Un grupo de teólogos estudia el proceso de composición de Humanae Vitae

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Gilfredo Marengo, que lidera la investigación, niega que se pretenda «reformar» la encíclica y asegura se trata de un «trabajo de investigación histórico-crítico» sobre Humanae Vitae sin otra finalidad que reconstruir su proceso de composición a través de archivos y documentos que se han conservado de esa época.

El pasado mes de mayo, el vaticanista Marco Tosatti informaba de una filtración sobre una comisión para examinar y estudiar posibles cambios en la posición de la Iglesia en materia de anticoncepción tal como ésta fue fijada en 1968 por Pablo VI en la encíclica Humanae Vitae.

Aunque Tosatti señalaba entonces la falta de una confirmación oficial de la existencia de dicha comisión, se multiplicaron los comentarios sobre la posibilidad de que el Vaticano estuviera estudiando revisar la Humanae Vitae.

Un mes más tarde, Roberto de Mattei aseguraba en Corrispondenza Romana que Mons. Gilfredo Marengo, profesor en el Instituto Juan Pablo II, era el coordinador de una comisión para «reinterpretar» la encíclica Humanae Vitae a la luz de Amoris Laetitia. 

«Podemos confirmar que existe una comisión, formada por Mons. Pierangelo Sequeri, rector del Pontificio Instituto Juan Pablo II; el profesor Philippe Chenaux, docente de Historia de la Iglesia en la Pontificia Universidad Lateranense y Mons. Angelo Maffeis, rector del Instituto Pablo VI de Brescia», sostenía De Mattei.

El 13 de julio, sin embargo, en una entrevista al semanario Alfa y Omega, el arzobispo Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida y del Instituto Juan Pablo II, preguntado por la existencia de una comisión para reformar la Humanae vitae, respondió: «No existe ninguna comisión, eso ha sido todo inventado. De todas maneras, estoy convencido de que uno de los temas centrales de nuestro tiempo, visto entonces por Pablo VI, es la procreación.»

Paglia había dado la misma respuesta a Catholic News Agency un mes antes, cuando afirmó: «Puedo confirmar que no existe una comisión pontificia llamada a releer o a re-interpretar la Humanae vitae.» El presidente de la Pontificia Academia para la Vida sí hizo referencia, sin embargo, a una «iniciativa del profesor Marengo del Instituto Juan Pablo II, cuyo objetivo es estudiar y profundizar en este documento con motivo del 50 aniversario de su publicación.»

Un reciente artículo publicado por Radio Vaticana recoge una entrevista a Gilfredo Marengo, presentado como «profesor del Juan Pablo II a la cabeza de un grupo de investigación sobre la encíclica Humanae Vitae«. En esta entrevista, Marengo informa de los nombres de los miembros de este grupo de investigación: los profesores Sequeri, Maffeis y Chenaux. Los mismos nombres indicados anteriormente por el profesor De Mattei.

Marengo subraya que «será muy útil poder reconstruir, examinando los documentos conservados en algunos archivos de la Santa Sede, el proceso de composición de la encíclica.» «Tengo permiso para iniciar esta investigación. La impresión inicial es que será posible dejar de lado muchas lecturas parciales del texto. Y, sobre todo, será más fácil entender las intenciones y preocupaciones que movían a Pablo VI», explica Marengo.

Asimismo, en declaraciones al portal Crux, Marengo ha negado que su investigación sobre Humane Vitae tenga algo que ver con «reformar la encíclica». «Este es un trabajo de investigación histórico-crítico. Nada más», ha asegurado, reiterando que el grupo de investigación está profundizando en archivos y documentos que se han conservado de esa época para reconstruir el proceso de escritura de la encíclica.

Un miembro de este grupo de investigadores, por su parte, ha explicado a la web La Croix  que «la iniciativa no viene en absoluto de la Santa Sede, sino de Mons. Marengo que pidió consultar los archivos sobre la preparación de Humanae vitae».

«No se ha decidido nada sobre lo que se hará con este material. Personalmente, si se hubiera tratado de reinterpretar Humanae vitae, no habría aceptado», asevera este miembro del grupo dirigido por Marengo, añadiendo que para él, «se trata sobre todo de poner a disposición del público la documentación concerniente al origen de la encíclica».

Según recoge La Croix, durante una reunión de la comisión se expresó que el objetivo era permitir a los investigadores comprender mejor los sucesos acontecidos entre el fin del Concilio Vaticano II y la publicación de Humanae vitae.

También en el artículo publicado por De Mattei el pasado mes de junio se indicaba que la comisión tenía la tarea de encontrar la documentación de los «trabajos preparatorios» de la Humanae Vitae. De Mattei señala en concreto el trabajo de la comisión creada en 1963 con el objetivo de recoger opiniones acerca de la regulación de la natalidad y suministrar elementos de información para que el Magisterio pudiese dar una respuesta adecuada.

En la primavera de 1967, un año antes de la publicación de la Humanae Vitae, varios documentos de esta comisión fueron filtrados a la prensa. Estos documentos revelaban una recomendación favorable al cambio de la enseñanza tradicional sobre la anticoncepción.

Sin embargo, finalmente, cuando Humanae Vitae vio la luz en 1968 recogía la prohibición de los métodos anticonceptivos artificiales por parte de la Iglesia: «Queda además excluida toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga, como fin o como medio, hacer imposible la procreación.»

En Humanae Vitae, Pablo VI, sin dejar de agradecer la labor de la comisión, afirma que las conclusiones a las que ésta había llegado no podían ser consideradas como definitivas. Entre otras razones, porque habían aflorado algunos criterios de soluciones que se separaban de la doctrina moral sobre el matrimonio propuesta por el Magisterio de la Iglesia con constante firmeza.