Arabia Saudí condena a muerte a un hombre por renunciar al islam

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El condenado publicó en 2014 unos videos en los que renunciaba al islam, una acción considerada delito y que se castiga con duras penas en el reino.

La Gaceta.- Un saudita de poco más de 20 años ha sido sentenciado a la pena de muerte por unos vídeos en los querenunciaba al islam y al profeta Mahoma. Los videos fueron publicados en las redes sociales en 2014, y entonces su autor, Hamad al Shamri, fue arrestado por ateísmo y encarcelado.

En 2015 un tribunal sentenció a Al Shamri a la cadena perpetua, aunque su abogado intentó apelar la decisión del juez aduciendo que su cliente estaba bajo el efecto de las drogas y el alcohol en el momento de grabar los videos.

Según informan medios locales, primero Al Shamri perdió el caso en la Corte de Apelaciones, y más tarde, a principios de esta semana, una Corte Suprema local rechazó la segunda apelación del acusado.

De acuerdo con las estrictas leyes religiosas del reino saudita, renunciar al islam puede ser castigado con penas de prisión severas y castigos corporales. Como señala la organización humanitaria Human Rights Watch, citada por ‘The Independent’, recientemente el rey de Arabia Saudita, Abdalá bin Abdulaziz, ha ido incluso más lejos y ha aprobado varios decretos que equiparan el ateísmo al terrorismo.

El respaldo de la ONU a Arabia Saudí

El mismo país que no otorga autonomía ninguna a las mujeres, que predica la sharia al mismo nivel que el Estado Islámico y difunde su particular visión del islam por todo el mundo, fue galardonado por la ONU con un puesto de honor en el organismo encargado de velar por los derechos humanos.

Resulta relevante que las Naciones Unidas otorguen “estos premios” a países donde el respeto a los DDHH es un quimera y las ejecuciones públicas están a la orden día.

El escándalo no terminó ahí. El propio organismo denunció haber recibido fuertes presiones para modificar un informe crítico con Arabia Saudí. La ONU cedió al chantaje y eliminó al país de la “lista negra”, que señalaba originalmente a la coalición árabe que actúa en Yemen como responsable de ataques contra niños y la situaba en un informe junto a grupos terroristas y gobiernos acusados de esos mismos crímenes.