El gobierno controla la Iglesia en China

El gobierno controla la Iglesia en China

Una parte, al menos, de los acuerdos secretos se está cumpliendo a las mil maravillas: la que da al gobierno chino control sobre la elección de obispos. De hecho, va más allá y hace y deshace a su antojo diócesis y doctrina, denuncia la agencia Asia News.

En una ceremonia celebrada en Nanchang, informa Asia News, la agencia de información promovida por los misioneros del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras (PIME), el obispo clandestino Mons. Giovanni Peng Weizhao -nombrado por el Papa Francisco en 2014 para la diócesis de Yujiang y por ello también detenido durante seis meses por las autoridades chinas- asumió como obispo auxiliar de una diócesis cuyas fronteras son decididas por Beijing.

En Yujiang todo el clero está sometido a una fuerte presión. En el juramento que tuvo que leer, Monseñor Peng Weizhao prometió adherirse al principio de las iglesias independientes y autogestionadas y de «conducir el catolicismo para adaptarlo a la sociedad socialista».

El obispo clandestino chino Giovanni Peng Weizhao -nombrado por Francisco en 2014 para la Diócesis de Yujiang y por ello también detenido durante seis meses por las autoridades chinas- se incorporó a los órganos «oficiales» del catolicismo chino y en una ceremonia fue reconocido como «Obispo Auxiliar de la Diócesis de Jiangxi». El rito se celebró en Nanchang en presencia de unas 200 personas y fue presidido por el obispo local Li Suguang, quien también es vicepresidente de la Conferencia de Obispos Católicos Chinos, el organismo colegiado no reconocido por la Santa Sede.

Peng Weizhao, de 56 años, se convierte ahora en obispo auxiliar de la «Diócesis de Jiangxi». La calificación en este caso es importante: la diócesis de la que el prelado había sido nombrado obispo por Francisco era en realidad Yujiang, un distrito eclesiástico que existía desde 1885 y donde los misioneros lazaristas habían llevado a cabo su ministerio antes de la revolución comunista. Son por tanto las autoridades chinas, sin ningún acuerdo con la Santa Sede, las que han perseguido el objetivo de incorporar en una sola diócesis los cinco distritos eclesiásticos tradicionalmente vinculados a la metrópolis de Nanchang.

En la provincia de Jiangxi había, por tanto, actualmente dos obispos: Mons. Li Suguang – 58 años desde 2010 obispo oficial de Nanchang (la capital de la provincia) – y precisamente Mons. Peng Weizhao, que al oficializarse se convierte en auxiliar de Mons. Li (que de por sí no podría hacerlo sin el consentimiento de la Santa Sede, de la que hoy no ha llegado ninguna información al respecto). La Iglesia clandestina de Yujiang se ha visto sometida a una enorme presión tras el Acuerdo de 2018 sobre el nombramiento de obispos para «regularizar» su clero. E incluso entonces se citó el temor de que pudiera suceder lo que sucedió en Mindong, en Fujian, donde el obispo clandestino Monseñor Guo Xijin había sido empujado a aceptar el ministerio de obispo auxiliar, solo para luego renunciar al ministerio episcopal.

Todo esto confirma la fuerte presión ejercida por las autoridades chinas sobre los obispos oficiales y no oficiales, en continuación no sólo con su política de control de los obispos, sino también con su plan de ajustar las fronteras de las diócesis según sus objetivos políticos, sin dar mucha importancia a las negociaciones con el Vaticano.

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