Rico Pavés condena un artículo del sacerdote Pablo D´Ors ‘lleno de errores doctrinales’

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El sacerdote y escritor español, ahora consultor del Consejo Pontificio de la Cultura, señaló en la revista Vida Nueva que es absurda la reserva eucarística en el Sagrario y que los comportamientos en la celebración eucarística son ‘fundamentalmente mágicos, no religiosos’.  «Los sacramentos de la Iglesia ya no significan casi nada para la inmensa mayoría de quienes aún participan en ellos», comienza el artículo de Pablo D’ Ors. Para este sacerdote, los sacramentos ya no significan nada, ya no son signos, y por tanto son más bien «juegos de magia». En un artículo publicado en la revista Vida Nueva titulado «¿Habrá en la Iglesia alguien que se atreva?« , D’Ors se atreve a señalar que «los ritos cristianos» se han convertido en «pura magia» y que los «comportamientos de sacerdotes y laicos durante la celebración eucarística» son «fundamentalmente mágicos, no religiosos». Para sostener su teoría de que la reverencia y el respeto a la Eucaristía son «comportamientos mágicos y no religiosos», D’ Ors comenta: «¿Te imaginas a los apóstoles arrodillándose ante el pan o a Jesús recogiendo las miguitas del plato?«. Además, el sacerdote sostiene que las misas de ahora le recuerdan «al teatro del absurdo de Beckett», porque la gente no entiende lo que allí se celebra y critica la doctrina del ex opere operato que «postula que el sacramento es eficaz con independencia de la comprensión de quien lo recibe». D’Ors es un sacerdote que no cree en la presencia real de Cristo en la Eucaristía y se burla de la veneración al Santísimo Sacramento y de la reserva eucarística: «Y eso de reservar la eucaristía en un sagrario, ¿a qué viene?». Para este sacerdote, consultor en la Santa Sede, Cristo no está en el sagrario más que en cualquier otra parte y es absurdo empeñarse en «meterle en una caja».  Monseñor Rico Pavés, obispo auxiliar de Getafe, ha publicado por su parte otro artículo en el que condena un texto que considera repleto de «errores doctrinales» con «consecuencias dramáticas para la vida cristiana». Asimismo, el obispo auxiliar de Getafe manifiesta su preocupación por el hecho de que el autor de estos errores sea consultor del Consejo Pontificio de la Cultura. Para Rico Pavés, la confusión doctrinal de D’ Ors estriba en un problema de fe.  «¿Por qué no menciona ni una sola vez la palabra fe ni el verbo creer? ¿Piensa que los sacramentos se pueden entender sin fe?«, se lamenta en su artículo el prelado. Además, acusa a D’Ors de actuar como si no conociera la enseñanza de la Iglesia respecto a la presencia permanente de Cristo en la Eucaristía y el culto debido al Sacramento, y de difundir los mismos errores doctrinales sobre la Eucaristía que fueron corregidos en su momento por el papa Pablo VI. A continuación, el artículo de Monseñor Rico Pavés en respuesta al publicado por Pablo D’ Ors: Dios hecho pequeño Siendo seminarista visité en cierta ocasión la Capilla Real de Granada junto a un compañero del seminario. Mientras mirábamos algunas piezas del museo, una turista extranjera nos preguntó qué era aquello que señalaba. El objeto era un espejo de Isabel la Católica, convertido en custodia para exponer el Santísimo Sacramento. Con palabras sencillas intentamos explicarle que ahí se colocaba el Cuerpo del Señor. Después de escucharnos, dijo: «¡Qué Dios tan pequeño!»; se dio media vuelta y nos dejó. Pasados los años, en muchas ocasiones he traído a la memoria esta vivencia. Unas veces para intentar ilustrar el misterio inefable de la salvación y la «locura inigualable» del amor de Dios por los hombres. No faltaba algo de verdad a aquella turista: el Hijo de Dios, que siendo rico se hizo pobre, llevó el amor hasta el extremo y nos dejó el memorial de su Pascua haciéndose pequeño en la Eucaristía. Otras veces lo he recordado para agradecer a Dios el don inmerecido de la fe, por la cual puedo confesar lo que los ojos no ven. Sin fe, los sacramentos no se entienden, como bien se lee en los escritos atribuidos a Dionisio el Areopagita: «Si una persona que no cree entrara en nuestras celebraciones y viera lo que hacemos, se reiría a carcajadas. Lo cual no nos debe sorprender, pues como dice el profeta Isaías: si no creéis, no entenderéis». Ahora he vuelto a recordar aquel episodio al leer con tristeza y preocupación el artículo de Pablo d’Ors, titulado ‘¿Habrá en la Iglesia alguien que se atreva?’. Tristeza, al encontrar en tan poco espacio un elenco tan abultado de errores doctrinales cuyas consecuencias son dramáticas para la vida cristiana. Preocupación, al advertir que quien firma el artículo es escritor y sacerdote, y, desde no hace mucho, consultor del Consejo Pontificio de la Cultura. Sin ofrecer más prueba que su propia percepción, el autor afirma de forma apodíctica que «los sacramentos de la Iglesia ya no significan casi nada para la mayoría de quienes aún participan en ellos»; sostiene que «muchos de los comportamientos de sacerdotes y laicos durante la celebración eucarística son fundamentalmente mágicos, no religiosos»; y, como argumento, pregunta al lector si puede imaginar «a los apóstoles arrodillándose ante el pan o a Jesús recogiendo las miguitas del plato» (sic); culpa a la doctrina del ex opere operato de haber desvinculado del sujeto el signo, degenerándolo y cosificándolo; explica la Eucaristía a partir del pan como «símbolo de Dios», cuyo significado es «partir y repartir el pan conscientemente», de lo cual deduce que la reserva eucarística en el sagrario carece de sentido, y considera prueba de nuestra mentalidad mágica el pensar que Dios esté más en el sagrario que fuera de él. Propone el autor «explicarlo todo como si nunca se hubiera explicado», y presentar los sacramentos «como símbolos y ritos de valor universal, aptos para todos, cristianos o no», mostrando el cristianismo «como religión y humanismo inclusivo, no excluyente ni exclusivo». Pero, se pregunta al fin, ¿habrá alguien en la Iglesia que se atreva a aplicar esa solución? Enorme pesar Encontrar en tan pocas líneas tantos dislates produce un enorme pesar. ¿Conoce el autor lo que la Iglesia católica entiende por sacramento? ¿Ignora la diferencia con los ritos mágicos? ¿Sabe que el carácter sagrado de los sacramentos no estriba primariamente en el significado que nosotros les damos, sino en haber nacido de la voluntad salvífica de Cristo para comunicarnos su Vida? ¿Por qué no menciona ni una sola vez la palabra fe ni el verbo creer? ¿Piensa que los sacramentos se pueden entender sin fe? ¿Acaso desconoce la enseñanza de la Iglesia sobre la presencia permanente de Cristo en la Eucaristía, sobre la reserva eucarística y el culto debido a este Sacramento de Amor fuera de la Santa Misa? ¿Cómo es posible que, a punto de cumplirse 50 años de la encíclica Mysterium fidei (3.9.1965), se sigan hoy en día difundiendo las mismas propuestas deficientes a propósito de la Eucaristía y de los sacramentos, que ya fueron rechazadas por el papa Pablo VI? En los tiempos que corren, quizá sea este el único atrevimiento necesario: creer con la Iglesia, creer en el seno de la Iglesia. + José Rico Pavés, obispo auxiliar de Getafe.