A pocos días del funeral del Papa Francisco, el cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo emérito de Madrid y figura clave en la Iglesia española, ha pedido que el futuro pontífice mantenga la continuidad doctrinal y pastoral de sus predecesores.
En una entrevista concedida a ABC desde el Colegio Español de Montserrat en Roma, donde se aloja para asistir a las congregaciones previas al cónclave, Rouco ha repasado el pontificado del Papa fallecido y ha subrayado la necesidad de mirar al Concilio Vaticano II como eje para comprender la evolución reciente de la Iglesia.
“Que el nuevo Papa continúe fielmente la gran tradición magisterial, disciplinada, apostólica y pastoral”, ha pedido Rouco, quien fue nombrado obispo por Pablo VI y cardenal por Juan Pablo II. Amigo personal de Benedicto XVI, con quien colaboró estrechamente, recuerda cómo invitó personalmente a Francisco a visitar España pocas semanas después de su elección. “Actuó como un gallego: nunca dijo ni que sí ni que no”, bromea.
Rouco ha defendido que el Papa argentino no rompió con sus antecesores, sino que enlazó su pontificado con el de Benedicto XVI, especialmente a través de sus encíclicas. “Hay una conexión entre la primera encíclica de Benedicto y la última de Francisco, ambas centradas en el Corazón de Cristo”.
Sobre la reforma de la Curia y la presencia de laicos y religiosas en cargos vaticanos, Rouco distingue entre funciones civiles y aquellas ligadas a la sucesión apostólica. “El poder de la Iglesia no viene de los fieles, es ministerio. La jurisdicción solo la pueden ejercer quienes han recibido el sacramento del orden”, ha afirmado, marcando límites claros ante ciertos nombramientos recientes.
En cuanto a las discusiones teológicas y eclesiales abiertas en el proceso sinodal, como el celibato opcional o el diaconado femenino, Rouco considera que Francisco no pretendía modificarlas: “Creo que están cerradas. El Papa no quería abrirlos en ese sentido”.
Preguntado por el perfil ideal del próximo pontífice, Rouco ha citado los Evangelios: un Papa que confirme en la fe, construya sobre la roca de Pedro y apaciente al pueblo de Dios. “Entonces será un gran Papa”.
Con su experiencia en dos cónclaves, descarta cualquier dramatismo: “Entramos rezando en silencio. Se vota y se vuelve a Santa Marta. No es un parlamento”.
Frente a especulaciones sobre lobbies externos y presiones ideológicas, el cardenal recuerda la verdadera misión de los electores: “Nadie piensa en otra cosa que en elegir a un buen pastor, un Papa que ayude a anunciar a Cristo y a salvar las almas”.