¿Qué enseña la Iglesia sobre la transexualidad?

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Ante la reciente y polémica visita de un transexual al Papa Francisco, es necesario recordar qué dice el Magisterio de la Iglesia acerca del cambio de sexo. 


El pasado sábado 24 de enero, el Papa Francisco recibió en su residencia de Santa Marta a una transexual española, Diego Neria Lejárraga. Tal y como informó ayer INFOVATICANA, el viaje fue costeado íntegramente por el Obispado de Plasencia, con el conocimiento del Nuncio de Su Santidad en España, Renzo Frattini. Debido a la trascendencia mediática que ha tenido este hecho, es oportuno recordar cuál es la doctrina de la Iglesia Católica respecto a la transexualidad.

El Obispado de Alcalá de Henares ha creado una sección en su web en la que se podrá consultar qué dice el Magisterio de la Iglesia acerca de las operaciones de cambio de sexo. Antes de abordar este tema, sin duda delicado, es necesario aclarar que uno de los principios fundamentales de la Iglesia Católica es el respeto hacia todas las personas, como recalcó el Papa Francisco en su reciente viaje a Sri Lanka. Sin embargo, tampoco se puede ignorar la postura que el Magisterio de la Iglesia mantiene acerca del cambio de sexo.

El Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios sostiene que «no se puede violar la integridad física de una persona para el tratamiento de un mal de origen psíquico o espiritual. En estas circunstancias no se presentan órganos enfermos o funcionando mal; así que su manipulación medicoquirúrgica es una alteración arbitraria de la integridad física de la persona. No es lícito sacrificar al todo, mutilándolo, modificándolo o extirpándole una parte que no se relaciona patológicamente con el todo.» (Carta de los Agentes Sanitarios, en español n. 66 y nota 148)

Benedicto XVI, en un discurso dirigido a la Curia Romana critica la postura del hombre que «niega la propia naturaleza y decide que ésta no se le ha dado como hecho preestablecido, sino que es él mismo quien se la debe crear». El ser humano niega su propia naturaleza y se engaña al pensar que no ha sido Dios «quien los creó varón o mujer», sino que esta distinción es fruto de la sociedad que hasta ahora lo ha determinado así, y que ya ha llegado el momento de que seamos nosotros mismos los que podamos decidir acerca del sexo que queremos tener.

Para el Papa emérito, negar el respeto al orden de la creación porque se trata de «metafísica ya superada» sólo conducirá a la autodestrucción del hombre. San Juan Pablo II tampoco fue ajeno a este problema y quiso reafirmar la trascendencia del orden de la creación respecto a la sexualidad: «Las palabras pronunciadas por Cristo sobre la resurrección nos permiten deducir que la dimensión de masculinidad y feminidad —esto es, el ser en el cuerpo varón y mujer— quedará nuevamente constituida juntamente con la resurrección del cuerpo».

Por su parte, el Pontificio Consejo para la Familia ha subrayado la importancia de los padres y educadores a la hora de tratar este complejo tema: «Los padres, por su parte, cuando advierten en sus hijos, en edad infantil o en la adolescencia, alguna manifestación de dicha tendencia o de tales comportamientos, deben buscar la ayuda de personas expertas y cualificadas para proporcionarles todo el apoyo posible».