En una reciente entrevista con Ecclesia, el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, se refirió a la prolongada crisis del monasterio de Belorado, donde varias monjas han sido excomulgadas de la Iglesia católica.
El arzobispo reconoció que inicialmente tuvo la esperanza de que la situación pudiera ser reversible. «Tenía la esperanza de que fuera una situación reversible», afirmó, destacando su intención de dialogar y establecer puentes. Sin embargo, con el tiempo, se dio cuenta de que «la situación difícilmente se hace reversible» debido a la falta de señales de retorno desde el monasterio y los conflictos que surgieron, incluyendo denuncias ante la Policía y situaciones desagradables con las personas enviadas al monasterio.
Sobre la excomunión de las monjas, Iceta explicó que ellas mismas habían decidido abandonar la Iglesia católica, y la declaración de excomunión fue una confirmación formal de su decisión. «Se les da un plazo para que recapaciten y se les amplía, pero dicen otra vez que se mantienen fuera de la Iglesia», señaló.
En cuanto a la propiedad del monasterio, Iceta subrayó que los bienes pertenecen a la entidad jurídica del Monasterio de Belorado y Orduña, y no pueden ser transferidos a asociaciones civiles como pretendían las monjas. «Si diez personas deciden salirse de la Iglesia, que sean coherentes con la decisión. Salen las diez y fundan en algún otro sitio, pero no se pueden llevar el monasterio con ustedes», enfatizó.
El arzobispo también habló sobre la falta de comunicación y la gestión económica del monasterio, que ha sido obstaculizada por la exabadesa. «Hemos requerido por tres veces a la exabadesa la gestión económica sin respuesta», lamentó, señalando la fragmentaria información económica disponible y los desafíos para gestionar las finanzas del monasterio.
Pese a la difícil situación, Iceta expresó su esperanza de que algunas de las monjas puedan regresar a la Iglesia católica. «Rezo por ellas cada día. Confío en que, si no todas, la mayoría, puedan estar en la Iglesia católica el día de mañana», concluyó.
Esta situación pone de relieve los desafíos que enfrenta la Iglesia en la gestión de comunidades religiosas en crisis, así como la importancia del diálogo y la búsqueda de soluciones pacíficas y justas.
Fuente: Entrevista a Mario Iceta, arzobispo de Burgos, en **Ecclesia**.
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