El famoso vaticanista coloca al arzobispo de Luxemburgo como firme candidato a suceder al Papa Francisco en el próximo cónclave.
El veterano vaticanista Sandro Magister ha escrito un artículo en su blog, Settimo cielo, en el que sitúa al cardenal Jean Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la UE, como posible sucesor de Francisco.
Magister menciona dos características que reducirían algo sus posibilidades de convertirse en Papa: que es demasiado joven ―63 años― y que es jesuita. El propio vaticanista reconoce que esas limitaciones no son “insuperables”; de hecho, Juan Pablo II fue elegido con 58 años y el propio Francisco es jesuita. Eso sí, dos Pontífices seguidos de la Compañía de Jesús forzaría las reglas de la probabilidad, pero, por otro lado, recuerda Magister, sus 17 años en Japón puede tener su peso.
En cuánto a la edad, el veterano vaticanista también recuerda que no está muy lejos de otros candidatos, el filipino Luis Antonio Tagle, de 65, y el húngaro Peter Erdö, de 69; este último sería más bien la alternativa.
“Hollerich se ha mostrado siempre muy sensible a este desafío de la época y aún hoy habla de él con una seriedad y profundidad que lo diferencian de la mediocre profundidad de la mayoría de los cardenales nombrados por el papa Francisco”, señala Magister.
Hollerich estudió en Fráncfort y en Múnich, conoce y habla varios idiomas, entre ellos el japonés, y enseñó durante mucho tiempo en la prestigiosa Universidad Sophia de Tokio hasta que, en 2011, Benedicto XVI le nombró arzobispo de Luxemburgo.
Desde entonces, “la Europa en crisis de fe es el espacio prioritario de la misión de Hollerich”, escribe Magister, sobre todo desde que en 2018 fue elegido presidente de la COMECE, “un cargo de gran visibilidad institucional, en contacto con los representantes de la Unión Europea y con la tarea de expresar el punto de vista de la Iglesia sobre sus actos, el más reciente el juicio crítico formulado por el cardenal el 8 de febrero, contra la propuesta del presidente francés Emmanuel Macron de incluir el derecho al aborto en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión”.
En 2019 fue creado cardenal por el Papa Francisco y, el 8 de julio de 2021, relator general del Sínodo de la Sinodalidad.
“Respecto a Francisco, siempre indescifrable aun cuando abre espacio a nuevas soluciones, Hollerich se distingue por su mayor claridad. En las últimas semanas ha concedido extensas entrevistas en las que ha parecido explicitar, con la intuitiva aprobación de arriba, orientaciones que el Papa no quiere enunciar con sus propias palabras, coincidiendo en forma no ciertamente casual con la oleada de reivindicaciones extremas que mientras tanto provienen del casi cismático “Camino Sinodal” en marcha en Alemania”, escribe el vaticanista.
Os dejamos con el resumen que hace Magister, dividiéndolo en los temas de la discordia, sobre las últimas entrevistas que ha ofrecido el purpurado luxemburgués a La Croix, Herder Korrespondenz y Katholische Nachrichten-Agentur:
Sacerdotes casados
“En una época fui un gran defensor del celibato para todos los sacerdotes, pero hoy deseo que sean ‘viri probati’. Es un deseo profundo. Y, sin embargo, es un camino difícil para la Iglesia, porque puede percibirse como una ruptura. Después del Sínodo sobre la Amazonia, puede ser que una de las razones por las que el Papa no permitió los ‘viri probati’ fue que se los pidió con demasiada fuerza y que el Sínodo se redujo demasiado a esta cuestión. Pero pienso que tenemos que ir en esta dirección, de lo contrario pronto no tendremos más sacerdotes. A largo plazo puedo imaginar también el camino de la ortodoxia, por el que sólo los monjes están obligados a ser célibes”.
Mujeres sacerdotes
“Me parece que el primer problema no es si las mujeres deben ser sacerdotes o no, sino en primer lugar si las mujeres tienen un peso real en el sacerdocio que es de todos los miembros bautizados y confirmados del pueblo de Dios y si pueden ejercer la autoridad asociada a él. ¿Esto significaría también predicar la homilía en la Misa? Yo diría que sí”.
Mujeres diaconisas
“No tendría nada en contra. Pero las reformas deben tener un fundamento estable. Si el Papa permitiera repentinamente los ‘viri probati’ y las diaconisas, habría un gran peligro de cisma. No sólo está la situación en Alemania, donde quizás sólo se separaría una pequeña parte. En África o en países como Francia probablemente muchos obispos no cooperarían.
Sínodo alemán
“A veces tengo la impresión de que los obispos alemanes no comprenden al Papa. El Papa no es liberal, es radical. Es a partir de la radicalidad del Evangelio que se produce el cambio. Comparto la actitud de Thomas Halik. No podemos hablar sólo de reformas estructurales, la espiritualidad también debe volver a crecer. Si sólo se trata de reformas como resultado de un choque, todo puede dar un vuelco rápidamente. En ese caso, todo depende únicamente de la mayor influencia de uno u otro grupo. Así no se sale del círculo vicioso”.
Sexualidad y abusos
“Tenemos que cambiar nuestra forma de considerar la sexualidad. Hasta ahora hemos tenido una visión más bien represiva de ella. Evidentemente, no se trata de decir a las personas que puede hacer cualquier cosa ni de abolir la moral, pero creo que debemos decir que la sexualidad es un don de Dios. Lo sabemos, pero ¿lo decimos? No estoy seguro. Algunos atribuyen la multiplicación de los abusos a la revolución sexual. Yo pienso exactamente lo contrario: en mi opinión, las cosas más horribles ocurrieron antes de los años 70”.
Homosexualidad
“Las posiciones de la Iglesia sobre las relaciones homosexuales como pecaminosas son erróneas. Creo que el fundamento sociológico y científico de esta doctrina ya no es correcto. Es tiempo para encarar una revisión fundamental de la enseñanza de la Iglesia y el modo en que el papa Francisco ha hablado de la homosexualidad puede llevar a un cambio en la doctrina. Mientras tanto, en nuestra arquidiócesis, en Luxemburgo, no se despide a nadie por ser homosexual, ni por estar divorciado y vuelto a casar. No puedo echarlos, se quedarían sin trabajo, y ¿cómo puede ser una cosa así el cristiano? En cuanto a los sacerdotes homosexuales, hay muchos, y sería bueno que pudieran hablar con su obispo sobre ellos sin que él les condene”.
Intercomunión
“En Tokio daba la Comunión a todos los que venían a Misa. Nunca he negado la Comunión a nadie. Daba por descontado que un protestante, si se acerca a comulgar, sabe lo que los católicos entienden por Comunión, al menos tanto como los demás católicos que asisten a Misa. Pero no concelebraría con un pastor evangélico. En Tokio aprendí a conocer muy bien el protestantismo y a apreciarlo. Pero una vez estuve presente en una de sus Cenas del Señor y me horroricé cuando se tiró el resto del vino, así como el pan sobrante. Esto me impactó mucho, porque como católico creo en la presencia real”.
Misa en latín
“Me gusta la Misa en latín, los textos me parecen muy bonitos, sobre todo el canon primero. Cuando celebro la Misa en la capilla de mi casa, a veces elijo una oración en latín. Pero en una parroquia no lo haría. Sé que la gente de allí no entiende el latín y no sacaría nada en claro. En Amberes me han pedido que celebre una Misa en latín con el rito actual. Esto lo haré, pero no lo celebraré con el rito antiguo. Eso no quiere decir que otros no puedan quizás hacerlo de forma correcta. Pero yo no puedo. En nuestro idioma y en nuestra imaginación, el pasado está atrás de nosotros y el futuro está delante de nosotros. En el antiguo Egipto las cosas eran exactamente al revés. El pasado era visto como algo que está delante de nosotros, porque lo conocemos y lo vemos, mientras que el futuro estaba detrás, porque no se lo conoce. Me parece que la Iglesia católica tiene todavía un toque egipcio, pero ya no funciona. Dios se abre al futuro. Algunos dicen que la Misa solía ser mucho más hermosa. ¿Pero a qué forma se refieren? A lo sumo se imaginan un cierto pasado que se “estiliza” en una tradición. Aquí es donde la civilización egipcia terminó por fracasar. Ya no tenía la capacidad de transformarse”.
Aborto
“Conozco a hombres y mujeres, incluso de izquierda, que dicen ser cristianos convencidos, que luchan contra el cambio climático, pero que en el Parlamento Europeo votan para que el aborto sea un derecho fundamental y para restringir la libertad de conciencia de los médicos. Tienden a limitar sus preferencias religiosas al ámbito privado. Pero en ese caso ya no es una religión, sino una convicción personal. La religión requiere un espacio público en el que expresarse. Un ejemplo: estoy absolutamente en contra del aborto. Como cristiano no puedo tener una posición diferente. Pero también comprendo que hay una preocupación por la dignidad de las mujeres, y que lo que hemos sostenido en el pasado para oponernos a la ley del aborto ya no es audible hoy. Llegados a este punto, ¿qué otra medida podemos tomar para defender la vida? Cuando se deja de seguir un discurso, no hay que enfadarse, sino buscar otras vías”.
En otro punto, el de la bendición litúrgica de las parejas homosexuales, sobre el que el sínodo alemán se ha desatado y el propio papa Francisco ha dado señales de ceder, Hollerich corta por lo sano: “Con las bendiciones nupciales no, no estoy de acuerdo, porque consideramos que el matrimonio es sólo la unión entre un hombre y una mujer”.
“¿Cuánto durarán las directrices reformistas de Hollerich, compuestas por muchos “sí”, pero también por algunos “no”, cuando las propuestas disruptivas del sínodo alemán se encuentren, en Roma, con el sínodo de toda la Iglesia sobre la sinodalidad?”, se pregunta Magister en su artículo.
“Como candidato reformista al papado, Hollerich parece prometer un recorrido más lineal y coherente respecto al vacilante y contradictorio pontificado actual”, afirma el vaticanista.
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