Roma, 25 de mayo de 2025 — En una celebración profundamente emotiva en la Archibasílica de San Juan de Letrán, el Papa León XIV tomó hoy posesión oficial de la diócesis de Roma, pronunciando su primera homilía como Obispo de la capital de la cristiandad. En ella, destacó la dimensión maternal de la Iglesia, el valor de la escucha en comunión y, de manera especial, cerró su mensaje con una cita conmovedora de San Pío X: “¿Qué sería de mí si no os amara?”
La ceremonia, celebrada en el VI Domingo de Pascua, reunió a cardenales, obispos, religiosos, autoridades civiles y fieles romanos. Desde el altar de la catedral del Papa —Mater omnium Ecclesiarum—, León XIV subrayó su voluntad de ejercer el ministerio petrino “como un cristiano con vosotros y un obispo para vosotros”, retomando las palabras de San Agustín.
Basándose en el libro de los Hechos de los Apóstoles, el Pontífice abordó cómo la Iglesia primitiva supo afrontar con humildad y discernimiento los desafíos de la evangelización en contextos diversos. “La comunión se construye de rodillas”, afirmó, insistiendo en la necesidad de abrirse al Espíritu Santo para escuchar y comprender también al otro como hermano.
La homilía, profundamente pastoral y cercana, fue además un reconocimiento al esfuerzo de la diócesis de Roma en acoger a los peregrinos del Jubileo, mostrando a la ciudad como una “casa abierta y acogedora” donde la fe se hace visible.
“San Pío X, al llegar a Venecia, exclamó: ‘¿Qué sería de mí si no os amara?’”
Pero fue el final del discurso el momento de mayor carga simbólica y afectiva. Al evocar el saludo de Juan Pablo I a los romanos, el Papa León XIV retomó la expresión de San Pío X al llegar a Venecia como patriarca. Haciendo suyas aquellas palabras, el nuevo Obispo de Roma confesó: “Yo también os aseguro que os amo, y que deseo poner lo poco que tengo y soy al servicio de todos.”
Con este gesto, León XIV no sólo enlazó su pontificado con una tradición de humildad y cercanía pastoral, sino que marcó un rumbo claro: el de un papado que se concibe ante todo como servicio amoroso a la Iglesia que peregrina en Roma, en fidelidad a sus santos pastores y a su historia viva.
