Robert Barron confiesa que está en desacuerdo sobre la mayoría de los temas teológicos con el obispo Bätzing

El obispo Robert Barron y el obispo Georg Bätzing, presidente del episcopado alemán

Roma acogerá nuevamente la última fase del Sínodo de la Sinodalidad, un evento que reunirá a líderes católicos de todo el mundo.

El obispo estadounidense Robert Barron, quien fue elegido hace dos años como delegado para este importante encuentro, está listo para asistir a la segunda sesión, después de haber participado en la primera ronda en octubre del año pasado.

Barron comparte que el Sínodo es una tarea ardua, que se extiende durante cuatro semanas completas, con reuniones diarias de lunes a sábado, de 8:30 a.m. a 7:30 p.m. A pesar de que varios participantes, incluido él, solicitaron una agenda más flexible, los organizadores mantuvieron el calendario sin grandes cambios. «El Sínodo es un ejercicio de diálogo», señala Barron, subrayando que las conversaciones no solo se desarrollan en las sesiones plenarias y en pequeños grupos, sino también en los momentos informales durante los recesos, donde se dan los encuentros más fructíferos.

Para el obispo, uno de los aspectos más enriquecedores del Sínodo es la oportunidad de conectar con una extraordinaria variedad de líderes católicos de diferentes partes del mundo. Destaca su deseo de reencontrarse con figuras como el obispo Stefan Oster de Passau (Baviera), el arzobispo John Wilson del Reino Unido y el arzobispo Anthony Fisher de Sydney. Además, menciona con especial cariño su relación con la laica Kelly Paget, líder de la Iglesia en Australia, y su admiración por el cardenal Chow de Hong Kong.

Sin embargo, no todas las relaciones son de total concordancia. Barron destaca su amistad con el obispo Georg Bätzing, jefe de la Conferencia Episcopal Alemana, con quien admite estar en desacuerdo en la mayoría de los temas teológicos, pero con quien mantiene una relación cordial.

En cuanto al contenido del Sínodo, Barron explica que el «Instrumentum Laboris» o documento de trabajo guía las discusiones. Aunque temas candentes como la ordenación de mujeres, el matrimonio de clérigos y la relación con la comunidad LGBT han sido relegados a grupos de estudio, el tema central del sínodo sigue siendo la sinodalidad misma, tal como fue planteado por el Papa Francisco. El documento se enfoca en cómo la Iglesia puede concretar su misión sinodal a través de la creación y fortalecimiento de estructuras como los consejos pastorales laicales y los órganos de rendición de cuentas.

El obispo Barron resalta que, en muchos países, incluidas varias diócesis estadounidenses, estas estructuras sinodales ya están en marcha, pero el reto es seguir fortaleciendo e implementando estos mecanismos. El Sínodo, en palabras del obispo, será una oportunidad para profundizar en estas cuestiones y continuar trabajando en la visión sinodal que el Papa Francisco ha propuesto para la Iglesia.

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