa de la Iglesia Nuevo Paradigma, el Papa de la división.
Los obispos españoles motivo de inmensa vergüenza.
Pues yo soy mujer y tengo muy claro a qué carta quedarme. No pienso apoyar esa huelga, pues sintonizo perfectamente con lo dicho por los Obispos Reig Pla y Munilla. De hecho, ya tenía claro qué hacer antes de que estos dos valientes Obispos dijesen nada. Ellos me han confirmado en mi postura inicial. Desconfío por completo de los motivos de esa huelga y de las organizaciones que la convocan.
Muchas mujeres no están enfrentadas con nada ni con nadie, están discriminadas en los trabajos como lo están muchos hombres, porque el trabajo es muchas veces fustrante tanto par hombres como para mujeres, porque en el 90 por cientos de casos no se está en el trabajo que uno quiere si no el que puede conseguir, que ya es bastante. Contra los jefes en el trabajo están los hombres y las mujeres, porque siempre nos parece que nosotros lo realizaríamos mejor y que nos merecíamos nosotros el ascenso. Muchas mujeres están felices con sus parejas y bastante tienen con el día a día, para encima ponerse de morros con su compañero e irse enfadados a la cama. Estos jerarcas eclesiales tienen demasiado tiempo libre y cuando el demonio no sabe lo que hacer pues con el rabo espanta moscas.
Las de la marcha tan solo pertenecen a la UVA, Unión de Viejas Arguenderas,. o echadoras de lío, que es lo mismo,
Tanta dispersión no es más que mostrador del respeto que unos y otros tienen por el pueblo de Dios. Como nadie nos respeta ni hace caso, tenemos que decirles claramente que no somos siervos ni súbditos, sino parte de la Iglesia y además aplastantemente mayoritaria. Única forma de que les llegue claramente el mensaje: la X de la renta. Es un mensaje que ni el más artero portavoz de la CEE podrá maquillar. Y déjennos de monjitas pobres y religiosos cuidadores: todos esos institutos y comunidades YA LOS CUIDAMOS MUCHOS por nuestra cuenta, de diversos modos, sin que pase la contabilidad ni por Hacienda, salvo para la desgravación correspondiente, ni por la CEE. Son lentos aprendiendo, pero acabarán haciéndolo. Las indignadas críticas que en estos blogs se reflejan, les resbalan completamente, aunque todos las consultan para conocer el estado de opinión, pero las desprecian y se ríen de ellas, ya que ellos tienen la sartén por el mango.
A mi me parece bastante claro lo de los obispos. Se pueden defender distintas cosas, algunos obispos estan de acuerdo en que se solucionen injusticias como la diferencia de salarios en España hasta un 30% en el mismo puesto, las dificultades de acceder a puestos de mando, una mujer tiene que ser muy superior al hombre para poder acceder al mismo puesto, los inconvenientes que ponen a las embarazadas o a la posibilidad de que quieras quedarte embarazada, a algunas las despiden, el acoso sexual etc.; y otra cosa es defender el aborto, la ideologia de genero etc cosas indefendibles, y que yo hasta ahora no he visto defender a ningún obispo.. Pero la huelga merece la pena para defender lo primero, y en la manifestacion se puede ir separadas dejando bien claro que no todas las mujeres reclaman lo mismo, pero que algunas cosas son necesarias de reclamar.
He leído el manifiesto de la huelga del 8 -M. Feminazi puro, no tiene nada que ver con la igualdad entre el hombre y la mujer, ni con los derechos de la mujer trabajadora.
Por otra parte, el Papa Francisco ha criticado en varias ocasiones la ideología de género y el aborto, temas que sí aparecen profusamente en el panfleto del 8-M.
¿Diferencias de hasta un 30% del sueldo para el mismo puesto?
MENTIRA. Demuestre esa mentira mil veces repetidas por los siervos del NWO.
La única diferencia que existe es si eres hombre y te enfrentas a las leyes sexistas imperantes, o si quieres entrar en una discoteca, previo pago, mientras las féminas entran gratis, o si quieres ser policía y no mides 1,75 y ellas con 1.60 pueden serlo,etc….
No es una huelga de mujeres; es una huelga comunista y del NOM. Es una huelga feminazi, como bien dice Javi.
Me han preguntado en el trabajo si pienso sumarme a la huelga, a efectos de cobertura de servicios mínimos. Esta ha sido mi respuesta :
Sin ánimo de polémica, no tengo intención alguna pues no conozco ninguna discriminación vigente. En todo caso haría huelga para acabar con los actuales privilegios que disfrutan las mujeres en general y algunas en particular, derivados del sistema de cupos, menor sanción penal en caso de maltrato de la mujer al hombre o menores exigencias a las mujeres en oposiciones y concursos, como menor altura, competiciones deportivas específicas para ellas, etc.
Los obispos al igual que los laicos harían y haríamos bien en seguir a los que más saben sobre estos temas, ( desde luego cualquiera puede cerciorarse de la manipulación que hay en todo esto) Mons, Reig Plá, Mns. José Ignacio Munilla y todos los que forman la Subcomisión de Familia y Vida.
Todo lo demás es gana de marear la perdiz y poner a unos contra otros.
El pistoletazo de salida no lo dió el arzobispo de Madrid, sino el Secretario de la Coferencia Episcopal Gil Tamayo el día anterior, cuando manifestó que los obispos apoyan «totalmente» las reivindicaciones del 8-M, Es una huelga política . Como en tantos casos se trata de producir el enfrentamiento entre los diversos estamentos de la sociedad : obreros contra empresarios, hijos contra padres, alumnos contra profesores, mujeres contra hombres, jubilados contra trabajadores… Utilizan el habitual descontento del ser humano en beneficio propio, El sólo hecho de que los hombres se posicionen de algún modo contra las mujeres, aún cuando no secunden la huelga, para ellos es ya es una victoria. ¡No caigamos en la trampa! ¡No nos dejemos manipular!.
Sólo es admisible una respuesta, una posicion: la.doctrina de Jesucristo. El es claro
SI SI- NO.NO..