Declarar una “huelga de Misas” como protesta y solidaridad por los hechos violentos que se registran en México, como los ocurridos en el estado de Guerrero, no es una solución, sería complicar más las cosas, “ponerle sal a la herida”, declaró el Obispo de la Diócesis de Cuernavaca y responsable de la Dimensión de Justicia, Paz y Reconciliación, Fe y Política del Episcopado Mexicano (CEM), Mons. Ramón Castro Castro. Está en lo cierto el obispo citado, aunque esa huelga del culto católico se hizo en tiempos del episcopado de monseñor Méndez Arceo en una situación de grave peligro. Ahora una huelga de Misas no sería la solución correcta. Por España, sin existir problemas de persecución y muerte como en Méjico, las huelgas de Misas las hacen los fieles, quienes durante el presente puente de Todos los Santos y los Difuntos, hemos notado en las parroquias un fuerte bajón de asistencia de público durante las Eucaristías que hemos celebrado. Por este sur de España, el público ha tirado para las playas, pues las temperaturas de las aguas del mar aún admiten que los cuerpos se refresquen en este largo veranillo otoñal que aún vivimos. Ahora, en Méjico, es cuando más se necesita orar y rezar al Señor para la solución de persecución y muerte que atraviesa el país hermano. Desde aquí invito a los lectores que lo hagan de corazón por los amigos mejicanos. Mientras, los españoles que están de puente, rezo al Señor que vuelvan sanos y salvos a su casa, para que sigan ejerciendo su papel profesional y familiar y cristiano con la libertad de los hijos de Dios. Tomás de la Torre Lendínez
Huelga de Misas

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