Ouellet: Las interpretaciones alarmistas o permisivas de Amoris Laetitia no son fieles al texto y a la intención del Papa

Ouellet: Las interpretaciones alarmistas o permisivas de Amoris Laetitia no son fieles al texto y a la intención del Papa

El prefecto de la Congregación de los Obispos invita a volver a leer Amoris Laetitia «con un espíritu de conversión pastoral» y «una receptividad genuina y libre de prejuicios al magisterio pontificio».

«Amoris Laetitia ha entrado con fuerza en la opinión pública, deleitando a algunos, preocupando a otros, pero sin dejar a nadie indiferente.»

Esta es la reflexión que hace el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación de los Obispos, que pone de manifiesto dos posturas que se han tomado ante el documento del Papa Francisco: «Hay quienes han visto en ella la buena noticia de una apertura, aunque pequeña, al acceso a los sacramentos de los divorciados que se han vuelto a casar; otros han lamentado dicha apertura, pues en su opinión se corre el riesgo de una ruptura con la doctrina tradicional y la enseñanza de la Iglesia Católica.»

En este sentido, el arzobispo emérito de Quebec manifiesta: «Quiero poner en evidencia que cualquier interpretación alarmista de condena de una posible ruptura con la tradición, o una interpretación permisiva que celebre el acceso a los sacramentos concedidos, por fin, a los divorciados que se han vuelto a casar no es fiel al texto y a la intención del Supremo Pontífice.»

Ouellet subraya que, tras la publicación de la exhortación apostólica postsinodal, el capítulo octavo capturó inmediatamente la atención «y, dependiendo de las expectativas del lector, proporcionó una clave interpretativa para todo el documento que, de este modo, ha sido juzgado, por algunos, positivo y abierto y, por otros, ambiguo y arriesgado».

Para el prefecto de la Congregación de los Obispos, más allá de «esta mirada inicial», «lectores menos impacientes» han optado por evaluar detenidamente el texto. El prelado recuerda que el centro del documento no es el capítulo octavo, sino los capítulos cuatro y cinco, dedicados al amor, e invita a volver a leer Amoris Laetitia «con un espíritu de conversión pastoral» y «una receptividad genuina y libre de prejuicios al magisterio pontificio».

Sobre el contenido de la exhortación apostólica, Ouellet señala que una de las aportaciones significativas de Amoris Laetitia es «cómo amplía y profundiza en la reflexión de la Iglesia sobre «la ley de gradualidad»» y sostiene que la fuerza de su mensaje es la propuesta de «una visión abierta y atractiva del amor humano, a imagen de la comunión trinitaria, rodeado de la misericordia y, por lo tanto, rico en esperanza».

«La «alegría del amor» que el Papa Francisco propone a los hombres y mujeres de hoy tiene lo necesario para avivar y fortalecer a todas las familias, pero lo que busca, sobre todo, es renovar la misión de la familia como Iglesia doméstica mediante la proclamación de la belleza y la gracia inherentes en ella».

En relación con el capítulo octavo, el purpurado canadiense invita a abordarlo «de forma separada, dada la complejidad de las cuestiones planteadas» y defiende que «se basa en una nueva conversación pastoral que puede consolar a muchas personas que sufren, ayudándolas a caminar hacia una mayor integración en la comunidad y a un cumplimiento más perfecto de su vocación.»

Ouellet añade que «acompañar, discernir e integrar las debilidades» son los tres verbos cruciales que indican las posibles direcciones pastorales para atender a las personas en situación de debilidad y reconciliarlas, en la medida de lo posible, con Dios y con la Iglesia.

El prelado continúa afirmando que el arte de discernir permite «definir las situaciones y sus causas, mitigando las circunstancias, haciendo los ajustes posibles dependiendo de la conciencia moral de la persona, valorando los casos excepcionales que surgen dada la brecha entre las normas generales y las circunstancias particulares e, incluso, considerando la posibilidad de estar viviendo en una situación subjetiva de gracia pero objetiva de pecado».

«Esto tal vez abra la puerta a recibir la ayuda de los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía «en determinados casos», tal como leemos en la nota a pie de página, pero no de un modo general o trivial, sino en uno que discierna cuidadosamente y con una lógica de misericordia pastoral», indica.

Sobre este último punto, el purpurado subraya que se trata de «excepciones», «lo que no significa aportar cambios a la doctrina o a la disciplina sacramental, sino aplicarlas de modo que sean más diferenciadas y adaptadas a las circunstancias concretas y la bondad de las personas».

Puede leer el mensaje completo del cardenal Marc Ouellet en este enlace.