El «católico» Carles Puigdemont

|

Independentista y católico de toda la vida, como su compañero de aventuras, el vicepresidente Oriol Junqueras. Pero ese catolicismo es sólo de fachada: Junqueras afirma que va a Misa «muy poco» y a confesarse «aún menos», mientras que Puigdemont dice que más que católico se siente vinculado «a los principios básicos del cristianismo».

(Germinans Germinabit) Ayer el mundo estaba pendiente del discurso de un hombre: Carles Puigdemont. El president tenía que declarar la independencia de Cataluña, algo que hizo para después suspenderla. Otro despropósito más en esta espiral de sinsentidos que se inició con su nombramiento como máximo responsable de la Generalitat con el apoyo de los anti-sistema de la CUP. Puigdemont ha sido siempre independentista, algo que no pueden decir algunos conversos de su partido, como Artur Mas. Independentista y católico de toda la vida, como su compañero de aventuras, el vicepresidente Oriol Junqueras.

En el caso del actual presidente de la Generalitat sigue la tradición, ya que sus antecesores convergentes Mas y Pujol también presumían de catolicidad, pero más extraño es la condición de católico en el vicepresidente, cuyo partido (ERC) tradicionalmente ha sido muy anti-clerical y muchos de sus dirigentes poco amigos de la Iglesia, aunque no podemos olvidar que Josep Lluís Carod Rovira estudió en el Seminario de Tarragona y Àngel Colom en el de Vic.

Pero ese catolicismo es sólo de fachada, aunque Puigdemont y Junqueras se les ve participando en la Eucaristía de celebraciones importantes yendo siempre a recibir la Comunión, ellos mismos han reconocido su fe «light» y poco comprometida. Junqueras afirma que va a Misa «muy poco» y a confesarse «aún menos», mientras que Puigdemont dice que más que católico se siente vinculado «a los principios básicos del cristianismo».

«Puigdi» como se conoce al presidente en los ambientes de más  confianza, creció en el seno de una familia conservadora y católica, en un pueblo, Amer, de tradición carlista, su abuelo y fundador de la pastelería familiar, Francisco Puigdemont lloró amargamente, en los tiempos del presidentee Companys, viendo como quemaban los altares de la iglesia en la plaza del pueblo. La familia del actual President ocultó en su casa a tres perseguidos por el bando republicano, dos sacerdotes, uno de ellos hermano de su mujer, y un militar jubilado de Madrid. Posteriormente marchó a Francia y desde allí a Irún para unirse a las tropas de Franco. En 1940 el pastelero volvió a su pueblo y a su negocio familiar, llevando dos uniformes negros de la Falange para sus hijos, el padre y el tío de Carles.

En ese ambiente familiar se formó el actual presidente de la Generalitat, por eso después de los años de infancia en el colegio público de la localidad, la familia Puigdemont envió a Carles al internado de El Collell, el Santuario donde se enmarca la novela «Soldados de Salamina». un lugar de dura disciplina, con estricta formación en el espíritu nacional y canto del Himno Nacional Español. Aunque  Puigdemont ya encontró ese internado, regentado por sacerdotes, algo más relajado que alguno de sus antecesores ilustres, como el que también fuera alcalde de Gerona Joaquim Nadal o el periodista Rafel Nadal. La familia Puigdemont aún confiaba en la buena fama de aquel internado, pero el clero local gerundense ya había iniciado el camino hacia el nacionalprogresismo.

Aún así el joven Puigdemont vivía intensamente su fe, incluso participando en retiros de verano en el Monasterio de Poblet, pero poco a poco se dejó ir contaminando por el mismo espíritu de una buena parte del clero local gerundense, el que llevó a esa diócesis a la caída libre sobre todo en los nefastos pontificados de Camprodón y Soler Perdigó.

El hermano de Carles, Joaquim Puigdemont se planteó seriamente la vocación religiosa, concretamente como claretiano,  los hijos de San Antonio María Claret lo enviaron a su centro de Montgat y a estudiar al Seminario Menor Diocesano de La Conreria. Allí coincidió en el mismo curso con Jordi Turull Negre, la actual mano derecha de su hermano Carles en el gobierno de la Generalitat, al igual que con Josep Maria Turull, primo hermano de Jordi, actual rector del Seminario Diocesano de Barcelona. Actualmente Joaquim, que abandonó su vocación religiosa, se dedica entre otras cosas a traducir al catalán algunos libros de José Antonio Pagola para la Editorial Claret.

Una parte importante del clero catalán, ese que firmó por el referéndum ilegal, ha tenido un papel destacado en el hundimiento de la Iglesia en Cataluña. Pero también en la formación de importantes dirigentes políticos que han promocionado la secesión y la división y el enfrentamiento entre catalanes. Sólo nos queda la esperanza que las nuevas generaciones de sacerdotes se han alejado masivamente de ese suicidio eclesial.

Francesco Della Rovere, en Germinans Germinabit