Parolin confirma la ‘traición’ a la Iglesia perseguida china

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No hay en este momento fenómeno informativo en la Iglesia más grave que el que afecta al episcopado chino, del que hemos sabido en las últimas semanas que está recibiendo de Roma instrucciones de ir retirándose para dejar en su puesto a falsos ‘obispos’ de las cismática Iglesia Patriótica, resultado de las negociaciones entre Pekín y la Santa Sede.

La gravedad de las últimas informaciones, confirmadas por carta por el Cardenal Zen, Arzobispo Emérito de Hong Kong, ha obligado al secretario de Estado de la Santa Sede, Cardenal Parolin, a salir al paso de estas informaciones en el curso de una entrevista concedida a Vatican Insider que recogemos en estas páginas.

Parolin no ha negado que, al menos, a dos obispos fieles se les haya conminado a abdicar en favor de su homólogo ciscmático, al contrario, ha tratado de justificarlo con estas palabras: «Si a alguien se le pide un sacrificio, pequeño o grande, debe quedarle claro a todos que este no es el precio de un intercambio político, sino que forma parte de la perspectiva evangélica de un bien mayor, el bien de la Iglesia de Cristo».

Desgraciadamente, las palabras del secretario de Estado confirman las alarmantes noticias sin aclarar en absoluto el asunto. El propio Cardenal Zen hacía hincapié en su carta en que la abdicación de los obispos buscada por Roma no era en absoluto el problema; ser obispo fiel a Roma en la China gobernada por el Partido Comunista es algo radicalmente distinto a lo que supone en un país como España, Italia o, no digamos, Alemania: es tener más papeletas que nadie para morir mártir y vivir perpetuamente acosado por las autoridades.

El problema está, más bien, en las palabras que añade Parolin: “Lo que se espera es llegar, cuando Dios quiera, a ya no tener que hablar de obispos “legítimos” e “ilegítimos”, “clandestinos” y “oficiales” en la Iglesia china, sino a encontrarse entre hermanos, aprendiendo nuevamente el lenguaje de la colaboración y de la comunicación”.

Intenten ahora verlo desde la perspectiva de la perseguida Iglesia católica china. Llevan en perpetua persecución, con sus momentos peores y mejores, desde la revolución que llevó a Mao al poder. Para dividir a los católicos, el Partido creó una ‘antiiglesia’ a su hechura, la llamada Iglesia Patriótica, única con permiso de las autoridades para oficiar en el país y sometida a sus dictámenes.

Naturalmente, Roma nunca ha reconocido este remedo, similar al ‘clero constitucional’ de los revolucionarios franceses, y los católicos chinos, fieles y jerarquía, se han mantenido en una heróica resistencia clandestina en medio de la persecución más brutal todos estos años.

Uno obispo de la Iglesia Patriótica, entiéndase, es tan legítimo como un tipo disfrazado de obispo en Carnaval, porque obviamente el Partido Comunista tiene tantas facultades para ordenar obispos como el Real Madrid o el Omnium Cultural.

Y ahora los fieles chinos, que tanto han sufrido y a tanto han renunciado por mantenerse fieles a Roma, ven como sus obispos legítimos tienen que abdicar y los cismáticos sucederles «por el bien de la Iglesia de Cristo».

Exactamente, ¿cómo se favorece el bien de la Iglesia de Cristo permitiendo que ‘obispos’ designados por el Partido Comunista y controlados por el sucedan a los buenos pastores que han cuidado de Su rebaño chino contra viento y marea?

¿De qué modo puede hacer bien a la Iglesia universal, y más especialmente a la Iglesia china, este decirle que toda su lealtad ha sido inútil e innecesaria, que se podían haber ahorrado una vida de sobresaltos y humillaciones, y que un prelado designado por un oficina de un gobierno oficialmente ateo vale lo mismo que uno ordenado por Roma?

Y, en la jugada final, perfeccionando Roma con nuevas ordenaciones la invalidez de la ‘ordenación’ original cismática, ¿puede alguien creer que unos obispos nombrados por el Partido Comunista -parlamentario alguno de ellos- van a servir a Cristo antes que a Pekín? ¿Cuál espera Parolin que sea el futuro del catolicismo en China bajo la guía de esos pastores?