Mientras se vota la eutanasia, el jefe de los obispos españoles predica sobre el consumo responsable

El cardenal Omella, Argentina, Alemania y la muerte

Hoy se vota en el Congreso la ley de la eutanasia, dando así un paso de gigante en el alejamiento de España de los valores cristianos que ha mantenido durante siglos. También es, por decreto de la ONU, el Día Mundial de los Derechos del Consumidor. Adivinen a qué ocasión ha dedicado su primer mensaje en la red social Twitter el presidente de la Conferencia Episcopal Española, cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona. *Después de la aprobación, se ha pronunciado mediante un tuit.

Está en nuestras manos conseguir un consumo responsable, solidario con los que menos tienen y respetuoso con el medio ambiente, escribía en su cuenta de Twitter a las 8:30 de la mañana del día en que el Congreso aprueba la ley de eutanasia monseñor Omella. De lo contrario, estaremos consumiendo injustamente los recursos del planeta. #DíaMundialDeLosDerechosDelConsumidor

Es como si quisieran refrendar y subir la apuesta sobre el artículo que escribí ayer mismo, sobre la huida de la Iglesia del debate moral público. Al jefe de los obispos españoles le importa mucho que usted, fiel corriente, consuma de forma responsable, solidaria y ecológica. Que el Gobierno de la nación vote la licitud de matar enfermos con su consentimiento (por ahora), en cambio, no parece quitarle el sueño, al menos institucionalmente.

Hacen imposible parodiar la situación. Una parte no desdeñable de la opinión católica está en pie de guerra contra Roma porque el Papa ha osado refrendar la doctrina milenaria y de sentido común de que un sacerdote de Cristo no puede bendecir el pecado, o que sea pecado lo que lleva siéndolo dos mil años para el católico y muchos más para el Deuteronomio. Mientras, la Cultura de la Muerte avanza casi sin oposición, el aborto se convierte en una asentada y bien engrasada maquinaria de matar niños antes de que nazcan, los sexos dejan de tener sentido y se convierten en un ‘flatus vocis’ intercambiable, el matrimonio y la familia se ve sometida a una ofensiva salvaje y coordinada.

Hablemos, pues, de consumo responsable.

Lo tiene todo. Para empezar, nadie está a favor de un consumo irresponsable o insolidario, al menos abiertamente, así que no hay riesgo de que el mensaje se convierta en escándalo para los judíos y necedad para los gentiles.

Para seguir, se halaga al mundo, a sus obsesiones y prioridades, en un implícito reconocimiento de su superioridad moral. Con independencia del peso ético objetivo del ‘consumo ecológico y responsable’, parece claro que, como objeto de prédica pública, no parece ocupar una parte importante del mensaje evangélico o de los Padres de la Iglesia, y sí de la propaganda secular.

Por último, parece ingenuo achacar a la casualidad la súbita atención del episcopado mundial a los mismos asuntos que obsesionan a quien, en el plano puramente humano, puede decidir sobre su carrera profesional.

*Tras la publicación de este artículo, y cuando el Congreso ha terminado aprobando la ley de la eutanasia, el cardenal Omella ha publicado un tuit sobre el asunto. «¿Nos podemos considerar una sociedad avanzada aprobando una ley que empuja a los enfermos a tirar la toalla y a terminar su existencia? En favor de la vida», ha escrito el presidente de los obispos.

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