El cardenal Müller pide a Roma una Visita Apostólica para investigar a los obispos alemanes rebeldes

El cardenal Müller pide a Roma una Visita Apostólica para investigar a los obispos alemanes rebeldes

Tras haberse pronunciado recientemente sobre Fiducia supplicans, el cardenal Müller ha entrado de lleno en la polémica entre el Vaticano y sus compatriotas.

En una entrevista concedida a Kath.net, el ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe asegura que la carta de Roma a última hora enviada a los obispos alemanes para que retirasen del orden del día la votación para crear Comités sinodales fue «accionar el freno de emergencia antes de que el tren entrase a toda velocidad en la estación.

El cardenal alemán recuerda que «la constitución jerárquica de la Iglesia está divinamente establecida. Con una hermenéutica católica se llega a comprender el misterio de la Iglesia tanto en su esencia como en su desarrollo histórico».

Gerhard Müller defiende en la entrevista que «la Iglesia de Dios es un signo y una herramienta de la unión más íntima de las personas con Dios y entre sí en el amor y no el instrumento utilizado por las personas para promover el ateísmo, el sexualismo, el wokismo, el transhumanismo o la religión climática apocalíptica».

Además, el purpurado germano avisa a sus colegas alemanes de que «cuando en la sucesión apostólica de los obispos se abandona la unidad con el Sucesor de Pedro en la doctrina revelada de la fe y la moral y en la constitución sacramental de la Iglesia, se cruza la línea roja hacia el cisma y la herejía».

De forma tajante, el cardenal insiste en que «la Conferencia Episcopal Alemana no tiene autoridad para separar a sus diócesis de la unidad con el Papa y la Iglesia católica».

El cardenal Müller acusa a los obispos alemanes díscolos de ser «los responsables de la mayor crisis provocada por el hombre en la Iglesia católica en Alemania desde la Reforma Protestante y la secularización» y es por ello que defiende que estos obispos deberían recibir «una visita apostólica», es decir, ser investigados por Roma.

Por último, subraya el cardenal que «el comportamiento como príncipes de la Iglesia y, en su versión moderna, como funcionarios de la Iglesia fue siempre el pecado más grave contra la credibilidad de su testimonio de Cristo, Salvador del mundo entero y no sólo de sus aspectos parciales, como el clima».

Ayuda a Infovaticana a seguir informando