Santa Faustina Kowalska y el nacimiento de Bergoglio

Santa Faustina Kowalska y el nacimiento de Bergoglio

KowalskaSanta Faustina Kowalska fue una monja polaca que escribió en su diario todas las revelaciones particulares que Jesús le quiso hacer.


El día que en Buenos Aires nacía Jorge Mario Bergoglio en una familia de origen italiano, Kowalska escribía en su diario:

823 17 XII [1936]. Ofrecí el día de hoy por los sacerdotes; hoy he sufrido más que cualquier otro día, interior y exteriormente. No sabia que era posible sufrir (211) tanto en un solo día. Traté de hacer la Hora Santa en la que mi espíritu ha probado la amargura del Huerto de los Olivos. Lucho sola, sostenida por su brazo, contra toda clase de dificultades que se presentan delante de mi como muros inmóviles, sin embargo tengo confianza en la potencia de su nombre y no tengo miedo de nada.

824 En esta soledad Jesús Mismo es mi Maestro. Él Mismo me educa y me enseña; siento que me encuentro bajo su actuación particular. Por sus inexplicables proyectos y sus insondables designios me une a Él de un modo especial y me permite penetrar en los secretos inconcebibles. Hay un secreto que me une al Señor del que nadie puede saber, ni siquiera los ángeles; y aunque quisiera decirlo, no lo sabría expresar; sin embargo vivo de eso y viviré eternamente. Este secreto me distingue de entre otras almas aquí en la tierra y [en] la eternidad.

825 (212) + ¡Oh día luminoso y bello en que se cumplirán todos mis deseos! ¡Oh día deseado que serás el ultimo de mi vida! Me alegro de ese último toque que mi artista divino dé a mi alma, otorgando a mi alma una belleza particular que me distinguirá de la belleza de las demás almas. ¡Oh gran día en que se confirmara el amor de Dios en mi! Aquel día, por primera vez cantare delante del cielo y de la tierra el cántico de la misericordia insondable del Señor. Es mi obra y mi mensaje que el Señor me ha asignado desde el principio del mundo. Para que el canto de mi alma sea agradable a la Santísima Trinidad, guíe y modela Tu Mismo mi alma, oh Espíritu de Dios. Me armo de paciencia y espero Tu venida, oh Dios misericordioso, y [en cuanto] a los dolores tremendos y los temores de la agonía, en aquel momento más que nunca confiare en el abismo de (213) Tu misericordia y Te recordare, oh Jesús misericordioso, dulce Salvador, todas las promesas que me has hecho.

826 Esta mañana he tenido una aventura, se me había parado el reloj y no sabia cuándo debía levantarme y pensé qué lastima seria dejar la Santa Comunión. Estaba siempre oscuro, pues no podía orientarme cuándo era la hora de levantarme. Me vestí, hice la meditación y fui a la capilla, pero estaba todavía cerrada y en todas partes había silencio; me sumergí en la oración, especialmente por los enfermos. Ahora veo cuánto necesitan la oración. Por fin la capilla fue abierta, me costo esfuerzo rezar porque me sentía muy agotada y después de la Santa Comunión volví en seguida a mi soledad. De repente vi al Señor que me dijo: Debes saber, hija Mía, que Me es agradable el ardor de tu corazón y como tu deseas ardientemente unirte a Mi en la Santa Comunión, así también Yo deseo donarme entero a ti y en (214) recompensa de tu celo, descansa junto a Mi Corazón. En aquel instante mi espíritu se ha sumergido en su Ser, como una gota en el océano sin fondo, me sumerjo en Él como en mi único tesoro; de esta manera he aprendido que el Señor permite ciertas dificultades para su mayor gloria.

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