Mons. Isidro Puente Ochoa: Pastor de almas. Defensa y llamado a la retractación de muchos

Mons. Isidro Puente Ochoa: Pastor de almas. Defensa y llamado a la retractación de muchos

“La voz que clama en el desierto”, palabras precisas para describir al guerrero de Tijuana, al erudito de México, y al ejemplo de santidad en Hispanoamérica.

Este alegre sacerdote ha ganado el corazón de una gran cantidad de fieles aturdidos por la crisis actual dentro de la Santa Madre Iglesia. Con su carisma, gentileza, erudición, ingenio y amor íntimo a la Iglesia de Cristo, su apostolado en línea se ha expandido a todos los rincones del orbe Cristiano. El largo recorrido de Mons. Puente, en sus prolongados y bendecidos años de vida y sacerdocio, ha sido marcado por crecimiento en una obra con carácter evidentemente divino. Su obra de las religiosas y seminario menor es la marca que Dios ha querido dotar en ese hombre entregado al Evangelio, para darnos cuenta que es providencial lo que hace (y seguirá haciendo). 

A causa de esta infiltración dentro de la estructura del Cuerpo Místico de Cristo, todos (sin excepción) han sido azotados, en menor o mayor escala, por el yugo desigual de la falsa obediencia, las doctrinas erróneas, una moral titubeante, y olas incalculables de modas espirituales que van y vienen. Los grandes hombres de nuestros tiempos, abandonados por el mundo, se han visto en la ardua tarde de decidir entre dos opciones que ha de marcar el resto de su vida: someterse al mal, haciéndose violencia mental para intentar convencerse de que es posible vivir en una aparente paz con los enemigos de la fe, o elegir el camino duro de la Cruz para mantener la fe, cueste lo que cueste, con las consecuencias que hayan de venir. Existen casos conocidos de sacerdotes, obispos, y laicos que fueron cancelados o marginados por haberse mantenido firmes en el Depósito de Fe ante la coacción de jerarcas viciados, vinculado típicamente con el aval silencioso de los apocados que siguen la corriente, sin importar lo que pase. 

Mons. Isidro Puente Ochoa se vio justo en esa situación ante las acciones injustas, ilegales, y confusas de su obispo ante el tema de la existencia de su seminario menor, el cual fue avalado por su predecesor sin ningún problema. Una variedad de hechos llegaron a suceder cuando la tensión crecía entre ambas personas; en el artículo de marras, no vamos a enunciar los hechos notorios por los cuales se ha convertido la figura de este benemérito sacerdote en alguien “controversial o de comportamiento errático”, como ciertos individuos se llegaron a expresar sobre el. El motivo de esta defensa a su persona es para hacer un acto de justicia pública por alguien que ha sido calumniado, hostigado por detracciones sin piedad, desacreditado de manera atroz, y violentamente azotado por turbas de personas que han perdido la caridad, aunado al hecho de diluir la gravedad de este eclipse -en palabras de Nuestra Señora de la Salette- por el cual sufre la Iglesia de Cristo. 

Acontecimiento reciente 

Entrando directamente en la materia que nos concierne, es con grandísimo gozo que se puede anunciar la noticia dada por Mons. Puente el día 19 de marzo de 2025, fiesta de San José; en el video titulado “1684-San José, esposo de María, La monarquía de la Iglesia. Protector de la Iglesia y los moribundos.” Publicado en su canal de YouTube, el cual funge como su principal medio de comunicación, en los primeros minutos, dijo textualmente lo siguiente: les comunico que estoy ya en paz con nuestro señor Arzobispo Francisco Moreno Barrón que ya, gracias a que fue tan amable de hablar con el anterior arzobispo, admitió que exista, pues, esta comunidad masculina, pidan por él…”. He aquí el desenlace de todo un enrollo que duró varios meses, Mons. Puente se le ha dado la razón que siempre tuvo y siempre le acompañó en ese calvario de injurias. Todo ha concluido de forma definitiva. 

El adalid de Tijuana, revelando semejante buena nueva, pone en silencio a cualquier persona que lo tildaba de “cismático, rebelde, desobediente”, inclusive algunos lo llegaron a tachar de “senil”, peyorativo de una bajeza incomparable. Otra verdad que podemos extraer, es el buen ánimo de este ilustre sacerdote que en todo momento mantuvo ante las autoridades eclesiásticas; no era espíritu de sublevación ni de insurrección. Cualquier acción que haya tomado era para salvaguardar una obra de la Iglesia, para la Iglesia, y en la Iglesia. Los grupos que son abiertamente sedevacantistas no buscan hablar con aquellos que denominan como “usurpadores” o “falsos pastores que ya no tienen el sacerdocio válido ni sus puestos tienen autoridad para regir” (entre otra variedad de acusaciones), sino que se quedan totalmente atrincherados dentro de su círculo por los diferentes motivos que constituyen su manera de pensar y actuar. 

Lo que han causado las malas lenguas

De este Alter Christus sabio y distinguido como sí mismo, una cantidad sorprendente de personas y grupos lo utilizaron de carne de cañón para ser el blanco de crítica despiadada a tal punto que lo hicieron sentir solo y triste. La injusticia inimaginable que ha sufrido por parte de aquellos que dicen haber simpatizado con él por mucho tiempo es lo que más duele. Mons. Puente después de escuchar las traiciones públicas por parte de aquellos que él pensaba que eran sus aliados y lo podrían apoyar ante una decisión que lo ponía contra la espada y la pared, solo pudo sentir el mismo abandono que vivió Nuestro Señor Jesucristo en las diferentes etapas de su dolorosa Pasión. Si él no tuviera el nivel de virtud que humildemente ostenta, es probable que estaríamos contando la historia del sacerdote que capituló ante la iniquidad. 

San Francisco de Sales, en su libro de cabecera llamado Introducción a la vida devota, tiene un capítulo dedicado a la maledicencia donde explica los efectos que pueden tener nuestras lenguas para los demás. Lo que han hecho todos (sí, todos) los que con su lengua provocaron el alejamiento de un número indescifrable de personas bien intencionadas de la cátedra de Su Excelencia, cometieron lo que el Santo Obispo de Ginebra describió como matar, en el plano de la vida civil, a una persona. Las consecuencias longevas de dañar la reputación de alguien, sigue esbozando San Francisco de Sales, provocan una variedad de secuelas en uno mismo, en quien escucha, y en quien lo repite. Para colmo, estos personajes alegan hasta hoy en día guardar la misma línea doctrinal que el afectado; claramente esto no es cierto porque hubiesen actuado muy diferente ante la defensa personal que tomó Mons. Puente para poder sobrevivir. 

Aquel humilde siervo de la viña del Señor, que se tomó años en constituir su buen nombre de manera desinteresada, solo pensando en reconstruir lo que ha sido devastado por los Revolucionarios, en cuestión de una semana fue miserablemente tumbado para caer en el pozo de la “cultura de la cancelación”; esta tiene por consecuencia, para decirlo de manera coloquial, que “todo lo que dijiste, hiciste, y obraste durante tu vida ya vale de nada”. Los que siguen el canal de YouTube, escritos, y material didáctico producido por Mons. Puente, entienden las amarguras que ha atravesado a lo largo de los años a causa de mantenerse firme en la verdad; en ningún momento él se ha mostrado con ambición de fama, de prestigio, o de carrera eclesiástica; en cambio, una genuina caridad ha consumido su corazón puramente sacerdotal. No solo es indignante, sino que se puede decir que cae dentro de lo excretable, ver una traición pronunciada, ¿a cambio de qué? ¿Seguir nadando en dos aguas? ¿Quemar un poco de incienso a la jerarquía corrompida? ¿Continuar con la narrativa oficial con la pendiente marcada contra la Tradición de la Iglesia? ¿Falsa obediencia? Rompe el corazón de un seglar tener que ver cómo a un ministro consagrado, indudablemente magno, lo hacen ver como un villano que ha cometido algo imaginable que merece ser cuestionado -como mínimo- por todo el que tenga uso de razón. “¡Cómo osa ese sacerdote hacer eso! ¡Cómo puede contemplar eso como una opción viable! Ese sacerdote no se le puede seguir escuchando, deberían censurarlo”. Estas y similares palabras fueron vomitadas por el Sanedrín de YouTube, Whatsapp, Instagram, y otras redes sociales, para darle la estocada fulminante a este paladín de la Virgen María. 

Consecuencias, la exigencia de una retractación, ¿qué sigue?

Como fue dicho en la sección previa, las lenguas han acuchillado no solo a la figura de Mons. Puente, sino que también causaron daño colateral a su apostolado. Uno puede visualizar los primeros videos en su canal para rápidamente percatarse de que Su Excelencia estaba pidiendo ayuda económica para las respectivas construcciones que, hasta hoy en día, está intentando realizar. A paso lento pero seguro ha podido avanzar con notables sacrificios de por medio. A pesar de las contrariedades, propias de una obra de esta magnitud, su enfoque ha sido en buscar y cultivar las vocaciones de varios jovencitos para que contesten el llamado de Dios a su alma para consagrarse a su noble servicio. A tiempo y destiempo ha solicitado insistentemente ayuda de todo tipo para cumplir con la misión prevista. ¿Hoy en día en qué ha quedado? Con esta noticia de la reconciliación con su obispo, ¿las cosas han regresado a la normalidad? Para obtener la respuesta, les invito a que hagan un experimento breve: escriban en su buscador de internet el nombre de Mons. Isidro Puente Ochoa, cuenten el número de resultados que están en su contra; ya con eso obtienen la respuesta. Esto es inadmisible en cualquier circunstancia. Fácilmente, el 40% de los resultados son negativos, que promueven la noticia de la “separación de Mons. Puente de su Obispo”, lo asocian directamente con el sedevacantismo, o contenido que en cuestión de minutos (lo que dura un TikTok) ya su esfuerzo arduo de décadas queda pulverizado en la conclusión reduccionista de: Es un cismático y todo lo que dijo ya vale para nada. Estas son las consecuencias de actos abruptos, basados en miedos fabricados, complacientes a los que imponen iniquidades, y con tinte marcado de tibieza en el combate por la verdad. 

Lean el curriculum vitae de este maravilloso hombre, disponible en su sitio web, para que tengan una macroperspectiva afinada de quién es el. Apunto con un dedo acusador a todos los que no lo apoyaron; hay un puñado de personas que en la actualidad podrían quizás llegar a un cuarto del conocimiento y sabiduría que tiene Mons. Puente. ¿Cómo se atrevieron a dejarlo solo? ¿Cómo puede ser posible que le hagan una emboscada a aquel que dicen tener en gran estima? ¿Tienen idea el precio de sus palabras incautas? Proféticas las palabras de San Juan Cancio cuando explicó a unos discípulos suyos lo siguiente: “…Absténganse de murmurar, ya que posteriormente resulta arduo restituir la reputación que se ha arrebatado.” Igualmente, San Alfonso María de Ligorio arremete fuertemente contra estas personas cuando dice: “En fin, esos hombres, cuya lengua no tiene freno, son la ruina del mundo. Más daño hace uno solo de ellos que cien demonios del Infierno, siendo así la ruina de muchas almas.” 

El punto de todo lo escrito debe ser obvio a estas alturas, pero en caso de que no haya quedado claro, es este: La emisión de una retractación y reparación inmediata a Mons. Isidro Puente Ochoa, en conjunto con su obra apostólica. No hay razón justificable en este preciso momento para abstenerse de una disculpa, retracción, y reparación para este humilde siervo del Señor; las objeciones para no hacer los actos pertinentes ya no tienen peso alguno ante las circunstancias previstas. Las palabras del amado San Agustín justifican este plan de acción concreto cuando enseñó: “El arrepentimiento verdadero no solo busca el perdón, sino también la reconciliación con aquellos a quienes hemos herido”, y si lo combinamos con la tajante docencia de San Alfonso María de Ligoria en su libro La práctica del amor a Jesucristo, en el capítulo 11, cuando dijo: “El pecado contra el prójimo exige reparación; sin ella, no hay verdadero arrepentimiento.” Ya con estas dos santas lumbreras, se ratifica la obligación pendiente de estas personas y grupos. Antes de terminar este punto, es menester hacer una observación primordial para los que estén sujetos a reparar. El daño ocasionado a Mons. Puente provocó exponencialmente más de lo que se pueda elaborar en este escrito. Escuchando en las homilías subsecuentes a la traición que sufrió, como él se expresaba al momento de pedir ayuda económica para sus obras, eso provoca a un fiel piadoso el sollozo amargo por tener que oír a su pastor casi rogar por recursos, ya que ha sido condenado a una pila injusta de peyorativos, etiquetas, y denigrantes. Varios retiraron su ayuda a su apostolado, provocando que el goteo de capital mensual que recibía se agravara hasta llevarlo a ese punto de insistir en auxilio para su obra; esto no se puede dejar pasar, la restitución es de principal observancia, la cual tiene que ser proporcional al daño causado.  

Mi espada en sus manos

Aprovechando la coyuntura de la presente defensa del centinela de la ortodoxia en México, dedicó unas líneas propiamente para él. Mons. Puente, siga adelante con su apostolado que ha nutrido a un sinfín de almas; solamente sabremos el número exacto cuando Dios nos llame. La Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia, es quien sostiene todo su actuar; solo en Ella ponga su confianza abandonada como la de un niño pequeño con su madre querida. Su decisión para salvaguardar la integridad de la fe fue una decisión que en su momento usted supo por qué ese fue el mejor camino para tomar. Su claridad en todo momento de decir que usted nunca ha sido ni será sedevacantista, fue más que suficiente para apaciguar a los escrupulosos. No tiene idea de cómo queremos y rezamos por más sacerdotes tallados igual que usted, con la misma formación y espiritualidad, tan característica de su persona. La capitulación, transar, tregua, o pacto con los enemigos infiltrados nunca es ni será una opción para los que ostentan la Cruz salvífica de Nuestro Señor Jesucristo; no se siente a dialogar con estos astutos adversarios que intentan seducir por medio de migajas rancias. Nuestro enfoque solo debe ser la salvación de las almas, y usted, amado Mons. Isidro Puente, con justa razón, le queda el título de pastor de almas. Tengo la seguridad de que los santos mártires, doctores, y confesores de la fe están viendo su actuar con entusiasmo al contemplar a un cruzado, en casulla y bonete, defendiendo los derechos del Altar y del Trono. Mi espada se la entrego como su humilde vasallo para que esté perpetuamente a su servicio, ante su llamado será desenvainada para defender su causa ante quienes y cuantos sean. Sus fieles alrededor de la Cristiandad seguirán rezando por usted, por su obispo, y por el pronto triunfo de la Iglesia ante la Revolución. Dios lo bendiga en todo momento y María Santísima guarde su camino. 

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