El cardenal Arthur Roche, prefecto para la Liturgia, vuelve a cargar contra los obispos que se acogen a la letra de Traditionis custodes para no extremar la prohibición de la Misa Tradicional en sus diócesis, exigiendo de ellos el ‘espíritu’ de lo que quiere el Santo Padre. Pero él mismo, siendo obispo de Leeds en 2007 hizo cuanto pudo para no aplicar el Summorum pontificum de Benedicto. Otra vez la doble vara de medir.
Poco después de que el Papa Benedicto XVI promulgara Summorum Pontificum en 2007, leemos en el Catholic World Report, el entonces obispo de Leeds emitió una “interpretación” en la que hacía todo lo posible por anular la liberalización del ‘usus antiquior’ que garantizaba el motu proprio papal y reducirlo a la irrelevancia, entorpeciendo su aplicación
Por ejemplo, insistió en que los párrocos solo podrían introducir la Misa Tridentina si lo solicitaba un «grupo estable» de sus fieles dentro de su propia parroquia, no de varias partes de la diócesis; declaró que el obispo tenía la autoridad para determinar si un sacerdote estaba “cualificado” o no para celebrar la Misa Tridentina.
Fue, en definitiva, el tipo de obispo al que se refería el entonces secretario de la Congregación para el Culto Divino al condenar “los documentos interpretativos que inexplicablemente apuntan a limitar el Motu Proprio del Papa” e insistir en que tales obispos estaban “siendo utilizados como instrumentos de la demonio.»
Posteriormente, la instrucción vaticana Universae Ecclesiae corrigió los dos primeros puntos al afirmar que “un grupo puede estar compuesto también por personas provenientes de diferentes parroquias o diócesis, que se reúnen en una determinada iglesia parroquial o en un oratorio o capilla con este fin”. que “todo sacerdote católico que no esté impedido por el derecho canónico debe ser considerado apto para celebrar la Santa Misa en la forma extraordinaria ” y que “la facultad de celebrar sine populo (o con la participación de un solo ministro) en la la forma extraordinaria del Rito Romano es dada por el Motu Proprio a todos los sacerdotes… por lo tanto, sacerdotes, por disposición del Motu Proprio Summorum Pontificum,no requieren ningún permiso especial de sus Ordinarios o superiores”. Se necesitaría permiso de los párrocos, rectores de santuarios, etc. para Misas públicas, pero no del obispo diocesano.
Además, el cardenal Darío Castrillón Hoyos, quien como presidente de la Comisión Ecclesia Dei estaba a cargo de supervisar el uso de la Misa Tridentina y quien ciertamente conocía la mente de Benedicto XVI, recordó que “el Santo Padre está dispuesto a ofrecer a todo el pueblo esta posibilidad, no sólo para los pocos grupos que lo demandan, sino para que todos conozcan esta forma de celebrar la Eucaristía en la Iglesia Católica”.
Catorce años después, la Latin Mass Society de Inglaterra y Gales emitió una interpretación canónica expansiva de Traditionis Custodes, al estilo del Roche de 2007, pero, en esta ocasión, el prefecto de la Congregación para el Culto Divino le escribió al cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster, condenando la interpretación de la Latin Mass Society por estar en desacuerdo con las intenciones del Papa.
Arthur Roche, ahora cardenal, se ha puesto en contacto al menos con un obispo para insistir en que dispensar parroquias de Traditionis Custodes está reservado a la Santa Sede a pesar de que tal afirmación no está contenida en el motu proprio, y a pesar de que, según el derecho canónico, los obispos tienen esa facultad de dispensar a menos que la ley que regula una determinada materia establezca expresamente lo contrario.