“La Iglesia somos todos” para el IRPF, pero en política fija posición la Mitra
Félix Bolaños ha escrito una carta a monseñor Argüello que parece redactada por un comisario soviético con estudios en protocolo diplomático. Amenaza con una sonrisa, insinúa represalias con tono amable y, lo que es peor, utiliza a las víctimas de abusos como palanca para callar a la Iglesia cuando se le pone incómoda.
Pero más curioso aún ha sido ver la reacción episcopal. El obispo Munilla ha salido a puntualizar. Como siempre. Como hace con las barbaridades del gobierno, sí, pero también cuando la Iglesia se mueve un centímetro fuera del corsé ideológico que él considera prudente. Como cuando ataca a los que defienden la Misa de siempre, o a los que cuestionaban las heterodoxias de Francisco.
Munilla, que a estas alturas ya no engaña más, que queda claro que no es más que el Vicente Vallés de la Iglesia española —mucho ruido, muchas frases bien medidas contra la izquierda, pero sin mojarse donde quema y siempre en una equidistancia vomitiva—, ha querido aclarar que “la Iglesia no está alineada con ningún partido político”.
A continuación el texto de Munilla:
Tres consideraciones a la carta de Bolaños:
1º.- Es notorio y evidente que el posicionamiento de la Iglesia en materia social no coincide con la llamada «derecha» en asuntos importantes: caso de la inmigración o de la política internacional… Por lo tanto, es falso que la Iglesia esté alineada con partido político alguno.
2º.- La gravedad de la corrupción del gobierno actual no se limita a los tristes episodios de estos últimos días (¡históricamente, no ha habido partido político sin casos de corrupción!); sino que la corrupción principal ha sido y es, la de comprometer el ‘estado de derecho’ a su estrategia para mantenerse en el poder: por ejemplo, amnistiando a los delincuentes para obtener su apoyo parlamentario, dinamitando la separación de poderes, etc… Esta es la corrupción principal y más grave; y que, ciertamente, no es sostenible.
3º.- ¿Por qué se fija el Sr. Bolaños ahora, en plena borrasca, de forma específica, en las manifestaciones críticas realizadas por la Iglesia? Es un hecho constatable que la petición de elecciones anticipadas es mayoritaria y sostenida incluso por ámbitos afines al gobierno. Entonces, ¿por qué ha escogido a la Iglesia entre tantos sectores sociales? ¿Tan trascendente le resulta la voz de la Iglesia? Es fácil percibir una maniobra de distracción, con muy pocas probabilidades de éxito…
Se pregunta Munilla con tono cándido: “¿Por qué ha escogido el señor Bolaños a la Iglesia entre tantos sectores sociales críticos?”. Hombre, monseñor, porque la Iglesia molesta más que los opinadores de turno. Porque a pesar de su tibieza institucional, y del empeño de los suyos, todavía le queda cierto eco moral. Y porque algunos quieren enterrarla, pero primero tienen que silenciarla.
Cuando los obispos, por una vez, se atreven a hablar claro, no es momento de pedir más matices ni de hacer equidistancia. Es momento de sostener la voz profética con claridad. Pero para eso hace falta algo más que un discurso bien editado para la COPE. Hace falta valor. Y hace falta asumir que si te pegan por decir la verdad, algo estarás haciendo bien.
La doctrina no se escribe en Twitter
Munilla, además, intenta marcar distancia de la “derecha” recordando que la Iglesia no coincide con ella en temas como inmigración, en tan evidente como velada referencia a Vox. Y se equivoca Munilla en el sujeto. La doctrina social de la Iglesia no es una nube ideológica que cada obispo redacta a golpe de tuit. Está en el Catecismo, en el Magisterio y en la Tradición. Y si alguien quiere saber cuál es la posición católica sobre inmigración, ahí tiene los textos. Y sorpresa: se parecen bastante más al planteamiento de orden, justicia y responsabilidad que defiende Vox que a la papilla buenista de la izquierda globalista que suscribe Munilla y toda la Conferencia Episcopal. La Iglesia, me temo, sí está alineada con Vox en inmigración, o Vox con la Iglesia. Quien no está alineado con la doctrina católica sobre la inmigración es el mainstream eclesial actual, pero del principio de no contradicción, ya tal.
Pero claro, “la Iglesia somos todos” cuando hay que poner la X en la declaración de la renta. Para lo demás, resulta que “la Iglesia” es solo lo que diga el Twitter de Munilla. Y luego que si clericalismo.
Agradecemos las tres consideraciones, monseñor. De verdad. Pero si cada vez que un ministro amenaza a la Iglesia, los obispos responden con tibieza y con la equidistancia del clásico “ni Vox ni PSOE”, nos toman por tontos. Lo que ha hecho Bolaños es un chantaje. Y lo que necesita la Iglesia no es una nota explicativa, sino una respuesta con la autoridad de quien no le debe nada al poder político. Ni a este, ni a ningún otro.
La Iglesia no está para cuidar su imagen. Está para proclamar la verdad. Y la verdad —aunque incomode a Bolaños, a Sánchez o a algunos despachos eclesiales— es que este gobierno es una amenaza a la justicia, a la libertad y al orden moral. Lo demás, son matices que no salvan a nadie.