El Papa Francisco reza ante la Virgen por Roma y la paz mundial
Durante su participación en las Segundas Vísperas de la dedicación de la Basílica de Santa María la Mayor, el Papa Francisco rezó ante el icono mariano de la Salus populi romani, subrayando la gracia concreta y despojada de adornos mitológicos y mágicos de la religión. Con vistas al próximo Jubileo, el Papa señaló que muchos peregrinos visitarán esta Basílica para pedir la bendición de la Virgen, refiriéndose a esta reunión como una especie de adelantada.
La escena es familiar para los romanos: el Papa en oración ante el icono protector de la ciudad. Sin embargo, el contexto actual añade solemnidad, con guerras y tensiones globales, especialmente en Oriente Medio, haciendo que la invocación de paz del Papa sea aún más significativa.
Primera participación del Papa Francisco en la fiesta de Nuestra Señora de las Nieves
Por primera vez, el Papa Francisco participó en esta celebración, que conmemora el «milagro de la nieve» de 358 d.C., cuando una nevada milagrosa en agosto marcó el lugar para construir la Basílica. Desde 1983, la diócesis de Roma conmemora este milagro con una lluvia de pétalos blancos durante el canto del Magnificat.
La admiración por la gratuidad de la gracia
En su homilía, el Papa describió la nevada milagrosa como un símbolo de la gracia: algo bello y gratuito, imprevisible como una nevada en verano. Este milagro y la imagen de la Salus populi romani son signos de una gracia concreta y libre de adornos mitológicos.
Francisco destacó la simplicidad del icono mariano, con la Virgen y el Niño representando lo esencial. La Virgen, «llena de gracia, inmaculada como la nieve recién caída», y el Niño que bendice, reflejan la gloria divina. El Papa invitó a los fieles a contemplar este icono que santifica.
Preparativos para el Jubileo y oración por la paz
En anticipación al Año Santo Jubilar, el Papa enfatizó que numerosos peregrinos acudirán a pedir la bendición de la Virgen. Haciendo un llamado a la paz verdadera y duradera, originada en corazones arrepentidos y perdonados, Francisco finalizó su homilía recordando que la paz proviene de la Cruz de Cristo y su sacrificio.
El Papa concluyó su discurso invitando a los fieles a unirse en una oración colectiva a la Virgen, repitiendo juntos: «Te saludo Santa Madre de Dios».