Vicente Montesinos
Gracias a Dios, y aunque parezca que entre toda la cizaña no crece el trigo; el trigo sigue creciendo… Y más que crecerá para Gloria de Dios.
Entre los obispos, sacerdotes, consagrados y seminaristas; aún quedan algunos que no nos dan la espalda por decir la verdad; y que apoyan la labor que por absoluta gracia de Dios y desde nuestra pequeñez venimos desarrollando en defensa de Jesucristo, de su Iglesia, de las Sagradas Escrituras, la sana doctrina, la tradición y el magisterio bimilenario.
Hoy les quiero hablar de la tribulación que al parecer han venido sufriendo algunos de los seminaristas del Seminario Conciliar de Madrid (España), que son quienes se han dirigido a nosotros al hilo de las informaciones que nos vimos obligados a dar cuando a Monseñor Raúl Martín se le ocurrió prohibir a los monaguillos (y ya de paso a todo el pueblo de Dios que camina en Santa Rosa La Pampa, en Argentina) recibir a Nuestro Señor Jesucristo en la Sagrada Comunión de rodillas.
Seminaristas de recta conciencia y sana doctrina que, al parecer, y según nos han indicado (con absoluta reserva de fuentes ya que temen por que de descubrirse su preocupación, su objetivo de ser fieles Sacerdotes de Cristo se vea truncado), en una de las sesiones que tuvieron para recordar la regla de vida del Seminario, el entonces Rector D. Jesús Vidal (hoy obispo auxiliar de Madrid) les comentó que «decimos a los seminaristas que en el Seminario no comulguen de rodillas«, alegando para ello la unidad en las posturas durante la liturgia.
Sin embargo les dijo que en el asunto de comulgar en la boca o en la mano, les daban libertad para ello: «lo que cada uno considere más adecuado» – refirió Monseñor Vidal.
Al hilo de ello nos comentan que, aún sufriéndolo, no les extrañó, ya que es bien conocida en toda la Archidiócesis de Madrid que pastorea el Cardenal Osoro, la poca simpatía que tienen hacia lo que ellos llaman «grupos conservadores». Que en este caso, y doy fe, lo único que pretenden es «conservar» la bendita costumbre (que debiera ser regla) de recibir al Señor del Tiempo y de la Historia de rodillas.
¿Tampoco se puede comulgar de rodillas en el Seminario Conciliar de Madrid? Pues no sé… Quizá esa nueva «regla» anticatólica no quede circunscrita a la atribulada Argentina de Bergoglio; y haya llegado a la Diócesis del amiguito de Bergoglio en España.
¿Les extrañaría?
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