Luis Argüello, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal, urge a recuperar el sentido profundo y verdadero de la Primera Comunión y a festejarla con sencillez, sin organizar una “mini boda” que desvirtúe el Sacramento.
En una carta pastoral titulada Rescatar la Primera Comunión, Argüello recuerda que esta celebración es para los niños que se preparan durante do so tres años, “una iniciación al conocimiento de Jesús” que, resucitado, se hace presente en “algo tan sencillo como un pan sin fermentar”. Supone una “iniciación a la Eucaristía del domingo, donde el pueblo de Dios se congrega habitualmente” y al comulgar nos sabemos “llamados a vivir la caridad, reconociendo al Señor en las personas que están a nuestro alrededor”.
Alerta el arzobispo de que “hemos de vivir una ‘operación rescate’ de la Primera Comunión” porque muchos niños ponen sus expectativas de este día en “una fiesta en la que van a recibir muchos regalos, hasta el punto de que los mismos tapan el gran regalo que es Jesús o le sitúan en un puesto secundario”. Señala, además, que este acontecimiento en la vida de las parroquias, la presencia de la comunidad parroquial “queda extraordinariamente diluida” por la ingente afluencia de familiares invitados.
El presidente de la CEE llama a que “no hagamos de nuestras celebraciones una ‘mini boda’, una fiesta exagerada que desvirtúe y devalúe el significado que la comunidad cristiana da al domingo y a la celebración de la Primera Comunión”.