García Magán guarda silencio sobre el Valle de los Caídos y asegura que relacionar delincuencia e inmigración es «demagogia ideológica»

César García Magán

Para García Magán, secretario general de la Conferencia Episcopal, el tema del Valle de los Caídos es «como uno de esos elefantes que aparece de vez en cuando por la sala».

Así lo ha manifestado García Magán durante la rueda de prensa al finalizar la Comisión Permanente. Magán no ha mostrado especial interés por la difícil situación en la que se encuentran los monjes benedictinos a los que el Gobierno de Pedro Sánchez pretende expulsar de la Basílica del Valle de los Caídos.

El obispo auxiliar de Toledo se ha limitado a reiterar que hay como cuatro actores implicados que son el Gobierno de España, la comunidad benedictina, la archidiócesis de Madrid y la Santa Sede. No ha querido pronunciarse sobre el inminente plan del ministro Ángel Torres que busca resignificar la Basílica y expulsar a los monjes.

Elude ‘mojarse’ sobre el crimen de Gata de Gorgos

El secretario general de la CEE ha cambiado el rostro y el tono cuando le tocaba responder a la pregunta de este medio por el crimen de Gata de Gorgos, en Alicante, que ocurrió hace un par de semanas. García Magán ha afirmado con voz vehemente, dando pequeños botes sobre la silla, que hay que hacer una «clarísima diferenciación, porque si no se hace sería demagogia ideológica, entre delincuencia e inmigración. Son dos cosas absolutamente distintas«.

El secretario general de la Conferencia Episcopal respondía con tono envalentonado a la pregunta diciendo que «no se puede hacer una sospecha de delincuencia a todos los emigrantes«. Para justificarse, ha sacado el comodín de recurrir a preguntar qué hubiera pasado si esa sospecha de delincuencia se hubiera hecho «cuando los españoles y las españolas en los años 50 y 60 iban a ganarse el pan y el futuro de su familia en Suiza, Alemania o en Francia». Haciendo otra similitud, García Magán insistía en no hacer esa correlación entre inmigración y delincuencia del mismo modo que no se decía cuando existía ETA «que todo vasco era un presunto terrorista».

César García Magán sí que se ha mostrado partidario de que recaiga todo el peso de la ley indistintamente de la nacionalidad, color de piel o lengua del delincuente pero «no podemos etiquetar porque en los lamentables crímenes contra la mujer y de violencia vicaria hay de todo. Algunos lo han hecho personas que son de otros países pero también hay españoles con ocho apellidos españoles«.

Crisis de Belorado y Fiducia supplicans

En otro orden de cosas, César García Magán asegura que el asunto de las exmonjas de Belorado no ha salido en las reuniones pero sí en las comidas y cafés posteriores a los trabajos. El obispo toledano ha reconocido que se trata de un tema «doloroso y lamentable» y ha destacado el buen obrar de la archidiócesis de Burgos y de monseñor Mario Iceta que ha actuado con «claridad, caridad y mucha paciencia».

García Magán también ha mandado un recado a las exreligiosas al recordar que tanto San Francisco como Santa Clara reformaron la Iglesia «desde dentro» y no desde fuera «como hizo Lutero y sus seguidores».

Sobre Fiducia supplicans ha resaltado que hubo un error en la nota de prensa que se envió la semana pasada a los periodistas ya que no estaba previsto la redacción de ningún documento sino más bien una reflexión en conjunto que presentó Francisco Conesa, obispo de Solsona y presidente de la Comisión para la Doctrina de la Fe. De esa reflexión entre los obispos de la Comisión Permanente, García Magán ha subrayado que los casos que se están dando en España «van en la línea de lo que dice el Dicasterio» a pesar de que este medio ha destapado algún caso que está a años luz de lo escrito por el cardenal Víctor Manuel Fernández.

El secretario general de la CEE también se ha pronunciado sobre el proyecto del Gobierno para luchar contra el acceso a la pornografía a la que García Magán ha calificado de «gran plaga». El obispo auxiliar de Toledo ha pedido a los representantes políticos un gran pacto social para luchar contra la pornografía ya que «afecta a todos» y atenta contra «la dignidad de las personas».