El otro escándalo de Maradiaga: El catolicismo desaparece en Honduras

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Mientras Maradiaga se defiende vagamente de las acusaciones de haberse llevado medio millón al año de la universidad, el verdadero problema provocado por el purpurado es la enorme pérdida de credibilidad de la Iglesia en uno de los países más pobres del mundo.

En Religión Digital no solo conocen la verdad verdadera del escándalo financiero que salpica al hondureño Cardenal Óscar Maradiaga, sino que incluso saben por qué se han inventado semejantes infundios: ‘Calumnian al cardenal Maradiaga para atacar al Papa y a sus reformas’.

Sinceramente, tenemos que descubrirnos ante la sagacidad y el esfuerzo en periodismo de investigación de nuestro colega José Manuel Vidal, que no solo sabe a ciencia cierta que las acusaciones contra el arzobispo de Tegucigalpa son falsas -o estaría calumniando a quienes llama ‘calumniadores’-, sino que lee en sus mentes y en el secreto de sus corazones y entiende que es todo un montaje -una conspiración- dirigida contra el Papa «y sus reformas».

¿Cómo lo sabe? Pues porque el acusado ha dicho que no es verdad, y sería insólito que alguien denunciado por un caso tan serio de hipocresía y enriquecimiento desmesurado mintiera para librarse de los cargos, ¿verdad?

No deja de ser curioso, sin embargo, que la noticia lanzada indirectamente contra el Papa procediera de un informe encargado expresamente por el propio Papa a un colega argentino, el obispo Pedro Casaretto, o que contuviera los testimonios incriminatorios de cincuenta personas. Lo que se llama un nutrido ejército de conspiradores.

En InfoVaticana nos hemos limitado a dar cuenta del informe, sin entrar en su veracidad. Puede que el dinero se destinara, como dice Vidal, a los pobres, aunque viendo los datos sobre pobreza en Honduras no parece que haya cambiado demasiado el panorama.

Pero Su Santidad se ha apuntado a la tesis de Vidal y, en conversación telefónica con Maradiaga le ha comentado: «Siento todo el mal que se le ha hecho, pero no se preocupe». Bien, esperemos que, al final, todo hayan sido calumnias, todo tenga una fácil explicación y los cincuenta acusadores hagan examen de conciencia y se arrepientan de sus calumnias.

En cualquier caso, la Iglesia no es una ONG, por más que la labor social sea en ella una consecuencia necesaria y obligada del mensaje evangélico. Puestos a juzgar fríamente la labor del presidente de la Conferencia Episcopal Hondureña y coordinador del Colegio de Cardenales por voluntad del Papa Francisco, tendría si acaso más sentido hacerlo por sus resultados apostólicos, ¿no?

Bueno, el Espíritu sopla donde quiere, y en la tierra de Maradiaga parece que no con mucho fruto. Y es que, como recoge El Heraldo de Honduras, el catolicismo ha menguado en cerca de un tercio -un 29%- en los últimos 17 años, según un estudio del Latinobarómetro realizado entre 1995 y 2014 titulado ‘Las religiones en tiempos del Papa Francisco’.

Hablamos de un país muy mayoritariamente católico en 1996 -el 76% de la población- en el que ya en 2013 la fe católica había dejado de ser mayoritaria en términos absolutos, al alcanzar solo un 47% de la población. La palabra que viene a la mente ante estas cifras es ‘cataclismo’.

Honduras es uno de los cuatro países latinoamericanos tradicionalmente católicos en los que la fe romana ha perdido la mayoría, junto a Guatemala, Nicaragua y Uruguay. En el caso que nos ocupa, el testigo lo recogen las sectas evangélicas.

Nos atrevemos a aventurar que la extrema politización de sectores clericales católicos en la última generación -la llamada Teología de la Liberación- ha dejado huérfano de verdadera religiosidad a una base popular a la que, por otra parte, tampoco se le ha liberado de la pobreza. O quizá, en el caso de los hondureños, se trate de que hay demasiados ex fieles que tienen de Maradiaga y sus acólitos la misma deplorable opinión que los calumniadores citados en el informe de Casaretto.