Dos años después de la muerte de Benedicto XVI, el Papa teólogo sigue siendo una figura de referencia en la Iglesia católica y más allá, gracias a su magisterio y discernimiento sobre la cultura moderna. Así lo subraya Juan Antonio Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid, en un artículo de opinión publicado en ABC.
Martínez Camino destaca que la figura de Joseph Ratzinger, fallecido el 31 de diciembre de 2022, permanece vigente por su capacidad de dialogar con la Modernidad y de ofrecer respuestas teológicas a sus desafíos. Según el obispo, la contribución de Benedicto XVI es comparable a la de los primeros padres de la Iglesia, quienes lograron cristianizar conceptos clave de la cultura grecorromana, como “persona” o “naturaleza”, y convertirlos en herramientas para la evangelización.
El obispo anuncia además la publicación de un nuevo libro titulado Benedicto XVI, padre de la Iglesia, doctor de la esperanza, que analiza cómo el Papa alemán abrió nuevos caminos para la evangelización en un Occidente cada vez más secularizado. Esta obra se suma a la reflexión ya iniciada por el pensador chileno Jaime Antúnez Aldunate en Benedicto XVI, el Papa de la Modernidad.
En este último libro, figuras como Rocco Butiglione y Carlos Peña coinciden en que Benedicto XVI no se limitó a criticar los excesos de la Modernidad, como el hedonismo o el racionalismo, sino que identificó en ellos oportunidades para tender puentes con la fe cristiana. Ofreció, por ejemplo, un horizonte de felicidad duradera frente a una visión limitada a placeres efímeros y un logos trascendente ante un pensamiento cerrado en su propia finitud.
Martínez Camino resalta cómo Benedicto XVI revisó profundamente conceptos modernos como libertad y esperanza, conectándolos con la Revelación en Jesucristo. Según el obispo, Ratzinger asumió las preguntas de la Modernidad y las elevó a una visión teológica más profunda, ofreciendo un mensaje de salvación y una libertad que no se autodestruye.
De cara al próximo Año Jubilar 2025, que girará en torno al lema de «la esperanza que no defrauda», Benedicto XVI emerge como un inspirador clave. Su crítica tanto al paganismo moderno como a un cristianismo acomplejado se combina con su capacidad de proponer una Modernidad reconciliada con sus mejores logros y abierta a una esperanza trascendente.
El artículo de Martínez Camino concluye destacando el papel de Benedicto XVI como un “profeta de esperanza”. En un tiempo marcado por las tensiones entre antropocentrismo radical y nihilismo, su magisterio sigue ofreciendo luz a una Modernidad que, aunque en crisis, aún puede encontrar en el cristianismo una vía de redención y plenitud.