InfoVaticana en Roma habla con el cardenal italiano Francesco Monterisi acerca de la carta escrita por un grupo de fieles que acusan al Papa Francisco de herejía.
El cardenal es doctorado en teología por la Universidad Lateranense de Roma. Asimismo, estudió diplomacia en la Pontificia Academia Eclesiástica y derecho canónico en la Pontificia Universidad Lateranense, donde obtuvo un doctorado en Derecho Canónico en 1964.
‘Soy también obispo de la Iglesia y me he sentido ofendido’
El que fuera secretario del Colegio de Cardenales y secretario del cónclave papal 2005, asegura que ha tenido la oportunidad de leer la carta «de eclesiásticos y laicos que se autodenominan ‘teólogos’ y confieso que fue una dolorosa sorpresa y también sentí una profunda tristeza. Me ha sorprendido que estos ‘teólogos’ se propongan descaradamente hacer que los obispos declaren al Santo Padre Francisco ‘hereje’ y que lo ‘destituyan’ de su ‘servicio petrino’ a la Iglesia de Dios. Soy también Obispo de la Iglesia Católica y me he sentido ‘ofendido’ – ciertamente entristecido – por este grupo de hermanos que quieren llevarme a realizar un gesto que considero anti-eclesial, es decir, el gesto de juzgar y ‘condenar como herético’ al amado Papa Francisco. No me gusta juzgar, pero la ‘Carta’ parece ser sólo una iniciativa presuntuosa».
A continuación, el purpurado defiende que la misiva «no muestra ningún sentido de ‘amor a la Iglesia nuestra Madre’ (como diría santa Teresa del niño Jesús), ningún afecto por el ‘Dulce Cristo en la Tierra’, como santa Catalina de Siena llamaba al Papa de su tiempo. Es sólo un frío intento de buscar en las palabras y gestos de Francisco elementos que no corresponden a la doctrina de la Iglesia, literalmente, o en espíritu. No sirve más que para dividir y escandalizar al Pueblo de Dios».
El cardenal Monterisi señala que siempre ha creído que «la enseñanza y el comportamiento de los Pastores deben ser aprendidos, interpretados y seguidos con afecto y participación, con fe y amor. Desafortunadamente, todo esto está totalmente ausente en esta carta».
‘Para un obispo que, como yo, tiene una base teológica mínima, es muy fácil refutar las acusaciones’
«Por supuesto que no es posible -continúa el purpurado-, en una breve entrevista como ésta, examinar una por una las ‘acusaciones de herejía’ que la ‘Carta’ hace al Papa Francisco. Pero para un obispo que, como yo, tiene una base teológica mínima, es muy fácil refutar las ‘acusaciones’. En general, las afirmaciones de los ‘principios de fe’ que el Papa Francisco habría infringido son poco claras, complejas y enreversadas. También por esta razón, la demostración de la acusación de ‘herejía’ hecha sobre frases y palabras del Papa Francisco es muy débil. En cuanto a los gestos y comportamientos del Pontífice mencionados en la ‘Carta’, es realmente difícil (iba a decir ‘poco serio’) deducir acusaciones de ‘herejía’ al Vicario de Cristo. Quienes tuvieron la oportunidad de conocer a fondo y sin prejuicios los gestos y comportamientos individuales del Papa, encontraron en ellos un sentido pastoral muy prudente y no ‘indicios de herejía'».
Respecto a una posible contestación oficial de la Santa Sede, el cardenal asegura que no está «en condiciones de evaluar la conveniencia de una ‘respuesta oficial’ de la Santa Sede: ¿serviría para aclarar el problema? o para ‘inflar’ el efecto divisorio de tal iniciativa? Sin embargo, observo que no ha habido ‘respuestas oficiales’ a iniciativas similares anteriores, como la ‘Carta a los Cardenales y Patriarcas Orientales’ del verano de 1916 y la ‘Correctio Filialis’ dirigida al propio Papa en 2017».
Monterisi asegura que «no tenía conocimiento» de la reunión que tuvo lugar en la Universidad Gregoriana el pasado 8 de mayo en la que el cardenal Baldisseri defendió que «cuando el Papa habla, es magisterio». El cardenal defiende que «este tipo de iniciativas son suficientes para dar argumentos a los expertos, y eventualmente a todos los fieles, sobre la ‘coherencia y el valor’ de la ‘Carta’ y sobre cómo responder a las ‘acusaciones’ formuladas por ella».
‘Apegados al pasado, no han entrado mental y afectivamente en el estilo y la visión del Papa Francisco’
Por último, el purpurado señala que no pretende «dar lecciones a los autores y seguidores de la Carta sobre su contenido». Pero que, sin embargo, «podría aconsejarles fraternalmente que no sigan haciendo tales gestos. Estas ‘cartas abiertas’, es decir, de dominio público, no favorecen la ‘verdad’, sino sólo la ‘división’ del cuerpo de la Iglesia. Si alguno de ellos, es decir, individualmente (comenzando a hacerlo ‘en grupo’ puede ser interpretado negativamente), considera que tiene el deber de presentar a la Santa Sede sus serias dudas, perplejidades u opiniones sobre sus documentos y actos, lo hace sin publicidad, en un tono modesto y constructivo. Mi experiencia es que la Santa Sede, y especialmente el Papa Francisco, está muy dispuesta a escuchar y evaluar el ‘sensus fidei’ del pueblo cristiano y el trabajo de teólogos serios».
«Ni siquiera me atrevo a poder explicar -y por lo tanto juzgar- la etiqueta de ‘hereje’ del Santo Padre.
Quizás podría hacer algunos comentarios sobre los ‘teólogos’ que lo acusan de ‘herejía’. Encuentro en algunos periódicos o sitios que serían ‘conservadores’, ‘exageradamente tradicionalistas’, etc. No lo sé, pero tengo la impresión de que, apegados al ‘pasado’, han entrado mental y afectivamente en el ‘estilo’ y la ‘visión’ del Papa Francisco sobre la Iglesia Madre, en el mundo de hoy, y por lo tanto en su sentido eminentemente pastoral», señala el cardenal.
«Estos ‘teólogos’, es decir, quizás están por el hecho de que el Papa Francisco, asumiendo la verdad segura y completa de la Doctrina Católica, está trabajando más bien en la investigación pastoral para acercar a los ‘distantes’ de todo tipo y mentalidades. Por tanto, no se detiene tanto en reafirmar las verdades morales y dogmáticas del Evangelio, sino que presenta a la Iglesia y su anuncio con palabras y gestos, como ‘acogedor’, ‘cercano’ y, quizás, menos ‘perentorio’ en sus afirmaciones y más ‘comprensivo’ de las dificultades de los fieles, en estos tiempos de conflicto y desorientación de las conciencias. Pero, repito, me queda muy claro que el Vicario de Cristo y la Santa Sede no han tomado un ‘camino desviado’ en absoluto y está plenamente en la auténtica y plena verdad de Cristo y en la genuina Tradición de la Iglesia», concluye el purpurado.