Dos españoles, al Consejo Directivo de la Pontificia Academia para la Vida

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Los españoles Mónica López Barahona, presidenta de la Delegación Española de la Fundación Jérôme Lejeune y  Carlos Simón Vázquez, delegado de la Sección de Familia y Vida del Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida, entre los miembros del Consejo. 

El Papa Francisco ha nombrado, por un período de cinco años, a los miembros del Consejo Directivo de la Pontificia Academia de la Vida.

Entre los nuevos miembros del Consejo Directivo se encuentran dos españoles: Mónica López Barahona, presidenta de la Delegación Española de la Fundación Jérôme Lejeune y  Carlos Simón Vázquez, delegado de la Sección de Familia y Vida del Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida.

También formarán parte del Consejo Directivo Etsuko Akiba, profesor de Derecho en la Facultad de Economía de la Universidad de Toyama, Mons. Alberto Germán Bochatey, obispo auxiliar de La Plata y profesor de Bioética y Vicerrector de la Universidad Católica de La Plata y Adriano Pessina, profesor de Filosofía Moral y director del Centro de Bioética de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán.

El Consejo, que se reúne al menos dos veces al año bajo la dirección del presidente y del canciller de la Academia para examinar las actividades ordinarias y extraordinarias de la Academia, es responsable de las tareas generales de la institución y el nombramiento de los miembros correspondientes y de los jóvenes investigadores.

La Pontificia Academia para la Vida, fundada por el Papa Juan Pablo II, tiene como objetivos estudiar, informar y formar sobre los principales problemas de biomedicina y de derecho, relativos a la promoción y a la defensa de la vida, sobre todo en la relación directa que éstos tienen con la moral cristiana y las directivas del Magisterio de la Iglesia. Su estatuto fue definido por el motu proprio Vitae Mysterium del Papa Juan Pablo II el 11 de febrero de 1994.

La entrada en vigor el pasado 1 de enero de los nuevos Estatutos de la Academia supuso el fin de los nombramientos vitalicios de los miembros ordinarios. Meses antes, a los miembros de la Academia les había sido notificado que el 31 de diciembre, un día antes de la entrada en vigor del nuevo estatuto, causarían baja a la espera de ser reelegidos en su cargo.

En junio, la Santa Sede dio a conocer la composición de la Academia. El Papa Francisco nombró a 45 miembros ordinarios y 5 miembros honorarios. El arzobispo Vincenzo Paglia, presidente de la Academia, aseguró entonces en declaraciones recogidas en la web de la Pontificia Academia para la Vida que “con estos nombramientos, el Papa Francisco ha formado un colegio de académicos del más alto nivel profesional que ofrecerán a la Iglesia y al mundo una profunda y sabia visión al servicio a la vida humana, especialmente de la vida más débil e indefensa”.

Mons. Paglia explicaba que los académicos nombrados por el Papa Francisco provienen de 27 países y han destacado en diversos campos del conocimiento humano. Entre ellos, subrayaba el presidente de la Academia, hay un número de no católicos -creyentes de otras religiones y no creyentes- que muestra “que la protección y promoción de la vida humana no conoce divisiones y sólo puede garantizarse a través del esfuerzo común.”