Santo Domingo Savio

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Celebramos hoy a Domingo Savio, alumno de San Juan Bosco, que es el santo -no mártir- más joven de la historia de la Iglesia, ya que murió con menos de 15 años.

Domingo nació en el Reino de Cerdeña, en el año 1842, en el seno de una familia pobre y profundamente cristiana. Pronto se mudarán a Murialdo, cerca de Savona.

En 1847 Domingo comienza a ayudar en la parroquia como monaguillo. La familia se traslada a Mondonio, a las afueras de Turín.

El 8 de abril de 1849 es una fecha muy importante en la corta vida de este santo. Ese día hizo la primera Comunión. Y ese día se hizo unas promesas o propósitos, que reflejan la profunda vida interior que poseía, a pesar de tener tan sólo 7 años.

Resoluciones tomadas por mí, Doménico Savio, en el año de 1849, en el día de mi Primera Comunión, a la edad de siete años: – Me confesaré a menudo, y comulgaré tan frecuentemente como mi confesor lo permita. – Deseo santificar los domingos y fiestas en forma especial. – Mis amigos serán Jesús y María. – Prefiero morir antes que pecar. En 1854 entra a formar parte del Oratorio de Don Bosco. Pronto destacará como un alumno aventajado, y Juan Bosco se convertirá en su confesor y director espiritual. Quiere ser sacerdote. Pasa 5 horas al día rezando y tiene una gran devoción a la Virgen María.

En una ocasión Don Bosco le regaña por estar durmiendo sin mantas, para hacer un sacrificio. Le prohíbe hacer penitencias sin su permiso y le dice que la penitencia que Dios quiere es la obediencia a tus superiores.

En 1957 se pone enfermo y le aconsejan que vaya a casa para recuperarse. Pero el sabía que no sería así, se despide de sus compañeros: Nos veremos en el paraíso.

Sus últimas palabras, mientras agonizaba junto a su padre, fueron: Papá, ¡Estoy viendo cosas maravillosas!

El 12 de junio de 1954 el papa Pío XII lo canonizó. Los huesos de Savio se encuentran en la Basílica de María Auxiliadora, en Turín.